Capítulo XIV - Ella es Salomé...

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Myriam llevó a Sofía y a Ofelia a la funeraria, aún no habían llevado el féretro de María Fernanda a la sala donde la velarían. Mientras esperaban, Ofelia solicitó diversos arreglos florales, y gestionaba los arreglos necesarios para sepultar a María Fernanda junto a la tumba de su hijo, tal y como ella lo había pedido en uno de esos "momentos tristes", donde recordaba que en cualquier momento podía morir.

En ese momento, llegó Soraya, en compañía de Mía. Soraya la abrazó con enorme cariño, Mía, por su parte, la saludó con naturalidad. A Ofelia se le hizo extraño que solo estuvieran ellas, no dudó en preguntar acerca de esto a Sofía, quien estaba de pie en toda la entrada de la sala velatoria.

¿Su familia se ha comunicado contigo?
Sí, su hermana viene en camino con su esposo, y sus padres llegan por la noche, hubo un problema con su vuelo. Le avisé a su amiga, no sabía si debía avisarle a Eva, aun así lo hice, dijo que haría lo posible por acercarse con su esposa si conseguían con quién dejar a "Alba". ¿Es una mascota? —Preguntó Sofía, algo confundida.
Es su hija. Es pequeña aún. —Respondió Ofelia.
¡Caramba!, no sabía. Menos mal que no dije eso por teléfono. —Dijo Sofía, riendo un poco.
Ellas fueron un poco herméticas con esto, Eva es demasiado maniática, de hecho, casi no vimos a Zoe durante el embarazo; una de esas veces, fue para lo del Baby Shower y eso porque Ofelia la convenció. Al final lo hicimos en el apartamento de Eva, porque no quería que Zoe saliera. —Recordaba Myriam.
Eva está loca... —Resopló Soraya. —Pobre niña cuando crezca, no la va a dejar respirar.
Lo dudo, ellas sufrieron mucho a causa del sometimiento de los padres de Zoe, así que no creo que vaya a ser así con su bebé, yo creo que fue por el tema de que Zoe era primeriza, y eso tiene sus riesgos. Ya cuando tengan el otro, será menos tenso todo. —Ofelia sonrió.
Ahí la traen. —Los ojos de Sofía se colmaron de lágrimas.

El féretro que contenía los restos de María Fernanda, fue colocado en el medio de la sala. Lo fijaron, destaparon la mitad superior y encendieron la luz perpetua. El grupo se quedó rezagado mientras Sofía se acercaba a verla.

Cuando escucharon a Sofía llorar, ambas parejas se conmovieron. Ofelia se aferró a Myriam, mientras que Soraya se acercó con Mía a consolar a Sofía.

Quedó bella, ¿cierto? —Decía Sofía, mientras tocaba con delicadeza el cristal que la separaba de su cuerpo. Grandes gotas, llanto puro, caían sobre él, sin importar cuánto se esforzara Sofía en enjugar sus lágrimas.

Mía y Soraya contemplaban a María Fernanda, y era inevitable para ellas recordarla en vida.

Me alegra haber tenido esa conversación con ella aquella vez, fue liberador. —Dijo Soraya.
Ya no sentirá dolor, es libre. —Las palabras de Mía eran sinceras, al igual que el gesto de tener su mano en el hombro de Sofía. A pesar de la historia que las unía de forma indirecta, no había rencores entre ambas.

Cuando decidieron sentarse, Myriam y Ofelia se acercaron a ver a María Fernanda, y en ese momento, llegaba Helena, en compañía de Dayana.

Helena se acercó a Sofía y la abrazó, Dayana hizo lo mismo, y luego saludaron al resto de los presentes. Myriam volteó, y sintió cierta tensión en el ambiente, tomó de la mano a Ofelia y la llevó a la cafetería.

Sofía, venimos en un momento. —Dijo Myriam.

Sofía asintió con la cabeza, mientras veía como se alejaban.

Myriam, ¿qué ocurre?
Qué va a ocurrir, que es distinto.
Te refieres a...
Sí... estoy segura de que algo pasó mientras no estuvimos con María Fernanda, porque la cara de Sofía era de culpa cuando fuimos a la clínica, Mía no está cómoda, y Helena... sí, abraza a su cuñada y todo, pero, lo primero que hizo cuando llegó fue ver a Mía.
¡Qué novela tan "mayamera"! —Dijo Ofelia, ajustando un poco su moño.
Cuando volvamos, alguien no va a estar, te lo puedo asegurar.
Helena.
¡Bingo!

Por tu amor [+18 explícito]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora