Traquila.

764 88 12
                                    

—Ah... mi cabeza...

Me puse de pie tocando una suave alfombra, esto es muy raro, yo nunca he usado una alfombra de este tipo y mi familia menos. Estire mi mano hasta a la mesa de noche que estaba junto a la cama, encendí la luz y mire la habitación. Era muy moderna y los colores que predominaban eran el blanco negro y morado, toda la habitación estaba decorada con esos tonos.

Bostece un poco y mire mi ropa, no era nada parecida a la que usaba habitualmente, un vestido negro con un cinturón dorado en la cintura, ¿y si... paso eso que leo a veces en las historias de wattpad? Donde la chica sufre un accidente y alguien la rescata... No, no, no, no, eso es imposible. Solo pasa en libros. Agite mi cabeza bruscamente buscando una explicación lógica a lo que pasaba. Camine a la puerta de la habitación pasando frente a un espejo de cuerpo completo, fugazmente pude verme y no parecía ser yo.

Lentamente retrocedí y me quede de pie frente al espejo, pero al mirarlo veía a mi cantante favorita, Ishara. Debe ser una mala broma, de seguro.

—Por favor, debe ser una broma... —mire hacia un lado poniendo mi mano sobre mi frente dejando la otra en mi cintura, cuando mire el reflejo del espejo estaba en la misma posición que yo. — ¿Pero qué...?

Comencé a bajar lentamente mi mano siguiendo los movimientos del espejo, fue un balde de agua fría cayendo sobre mí al notar que lo que hacía también se reflejaba en el espejo. Me acerque de golpe tomando mi cara, no puede ser.

— ¡Ahhhhh! —retrocedí de golpe llevando una mano a mi rostro, termine chocando contra un librero haciendo que los libros cayesen a un lado y sobre mí. — ¡Esto no es posible! ¡No lo es!

Mire alrededor notando un tocador. Corrí de inmediato hacia el sentando en la silla, entre todo el maquillaje busque algo con que limpiarme notando unas toallas desmaquillantes. Tome una y limpie mi rostro con insistencia. —Tiene que ser esto... por favor —luego de varios minutos limpiando lo único que cambio fue que la sombra de ojos, labial, delineado y rubor desapareciera.

—No... no... ¡No! ¡NO! 

En ese omento la poca cordura que mantenía se rompió. Comencé a llorar desconsoladamente, puso mis brazos sobre el tocador y después deje caer mi rostro sobre ellos, estaba... confusa, no sabía qué hacer. Si no estaba en mi cuerpo, quería decir que había muerto. Había leído sobre la reencarnación gracias a mi mejor amiga, pero se suponía que se reencarnaba siendo un bebé. Pero estaba en el cuerpo de la cantante más famosa del momento, representante del pop francés, y ahora yo estaba en su lugar. ¿Qué iba a hacer?

—Esto es imposible... —dije entre sollozos. Levante la cara mirándome al espejo. Limpie mis lágrimas débilmente, llorar no arreglaría nada ¿pero que más podía hacer? Mire mi reflejo de nuevo, y note algo extraño. Mis ojos, bueno, sus ojos ahora míos, eran iguales a los de mi cuerpo, claros, aunque sé muy bien que los ojos de Ishara son oscuros, abrí uno de mis ojos y acerque mis dedos, lo más seguro es que fuesen lentillas pero cuando mi dedo hizo contacto con el ojo note que no. — ¡Auch! —cerré mi ojo de inmediato poniendo mis manos sobre él. Lo restregué con mi mano y acerque mi rostro al espejo.

—Supongo que tendré que tomar su lugar... pero no soy como ella...

Escuche un celular sonar en la habitación. Me puse de pie y comencé a buscarlo hasta encontrarlo sobre la cama, estaban llamando, el contacto decía "Hermanito", debía ser el hermano de Ishara, Ángel. Algo nerviosa conteste.

— ¿Hola?

—Hola Isha, lamento no haber llegado hoy a tiempo para tu cumpleaños. El vuelo se canceló debido a que el avión se descompuso, no llegare a París hasta mañana temprano...

—N-no te preocupes Ángel, mañana haremos algo juntos... —mi voz sonaba temblorosa, intentaba sonar lo más convincente posible, pero no era ella.

— ¿Haz estado llorando?

Me congele de inmediato, ¿Cómo lo había echo? En las redes sociales se veía lo cercanos que eran, pero no tanto, las llamadas alteran la voz de la gente y aun así lo supo.

—N-no... solo estuve practicando un poco y creo que forcé mi voz.

—Tienes pronto una gira, recuerda que tu voz debe estar intacta... —se detuvo un momento. —Tú debes estar intacta...

—Gracias por preocuparte — ¡Una gira! ¡Esa era la sorpresa que anuncio en su Instagram!

—Por cierto, te presentare a mi novio al llegar, viaja conmigo, pero ayúdame con mamá. Tú me apoyaras con la farsa de que es un amigo de la universidad.

—Claro, sabes que estoy para ti — ¡Es gay! Demasiada información para procesar. 

[ . . . ]

Bi, bi, bi, bi, bi.

—Ah... —moví levemente mi mano despertando de un profundo sueño, ¿Qué es ese asqueroso sonido? Salí de las sabanas y mire una de las mesas de noche, era un despertador, de inmediato y deje caer mi cara en la almohada.

Finalmente me levanto bostezando bastante, había pasado gran parte de la noche leyendo y ensañando las canciones de la gira de Ishara. Si iba a tomar su lugar, iba a hacerlo bien, por el resto de álbumes, me los sabia al derecho y al revés. Llegue al espejo y me mire de frente, y mis ojos ya eran marrones.

— ¿Qué? —restregué mis ojos y me mire de nuevo, tal vez era por el sueño pero no, eran marrones, me pregunto si puedo cambiarlos de color a mi voluntad, sería demasiado guay. 

Suspire, salió de la habitación y mire alrededor, no sabía dónde estaba cada cosa, camine por un pasillo hasta llegar a un cruce y llegar a otro, pero este seguía recto a las escaleras. Las baje hasta estar en la sala, muy linda y moderna.

Mire a los lados notando dos entradas, mi estamos gruñe, agh, tengo hambre, hora de buscar la cocina. Camine a una de las entradas y abrí la puerta de dos partes, era un salón con un piano y una guitarra, quizá aquí es donde Ishara practicaba. Cerré las puertas en silencio y camine a la otra entrada notando que era la cocina, camine tranquilamente de frente hasta el refrigerador y lo abrí buscando algo que tomar. Finalmente encontré un juego de naranja.

—Buenos días, princesa.

De inmediato saque la cara del refrigerador girando la vista hasta las encimaras y las islas, había una mucama y también estaba "mi madre".

—Hola... mamá —sonreí algo forzada. 

Dolor reencarnado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora