You are my home *BTS*

Chocolate amargo.

"Y recordé que el mundo real era amplio. Un diverso campo de esperanzas y miedos, de sensaciones y emociones. Esperando aquellos que tienen el valor de avanzar hacia su vastedad."

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J. Hoseok

La recordaba.
Todos aquellos a mi alrededor pensaban que no lo hacía, pero la recordaba.

Sus ojos eran dulces, oscuros como un chocolate negro.
Su voz casi tan triste como una canción de cuna.
Y su sonrisa. No puedo negar la presión en mi pecho con solo vislumbrar su sonrisa.

También recuerdo la última mirada. Tenía lágrimas en sus ojos que yo solo quería secar, pero mis manos no alcanzaban su rostro, sus ojos.

Dejo el chocolate a un lado porque su magia no lograba hacer efecto.
Mi mente viaja instantáneamente a una noche. Recuerdo fingir no poder dormir, solo para que ella se quedara conmigo mientras acariciaba mis cabellos y luego, entre pequeños besos en mi frente me diera pedazos de chocolate que partía con sus manos. Todo aquello mientras tarareaba una canción, muy suave, muy bajito, obligándome ha quedar irremediablemente dormido con una paz que ya no percibo ni en mis más dulces sueños.

~ ~ ~

"- Hoseok-ah, cuenta hasta diez."

Cerré mis ojos y conté lentamente.
Después de unos segundos los abrí y supe que todo había cambiado.

Las personas seguían su camino ignorando las lágrimas que invadían mi rostro y la mano que se extendía mostrando a medias el corazón hecho pedazos.

"- ¿Qué sucede? ¿Estas perdido?
- No encuentro. No la encuentro."

Yo no estaba perdido. Ella lo estaba.
Perdió su camino de vuelta a casa y a las noches de no poder dormir bien.

~ ~ ~

Cada vez que despierto recuerdo su alma. Y a pesar que cuento hasta diez en reversa, nada vuelve realmente.

No la odio en lo absoluto. No podría aunque quisiera.
Creo firmemente que ella tampoco lo hacía. Pues yo podía sentir el amor desbordarse con cada una de sus caricias y de sus palabras.

Simplemente fui yo quien la dejo ir.

Porque recuerdo sus lágrimas antes de decirme que cerrará mis ojos, y el sonido de sus pasos alejándose  suavemente esperando algo que jamás pasó.

Yo me quede allí. Impasible, herido, asustado.
Fui un cobarde.
No pude correr hacia ella y pedirle entre esperanzas que no me dejara a un lado.
No tuve el valor suficiente para hacer que se quedara.

Se que era tan sólo un niño, pero yo ya entendía el miedo en su mirada, la inestabilidad de sus pasos y la sonrisa rota cargada de tristeza.

En donde sea que esté. Espero me perdone. Y no se preocupe.
En estos años he vivido de esta manera. Siempre ha sido así.
Me miró en el espejo y esta ella allí.
Su mirada en mi mirada, su sonrisa en mi sonrisa.
Nunca me ha hecho tanta falta realmente. Nunca ha dejado de existir en mi interior, en la parte más noble de mi alma.

Dejo el chocolate y los dolores que traspasan mi cuerpo a un lado, tratando de hallar el sueño y dormirme entre, aunque tristes, hermosos recuerdos.
No demorando en escuchar su voz de cuna que me dice como en murmullos y una convicción que se va apagando conforme liberas sus palabras.

"- Hoseok, el mundo es un campo lleno de emociones y esperanzas, de miedos y desesperación. No te acobardes, ni te niegues a su vastedad como yo."

Espero no sea demasiado tarde. Si dejará ir a más personas en mi vida ya no me quedaría corazón. Ya no me quedaría rostro también.

Porque cada vez que me miró en el espejo, veo en una mitad los gestos risueños de seis chicos que me enseñaron a correr a pesar del dolor, y en la otra mitad, a la mujer de cabellos largos que aún recuerdo entre sueños, juguetes y chocolates dulces.
Me pregunto por qué estos me sabrán ahora tan amargos.