Capítulo Cuarenta y Tres

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Sentí como la respiración de Finn se alejó de mi cuello y como el alma se me desplomaba al piso. ¿Sadie habrá visto...? El silencio me hizo pensar infinidad de cosas.

—Esto sí es que está oscuro —dijo y luego las luces se encendieron de nuevo.

Estaba de espaldas a la escena, pero Sadie no parecía nada sorprendida, molesta o daba alguna señal típica de una persona que se sintiera engañada. Me giré, la vi en la entrada con la mirada puesta en mi y sus ojos grandes maravillada por mi vestido. Luego divisé a Finn, quien también me miraba absorto, como si estuviese fascinado y... a un metro de distancia de mi.

Me preguntaba como podía alejarse tan rápido sin que alguien lo notara tan cerca siquiera.

—Te ves hermosa, Millie —me dijo Sadie.

—Gracias —musité, con la voz temblorosa que salió de mí.

—Démonos prisa —me instó, haciendo también un gesto con la mano para que saliera por la puerta—. Vamos, amor —le dijo a Finn.

Tomé mi abrigo y no le dirigí siquiera una mirada a Finn en el camino, o mejor dicho, una mirada que él notara. ¿Qué demonios había ocurrido hace unos instantes? Hubo un acercamiento demasiado... demasiado... lo que sea. A fin de cuentas, había sido demasiado para mí.

¿Es que él no se daba cuenta de lo que me hacía? Y cuando lo hacía, ¿no pensaba en Sadie? Esto estaba sobrepasando los límites, Finn no era un patán, no sé porque se comportaba como uno.

Especulé durante los cuarenta y tantos minutos que se había tomado el viaje hasta la dirección que Sadie tenía anotada en letra manuscrita en un papel doblado en cuatro.

—Aquí es —dijo, Finn.

Dirigí mi vista a través de la ventana de la Hybrid, en donde un hermoso jardín se expandía glorioso en el exterior de aquel salón de eventos. Del cual vislumbraban sus luces, reflejándose en los cristales de los grandísimos vitrales de la casa.

Bajamos de la camioneta después de que Finn la estacionara en el aparcamiento del jardín. Miré maravillada todo a mi alrededor, vaya celebración para un cumpleaños.

El pavoroso vestido y los tacos altos en color plata me dificultaron un poco el andar, no estaba muy acostumbrada a esto.

Sadie tomó del brazo a Finn y por el otro lado, me tomó a mi también; y juntos nos encaminó hacia el interior de la casa.

Me quedé sorprendida cuando divise la decoración, si afuera era hermoso, cuanto más adentro.

Del techo colgaban candiles enormes, hechos de cristal y pedrería, que reflejaban poderosamente la luz y la proyectaban en miles de colores danzantes. Las paredes, adornadas con pinturas de algún artista italiano, lucían acogedoras con ese color perla que las coloreaba. El suelo era blanco, de piso que jamás había visto. El lugar era grandísimo y gente vestida de lo más elegante parloteaba en pequeños grupos formados por tres o cuatro personas con copas de cristal conteniendo vino; mientras que la música de fondo eran hermosas melodías a piano.

—Wow —musité, sorprendida.

—Es... grande —concordó Finn, viendo también los enormes candiles del lugar.

—Sadie, il mio diamante! —la voz ronca de un señor nos hizo voltear a verle.

Era un sujeto de aspecto opulento, alto y su cabello peinado atrás, lucía algunas cuantas canas esparcidas entre el gris.

—Signor Vittore, buon compleanno! —dijo Sadie, expandiendo su sonrisa al hombre.

—Sono contento che sei venuto —dijo él y luego nos miró a mi y a Finn.

—Grazie por avermi, per me è stato un piacere. VogTomo introdurre il mio fidanzato Giuseppe, e il mio migliore amico Millie —contestó Sadie y luego se nos acercó más.

—E 'u piacere incontrarli —nos saludó y como yo no entendía nada, sólo sonreí —Sadie —dijo, volviéndose a ésta —vieni qui. Ci sono alcuni progetti che ho voglia di parlare —la tomó de la espalda y la llevó entre la multitud, hablando con ella.

Finn y yo nos quedamos parados allí, solos. Al comprender eso, mi corazón comenzó a latir frenéticamente.

—¿A dónde va? —le pregunté, perdiendo de vista a Sadie.

Se encogió de hombros.

—Con su jefe, no sé —dijo, como si nada —¿Quieres algo de beber? —me miró.

—Me gustaría, gracias —le sonreí, tímida.

No sabía si quedarme con él a solas era buena idea; después de lo que acaba de pasar, no, sin duda no lo era.

—Está bien, siéntate allá —me señaló una mesa con sillas disponibles —Yo te lo llevo.

—Gracias —me di vuelta, pero luego me giré de nuevo —¡Finn! —pronuncié y él se giró a mirarme —Sin...

—Alcohol, ya sé —sonrió y luego continuó caminando entre la multitud con tremenda elegancia.

Suspiré y me fui a donde él me había dicho, me senté, un poco cohibida y luego me quité el abrigo, ya que la temperatura del interior era mucho más cálida que la de afuera. Miré a Finn en la barra y al instante desvíe la vista. Podía sentir el amor que le tenía, creciendo dentro de mí, como si fuese la luz de la aurora, que va de aumento hasta que el día es perfecto. Volví a mirarle, aunque no quisiera. Él era tan bello, tan elegante, tan perfecto. Frustrada aparté la mirada de nuevo, recordando lo que había sucedido hace unos minutos. Aquello debía tener una explicación lógica, él no podía sentir lo mismo que yo, ¿verdad? Volví a posar mis ojos en su figura, dándome cuenta de que cada esfuerzo por no mirarlo, se convertía en un fracaso inmediato; era como si me tapara los ojos con las manos pero alcanzara a ver a través del espacio entre los dedos. Suspire y obligué a mi vista a posarse en otra cosa.

Divisé a mi lado izquierdo como las paredes danzaban con vals la música a piano y me perdí por un momento en su baile.

—Aquí tienes —la voz de Finn me hizo volver a mirarle, una vez más; me ofrecía una copa con algún líquido verdoso y transparente.

Lo tomé y lo revisé, vacilante.

—Es agua de limón —río—. Sin alcohol.

—Gracias —dije, aliviada y luego le di un sorbo.

—¿Quieres bailar? —su voz de terciopelo chispeaba de entusiasmo.

—Eem... pero, ¿y Sadie? —balbuceé.

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Disfruten. Se viene un caos tremendo que no les gustará en lo absoluto :)

Como me han pedido otra adaptación Fillie ya tengo elegida la historia, en instagram di el nombre de la historia, si es que quieren saber. Planeo publicarla a mediados de diciembre que es cuando calculo terminar está historia. Instagram sadsmendes.

En la semana trataré de actualizar aunque si no lo hago el viernes y sábado sin falta.

Espero que les guste.

Sin más arios, arios.

𝐄𝐥 𝐦𝐚𝐧𝐮𝐚𝐥 𝐝𝐞 𝐥𝐨 𝐩𝐫𝐨𝐡𝐢𝐛𝐢𝐝𝐨 | Fillie | PausadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora