Hermanita.

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—Hola linda, ¿vas a desayunar?

—Sí, gracias —la he mirado con bastante cuidado, era como en los reportajes de internet, linda, educada, con una vestimenta muy sofisticada. Camine hasta la isla de la cocina y me senté en uno de los taburetes.

—Bien. Mia, sírvele el desayuno a Isha —camine a uno de los gabinetes y saco un vaso, lo dejo frente a mí y sirvió del jugo que había tomado. La mucama me puso en frente un plato de panqueque es cual comencé a devorar de inmediato. —Por cierto hija, tu manager llamo esta mañana.

— Ah... ¿y que dijo? —lleve un bocado a mi boca después de hablar.

—Renuncio —soltó de golpe. Casi me atraganto cuando dijo eso. Comencé a toser desesperadamente mientras ella me veía bastante seria.

— ¿Qué? —la mire escéptica, suficiente tenía con fingir ser Ishara, ahora también necesitaba encontrar otro manager.

—Renuncio, hija. No sé qué sucedió para llegar a eso, sabía que las cosas con él se estaban yendo al caño y era un rollo total, pero como todas estas noticias pasan volando en esta industria, ya hay quienes llamaron para representarte...

—Ohm... tú decide quién es el mejor perfil. Pero nada de ancianos, narcisistas, controladores o presumidos... —ahora estaba poniendo mis preferencias sobre la personalidad de Ishara y era genial poder hacerlo.

—He, tranquila. Es un manager no un novio —reí ante su comentario al igual que ella. Después mire el periódico sobre la mesa. En la primera página estaba la noticia de mi muerte. Lo tome y comencé a leer.

—Es muy desafortunado...

—Si... —en el reportaje no decía nada sobre el conductor del auto, al parecer se había fugado y tampoco nada sobre las chicas. Las cámaras de seguridad de la calle habían captado cuando fui empujada a la calle pero la oscuridad que daban los árboles y edificios no clarificaba la imagen de ninguna, estaban libres, sabiendo lo que habían hecho, el conductor del auto no tenía culpa, los semáforos estaban en verde así que la velocidad a la que iba era legal. Pero ellas... tenían que pagar, tenían que ir a la cárcel, tenían que sufrir igual o peor que yo. Y entonces, una idea a llego a mi mente. —Mamá.

— ¿Si, hija? —me miro mientras secaba los platos recién lavados.

—Quiero estudiar en el instituto París.

Tanto mi madre como la mucama me miraron sumamente sorprendidas, pero ese instituto era donde estudiaba antes y las chicas, con mi nueva vida podía ajustar cuentas y de ser posible probar su culpabilidad.

— ¿Y eso...?

—Represento a la juventud parisina, quiero estar en un ambiente igual al de mis fans. Mejoraría mi imagen y también la de mi nuevo mensaje, No al acoso escolar. Y si te lo preguntas, es un buen instituto... 

—No lo sé hija... ¿No... sería difícil por lo de ser una cantante?

—No entiendo que tiene de complicado eso... —la mire con una gran sonrisa, quería que cediera, necesitaba que lo hiciera.

—Sus giras, señorita. Además cuando tiene que grabar vídeos o canciones pierde la mitad de su día en ello... —Mia finalmente había dicho, quizá solo era callada.

—Mia tiene razón ¿no estas mejor con la escuela a distancia?

—No, quiero hacerlo. Me permitirá crecer como persona, tener mas amigos, llevar una vida casi normal, blah blah blah... —la mire a los ojos con firmeza, sonriendo angelicalmente para ella.

— ¿No desistirás cierto?

—No —negué rápidamente con la cabeza.

—Está bien... el lunes por la mañana iremos a dejar tus papeles y si es posible empezaras a estudiar desde esa fecha.

— ¡Gracias, mamá! —me puse de pie y fui hasta a ella para abrazarla, correspondió a mi abrazo acariciando mi espalda de forma maternal, es tan cálido. 

[ . . . ]

Era lunes por la mañana, como mamá había prometido iríamos al instituto París para poder inscribirme. Estaba sentada frente al tocador terminando de maquillarme, a pesar de que no lo hacía en mi otra vida tener una madre estilista estaba dando sus fruto. Por ultimo tome un labial de un color que me encanta para el maquillaje, rojo. Lo pase por mis labios y al terminar mire el resultado satisfecha, sonreí siniestramente imaginando que cara pondrían las chicas al verme, sobre todo Katherine.

Me puse de pie y camine hasta mi armario tomando una chaqueta negra de cuero, y una pañoleta de color blanca con decorado de flores, la cual me puse alrededor de mi rostro tal cual como una chica árabe, luego unos lentes de sol negros. Según mamá era demasiado arriesgado ir en el camino descubierta, no quería ver los chismes correr, ambas estábamos conscientes de que mi nuevo lugar de estudio se haría público, pero quería un poco de tiempo para arreglar todo lo necesario. Después escuche como tocaron la puerta.

—Pase... —dije terminando de prepararme, mirándome frene el espejo.

—Vaya hermanita, te ves bien... incluso diría que de verdad pareces una musulmana como mamá... —Ángel rio sarcásticamente mientras me miraba a mis espaldas, podía ver su rostro por el reflejo del espejo.

—Cállate... no es un sueño tener que ir vestida así...

—Es por tu propio bien... —me di la vuelta mirándolo con una ceja arqueada, poniendo una mano sobre mi cintura. —Está bien, tal vez mamá es un poco paranoica...

— ¿Un poco? —pregunte entre risas, tome mi bolso y le hice una seña a Ángel para salir.

—Sí, y... creo que estudiare contigo... —Espera... ¿Qué? De inmediato me di la vuelta poniendo una de mis manos en su pecho para que se detuviera.

—Espera... tú no puedes estudiar conmigo. Tu... tiene tu vida hecha en Italia...

—Tal vez. Pero ahora mi hermanita tiene 17 años, está en segundo año de preparatoria y... te quiero. 

—O... porque tu novio se mudara a París con su padre... —sonreí de forma segura mirándolo a los ojos, desvió mi mirada, eso era una señal de que tenía razón.

Reísuavemente y salí de mi habitación y baje las escaleras yendo hasta la sala,donde mamá ya me esperaba con alguien que yo no conocía.    

Dolor reencarnado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora