m a r t a
────「 ♪ 」───Suena el timbre y voy como un rayo a la puerta. Quiero ver la cara de los que lleguen cuando vean el trajecito que se ha puesto Helena. Paso justo al lado de Julia y su novio, que debe estar flipando con el ambiente tan raro, seguro que para la quinta fiesta ya se acostumbra.
- ¡María! - la llamo, llevamos toda la noche así, llamándonos la una a la otra cuando llega alguien nuevo.
Mi amiga se separa de Pablo y corre conmigo a la puerta. Helena está apunto de abrir, con su vaso de cerveza en la mano y gritando "hola". María y yo nos miramos, expectantes. Y justo ante nosotras aparecen unas chavalas que no había visto en mi vida, pero María se queda helada a mi lado.
- Sabela es la última vez que te acompaño a algún lado. - dice una chica guapísima al lado de, supongo, Sabela.
Sin reparar mucho en el disfraz de conejita de Playboy que ha decidido llevar Hl, la chica pasa por el hueco que hay entre mi amiga y la puerta. Y al notar el roce, Helena se aparta abriendo paso a Sabela, que sonríe a María.
- ¡Hola! - nos saluda, o, bueno, la saluda.
María le devuelve la sonrisa y le da un abrazo, estoy bastante segura de que algo pasa entre ellas, al menos por parte de mi amiga. Eso no puede evitar afectarme a mi, porque me da pena Pablo si mis sospechas son ciertas. M se lleva a Sabela por toda la casa, describiendo todo lo que ve.
- Julia tragándose a Xavi, Noelia y Miki haciendo porras... Hostia hostia, Sabela esta es Nat. - sonrío, si mis suposiciones son ciertas pasarían muchas cosas, pero al menos Sabela parece buena gente - ¡Sabela te tengo que presentar a Pablo!
Mi amiga la arrastra hasta la cocina, donde Pablo estará bebiendo tan tranquilo. Se oye un grito de emoción, y miro a dónde creía que seguía Helena, sonriendo, pero ya se había ido de la entrada. Hago lo mismo y me dirijo a la cocina, para presentarme a Sabela.
María me mira, está felicisima, y aunque cualquiera que la vea pueda pensar que es por el alcohol, yo sé que ha sido ver a Sabela. Y puede que Pablo también se haya dado cuenta, porque mira a Sabela con un cariño especial, como cuando me conoció a mi.
– ¡Sabela, esta es Marta! – ahora tira de mí para que me acerque al grupito. – Es mi compañera de piso, mi amiga, mi hermana, mi ángel de la guarda y mi monologuista personal. Por lo ultimo debería pagarle.
La castaña me sonríe y me dedica un encantada, Pablo y yo nos miramos. Lo más sorprendente de todo esto es que María y Sabela se hayan acabado llevado bien.
– Ahora me toca a mí presentarte a mi amiga. En nada vuelvo.
Dicho eso, sale disparada por la puerta. Supongo que a buscar a la chica con la que llegó. Los tres vemos cómo se marcha, y cuando ya no hay rastro de sus pisadas, mi amiga suspira y nos mira a nosotros. Nos pregunta que qué nos parece su nueva amiga, que aunque parece muy formal es una cachonda.
– Es pechá de guapa. – le digo, a lo que Pablo asiente dándome la razón.
– Ya, hoy no lleva los labios rojos, pero qué os asegure Julia lo guapa que es con los labios rojos.
Oímos como dos personas medio discuten en la puerta. Una de ellas es Sabela, se la reconoce bastante bien, y a la otra le está saliendo un acento gallego muy marcado, quejándose de tener que hablar con no-sé-quién. Seguramente nosotros.
María y Pablo se sincronizan para aguantarse la risa, mi amiga le da toques en el brazo, emocionada. Al final, por la puerta aparecen las dueñas de las voces. Sabela sonríe amable, es súper adorable, y detrás de ella nos encontramos a la personificación de la belleza. No tardo en reconocerla, y me pego mentalmente por no haberlo hecho antes, en la entrada del piso de Helena.
– Ella es... – empieza Sabela.
– Miriam Rodríguez. – estoy impactadisima, esta chavala es medio famosa.
Rueda los ojos y asiente, admitiendo que es esa. Parece estar hasta el coño de todo. Mientras Sabela se la presenta mejor a María, nosotros tres nos quedamos callados. Pablo me da un tirón a la chaqueta vaquera, lo interpreto como un "vámonos", pero no puedo evitar seguir analizando a la chica que aparece en los anuncios del metro.
Lleva un top de encaje negro, y una americana por encima. Sus botas negras m flipan. Mi amigo pone una excusa rápida mientras decido que pienso de Miriam para salir de allí, no entiendo por qué quiere marcharse pero no lo proceso hasta que no estamos en el salón, sentados en el sofá viendo como Miki, Helena y Natalia se marcan un trío.
Cantan una canción típica de radio 3 que conocerán tres gatos. Bueno, claro, ellos son los tres gatos.
{☄️}
Esto ya se ha ido de madre, pero quiero quedarme hasta el final para saber qué más dramas ocurren. Hasta ahora, Natalia se fue a su casa con una chica que no conocía nadie y Helena y Miki aún se han desecho juntos en el sofá, cosa que es un record. Julia y Xavi discutieron por culpa de Natalia, que le dio un beso en coña a Julia.......... Pero al chaval no le gustó un pelo. Miriam, la amiga de Sabela, se fue a los 45 minutos de haber llegado, un poco hasta los huevos de todos.
– Hola. – me saluda la amiga de María justo cuando pensaba en ella. Se sienta a mi lado en el escalón de la pequeña escalera antes de la habitación de Hl.
Le devuelvo el saludo con la mano y una pequeña sonrisa. Estoy impresionada, porque como yo, sigue sobria, aunque lleva en la mano un vaso de cerveza. Si nos encontramos hace justo un año, yo ya estaría en la baño vomitando, pero por suerte decidí dejar de beber en las fiestas de Helena. Por recordar lo que ocurre, básicamente.
– Me debería haber ido hace mucho.
La miro, ella tiene los ojos fijos en el suelo.
– No digas eso, que hayas venido ha sido súper guay. Tu amiga no parece acostumbrada al ambiente indie de esta casa, porque se fue hasta las narices de todo.
Se ríe. Menos mal que he arreglado mi discurso a tiempo, porque por poco suelto que su presencia ha alegrado muchísimo a María. Y si, repito, es verdad que a María le gusta, me habría matado.
Cuando me voy a levantar para beber agua, Sabela me agarra la muñeca y tira de mí hasta ella. Y me besa.
– ¡¿¡Qué coño!?!
Me aparto rápido de ella, sorprendidisima de su acción. Pero ella se empieza a reír.
– No soy tan aburrida como te habrá dicho María. Era una broma, por tener drama, que somos las únicas que no han montando nada.
Dicho eso, se levanta ella y va de nuevo hasta el salón. Dónde supongo que María y Pablo están durmiendo. Voy con ella, y para prevenir que despierte a cualquier loco con resaca, le propongo ir a dar una vuelta.
– María quiere que seáis amigas regulares, que menos que conocernos tú y yo. – le digo para convencerla.
Me sonríe y asiente.
– Vale, podemos ir a desayunar a algún lado.
– O a mi casa, te invito a un café 'made by Martuka'. Existo.
Se ríe, y al segundo, se tapa la boca para no despertar a nadie. Asiente y emprendemos camino hasta la puerta, yo no llevo abrigo, pero ella agarra uno rojo del perchero de la entrada y abre la puerta con cuidado.
– ¿En serio María quiere ser mi amiga? – susurra cuando hemos salido a la calle, dejando los tres pisos de escaleras y el portal a la espalda.
Reprimo una sonrisita. Creo que llevo razón, y no puedo evitar querer tener razón... pero, joder, Pablo.
ESTÁS LEYENDO
cuatro cafés y un bollo {ot2018}
Fanfiction- Otro café, por favor. - Llevas cuatro. Afuera llovía muchísimo. Y menos mal que llovía, porque sino, yo no te estaría contando esta historia. ☄️; estrella galicia