Capítulo 2

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Alba's POV:

Al ver a quien entraba por la puerta me quedé en shock, no conocía de nada a quiénes entraban por esta, pero... madre mía que gente.

Entró una rubia delgada con muchísimo rollo, bastante guapa, detrás iba un chico con los ojos achinados y una sonrisa muy bonita, a este le seguía un chico muy alto y moreno con unos hoyuelos muy marcados y detrás de ellos venían dos chicas, ambas morenas, una con la tez morena y la piel de la otra chica era muy clara, tenía el pelo corto negro y éste se veía precioso, brillaba muchísimo, en ese grupo definitivamente nadie se quedaba atrás, pero esa chica era demasiado.

Se sentaron todos en la parte de atrás de la clase, parecía que los sitios estaban reservados para ellos.

La chica morena puso sus pies encima del pupitre, tenía al lado a la chica rubia, las doña rollo estaban juntas, como no.

- Alba... ¿Qué miras? - preguntó Marta riéndose.

- Nada... - dije mientras me daba la vuelta para dirigir mi mirada a ella.

- ajá... - se me quedó mirando asintiendo de manera irónica.

- ¿Qué? - no me podía creer que me conociera así para haber estado tan poco conmigo.

- Que se te ve a la legua ¿no eres hetero, no? - Vaya, era muy obvio.

- A ver... hetero no, la verdad - ella asentía.

- ¿Eres bi? - había dado en el clavo y yo asentí ante su deducción.

- S-sí - nunca lo había dicho por el miedo al rechazo, pero Marta no parecía ese tipo de persona, así que se lo dije sin dudarlo.

- Tranquila, yo a veces lo dudo, pero bueno, en ellos - señaló con la cabeza al final de la clase, donde se encontraban todos los chicos de antes - tienen crush muchos de aquí, pero Vaya, que es normal.

- Entonces no es que yo sea especial ¿no? Todo el mundo alucina con ellos - Marta asintió. - ¿y ellos tienen a alguien en sus vidas? - se quedó pensativa unos segundos.

- Son más de ir de rollo en rollo, de hecho se han liado con algunos de los que hay aquí - miró por la clase a toda la gente que se encontraba en esta.

- ¿Con todos? - se quedó un rato en silencio.

- Digámos que con muchos... - se rió y yo me reí detrás, Marta era muy expresiva y me hacía muchísima gracia.

Noté como una mirada se clavó en mí nuca, me dí la vuelta para ver de quien se trataba, me encontré con el chico de los ojos achinados mirándome fijamente, este se humedeció los labios y me sonrío.

Yo sonreí de vuelta, pero fue algo así como isntintivo.

- ¿Le has sonreído? - Marta no se creía el gesto que acababa de hacer.

- Sí ¿no? - ella río.

- No te quita la mirada de encima eh - miró de reojo al chico.

- Si te llevas mal con el grupo yo... - ella me interrumpió.

- No soy con la que peor se llevan, pero es verdad que tampoco son muy amables - al acabar ella yo no dudé en tomar la palabra.

- No parecen mala gente - ella negó.

- No son como tú Alba - No entendía nada de lo que me estaba diciendo.

- ¿Por qué no son iguales que yo? - esperaba que la morena me diera una explicación.

- Por qué son vampiros Bella, ellos son los Cullen, son fríos como la nieve, gélidos como el hiel... - le golpeé en el hombro, estaba imitando a crepúsculo, pero de marca blanca, las tonterías de Marta.

- Dímelo en serio idiota - ella asintió y volvió a hablar.

- Básicamente es por que no sienten pena por nadie excepto por ellos, no les importa nadie, y adoran joder a los más débiles, por ello, nunca te muestres así, podemos defenderte, pero no salvarte el culo - tragué saliva, ahora sí que tenía algo de miedo, quizás si fueran vampiros me cagaría menos, después de lo que acababa de decir Marta.

Entró la profesora de historia, estaba loca, venía con cuatro bolsos, en cada bolso había como mil millones de bolis y de material escolar, era impresionante, le llamaban la Mary Poppins o doraemon, depende de cómo les diera, la verdad es que eran originales.

La clase acabó y cuando la profesora desalojó la clase noté como alguien tocó levemente mi hombro.

Al darme la vuelta pude ver al chico de los ojos achinados con una sonrisa detrás mía.

- Encantado, Soy Damion, tú eres... - me dió pie a que dijera mi nombre.

- Soy Alba - sonreí para parecer más segura y sociable.

- Bonito nombre - cogió una silla y se sentó a mi lado - parece mentira ver una cara nueva, has renovado la clase - Damion sonrío y yo también lo hice.

- ¿Tú no eres de aquí, no? Lo digo por tu nombre y eso... - él habló.

- No, no soy de aquí a decir verdad, Soy de Tenerife ¿Tú si eres de aquí? - yo negué.

- Soy de Elche, en Alicante - el sonrío.

- Me gustaría ir a Alicante, tiene pinta de ser precioso, y si hay más personas como tú, no tardaré en ir, eso está claro - me sonrojé ligeramente, iba a responder, pero alguien puso su mano en el hombro de Damion haciéndole darse la vuelta para mirarle.

- Venga Terminator, que empieza la siguiente clase - era la chica morena, no pude quedarme mirándola y aparté la mirada, si seguía mirándola iba a ser muy evidente.

- ¿No te presentas? - le dijo Damion a la chica.

Esta me miró de arriba a abajo y respondió seca.

- Hola, supongo - se dió la vuelta y se fue dejándome con una sonrisa en la cara, la cual se fue, ya que ella no era como ña imaginé, Damion era buen chico, al menos él sí lo era.

- Pues... hasta luego Alba - dijo el chico yéndose a su sitio junto al moreno de los hoyuelos.

Dimos la tercera hora de clase, tocaba matemáticas, odiaba matemáticas, nunca se me dieron bien, Marta en cambio era una puta máquina, le pediría ayuda, eso está claro.

Alguien que tampoco parecía muy amigo de las matemáticas era Damion, pero su amigo de al lado le ayudaba, otra chica que tampoco parecía un as en la materia era la rubia con exceso de rollo, pero la morena le hacía prácticamente todo, se le daba bien esto.

La clase acabó y el profesor me sacó a la pizarra, le dije mil y una veces que yo no era la idónea y que fijo tendría el ejercicio horrible, pero el hombre insistió, mucho, que pesados son los de mates macho.

Salí a la pizarra, Marta me dió ánimos antes de salir para que me relajara, pero nada cambiaría que soy nula en la asignatura, ni Marta, ni Dios.

Tenía delante mía las operaciones, todo se fue a la mierda, empecé a hacerla y lo único que oía eran susurros detrás de mí, a saber de qué, acabé la operación y miré hacía la clase.

El profesor miró la pizarra y preguntó a la clase:

"¿Estáis de acuerdo con lo que ha hecho la señorita Reche?"

Todos respondieron que no al unísono, el profesor señaló al final de la clase.

- Señorita Lacunza - la chica morena levantó su vista de su cuaderno - venga usted a hacer el cálculo.



¡¡¡¡Fin del capítulo!!!!

Gracias por apoyar el primer cap y pedir el segundo, espero que esta novela guste lo mismo, o más que la anterior, gracias por todo.🖤

~soul🌙

New Age - albaliaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora