⟮ las crónicas de alaska ryddle: libro 5 ⟯ siguientes libros disponibles en mi perfil.
Durante los últimos años la vida de Alaska no ha dejado de cambiar y sorprenderla siempre con nueva información o sucesos que le hacen cuestionarse muchas cosas...
Harry y Hermione volvieron a colocarse la capa de invisibilidad una vez salieron de la chimenea, no le dijeron nada a Alaska, pero ante sus expresiones pudo deducir que no había ido nada bien.
Salieron del despacho del profesor Snape y la rubia les hizo una señal al resto del grupo para que la siguieran. Subieron al vestíbulo principal, y los chicos se quitaron la capa cuando se encontraron en una esquina apartada y vacía.
—Harry, ¿qué averiguaste en la chimenea? —Le preguntó Ron de inmediato—. ¿Tiene Quien-tú-sabes a Sirius o...?
—Sí —Afirmó Harry, y Alaska sintió un gran alivio, el cual tuvo que disimular—, y estoy seguro de que Sirius todavía está vivo, pero no sé cómo vamos a ir hasta allí para ayudarlo.
Todos se quedaron en silencio con aspecto de estar bastante asustados; el problema al que se enfrentaban parecía insuperable. Y encontrar una forma para llegar al Ministerio de Magia sería difícil.
—Tendremos que ir volando, ¿no? —Soltó Luna con un tono realista.
—Vale —Contestó Harry con fastidio, y se volvió hacia ella—. En primer lugar, olvídate del «tendremos», porque tú no vas a ninguna parte y, en segundo lugar, Ron y Alaska son los únicos que tienen una escoba que no esté custodiada por un trol de seguridad, de modo que...
—¡Yo también tengo una escoba! —Saltó Ginny.
—Sí, pero tú no vienes. —La atajó Ron.
—¡Perdona, pero a mí me importa tanto como a ti lo que le pase a Sirius! —Protestó Ginny.
—Eres demasiado... —Empezó a decir Harry, pero Ginny lo interrumpió con fiereza.
—Tengo tres años más de los que tenías tú cuando te enfrentaste a Quien-tú-sabes por la piedra filosofal
—Sí, pero...
—Todos pertenecíamos al ED —Intervino Neville con serenidad—. ¿No se trataba de prepararnos para pelear contra Quien-tú-sabes? Pues ésta es la primera ocasión que tenemos de actuar. ¿O es que todo aquello no era más que un juego?
—No, claro que no... —Contestó Harry impaciente.
—Entonces nosotros también deberíamos ir —Razonó Archer—. Podemos ayudar, y lo haremos.
—Es verdad —Coincidió Luna, y sonrió.
—No, no, tú no vienes Archer. —Le advirtió Alaska.
—¿Por qué tú puedes ir y yo no?
—Puede ser peligroso.
—Con más razón debo acompañarlos.
—Bueno, no importa —Dijo Harry con frustración—, porque de todos modos todavía no sabemos cómo vamos a ir...
