☄️; roba porciones martiuski

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m a r i a
────「 ♪ 」────

- ¿Crees que vendrá? - Marta me mira por encima de la taza. Ella se va ahora a clase y yo a poner una lavadora. Ella llega tarde a lo suyo.

Se limpia el labio con la sudadera y de un salto se levanta de la silla. Mientras camina hacia el perchero me contesta que, si me refiero a la chica del otro día, seguramente sí.

- ¿Has visto mi carpeta? La azul oscuro. - niego con la cabeza y me meto una cucharada de cereales en la boca - Mierda. Ahí tenía mi cuaderno.

Trago. Marta se pone el abrigo y se echa la mochila a los hombros. Me habla de que hoy tiene una exposición importante y que tenía una chuleta en la carpeta. Antes de volver a atacar la taza llena de arroz inflado con sabor a chocolate, le digo que si se lo sabe no va a necesitar la chuleta. Me mira temerosa, pero me acaba dando la razón. Abre la puerta para irse ya de ya.

- ¡Suerte guapísima! - le grito al oír el sonido de la puerta cerrándose.

Puff... A mi me toca hacer cosas de la casa. Antes de ir a trabajar tengo que recoger mi habitación, el salón y la cocina, por suerte, la casa es pequeña. Mientras mastico pienso en la locura de la chica que se olvidó el paraguas, Pablo me llamará loca cuando se lo cuente. Podría haberla dejado a su suerte, pero llovía mucho para que se volviera andando. Aunque a lo mejor se habría cogido un bus... bueno, aún así, la parada más cercana a la cafetería en la que pasen buses que vayan a su zona está a cinco minutos, y con la que estaba cayendo la tal Sabela llegaba encharcada. Me bebo lo que me queda de leche y me levanto para dejar la taza en el fregadero. Ya han pasado unos días y no ha vuelto a aparecer por la cafetería.

- Mierda. - susurro al ver que la pila está llena. La lista de tareas empieza a engordar muchísimo. - A ver, lavas esto y luego recoges el cuarto. Vas al baño y metes la ropa sucia en la lavadora y luego recoges el salón y limpias la cocina. Tampoco es tanto. Tú puedes María.

Empiezo sin distraerme, cuando llegue Marta quiero invitarla a comida basura. Lo que tiene haber cobrado. Le hará mucha ilusión, me apuesto la vida.

{ ☄️}


Me siento en el sofá mirando las dos cajas de pizza que he pedido para comer (seguramente sobre algo para cenar y con suerte para desayunar mañana). Se oye la puerta del portal cerrarse, le rezo a todos los dioses para que sea Marta ya que después del trabajazo que he hecho con la casa me muero de hambre. Suena como alguien mete la llave en el cerrojo de la puerta, he sido bendecida. Mi amiga abre la puerta y la cierra sin mirarme ni a mi, ni a la mesa. Empieza a hablar sobre un tal Paco de su clase que se ha caído al hacer no sé qué.

- ¡María! - grita nada más darse cuenta que sobre la mesa están las cajas de pizza. Suelta de golpe sus cosas y las deja en el sillón que está casi al lado de la puerta, se quita el abrigo más rápido de lo que se lo puso esta mañana. Se sienta a mi lado y le cedo los honores de abrir las dos cajas. - El cielo.

He pedido una barbacoa y una cuatro quesos. Sin querer, hemos colocado las cajas del revés, y cuando ambas atacamos nuestras pizzas chocamos. Nos miramos antes de dar el primer mordisco. Marta pone los ojos en blanco al saborear el queso.

- ¿Cómo te ha salido? He encontrado tu carpeta mientras arreglaba el desastre en el que vivimos. - Marta se ríe.

- Bueno tan mal no me ha salido, pero madre mía.

Me cuenta todo su día, desde que llegó casi sin aire a la uni hasta la caída que me había spoileado cuando entraba por la puerta.

Marta es lo mejor del mundo. Nos conocimos cuando ella estaba en su primer año de universidad, en una fiesta. Nos presentó una tal Alba, a saber qué será de ella. Yo creía que ambas íbamos pedo, pero ahora, sabiendo cómo es Marta, no lo tengo muy claro. Luego nos hicimos medio amigas hasta acabar siendo compañeras de piso. La magia de la cerveza.

- Y bueno, eso. - se vuelve a sentar en el sofá después del último ataque de risa.- ¿Has hablado con Pablo? Me ha llamado para saber si estábamos juntas, que quería decirte algo y no contestabas.

- Mierda. Apagué el móvil para no desconcentrarme de todo lo que tenía que hacer. Ahora le llamo.

Me levanto del sofá, dejando la porción de pizza que me estaba comiendo en la caja y a Marta bebiendo de su refresco. Voy a la cocina, donde debería estar el móvil encima de la barra. Exactamente, Pablo me había llamado dos veces. Busco su contacto y le marco. Ay, que intriga me da este señor. Se oyen los pitiditos de las narices y, al fin, me lo coge.

- Hummm ¿hola? - parece cansado, miro el reloj, le he debido despertar de la siesta. Debería darme prisa, porque me tengo que ir a la cafetería en nada.

- Hola, soy yo, Mari. Que Marta me ha dicho que me has llamado. Lo siento, lo tenía apagado. - se oye como se recoloca y bosteza.

- Ya, bueno, no pasa nada. Quería decirte que a la salida del trabajo te recojo, pero no sabía si en tu casa o en la cafetería.

Me quedo pensativa. Supongo que será una sorpresa, porque no creo que me vaya a decir nada del porqué me recoge. Puede ser o una cita sorpresa de esas que le molan o que Helena le ha dicho que hay fiesta.

- En el trabajo mejor. Me da a mi que si te pregunto qué preten... - me cuelga - ...des me colgarás.

Sonrío. ¡Ay, me da mucha intriga! Sobre todo si es una cita sorpresa. Bueno, de inesperado nada, lo más probable sería que fuéramos a la bolera de Majada, pero el factor sorpresa está en que puede ser en cualquier momento.

- Martiuski, a lo mejor hay fiesta. Estate atenta al Wass por si es definitivo. - me asiente con la cabeza, finjo que no he visto que se está comiendo la porción de pizza que dejé semi-abandonada en el salón - Bueno, me voy cambiar que en nada me voy.

Me lanza un beso y yo lo atrapo.

¿Vendrá?

cuatro cafés y un bollo {ot2018}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora