PROLOGO

1.1K 72 24
                                    

— Maldito Petulante

Bufé molesta mientras aceleraba el paso hasta el ascensor...

Siempre quise que mi historia comenzara con el mágico "Erase una vez..." Y si, posiblemente quería citar una de las frases más trilladas y manidas por el mundo de la literatura infantil, ya que en la realidad ningún cuento de hadas comienza con una universitaria a punto de ser despedida del trabajo que tanto necesita.

Un minuto había transcurrido desde que recibí aquella llamada que me hizo correr a la oficina de presidencia. La voz de Scarlett no tuvo un solo atisbo de amabilidad, cuando a través del teléfono gritó "Ross, Mueve tu trasero aquí ¡Ahora!"

Tenía alrededor de cinco minutos intentando convencerme de que no había hecho nada malo, que no era lo que estaba pensando y "'Él" no había llegado a cumplir su amenaza de destruir mi vida. Sin embargo tenía la horrible sensación de que en cualquier momento el suelo se abriría en dos para que el mismísimo infierno pudiera tragarme.

Lo más irónico de todo es que no lo vi venir, existe un punto en que la vida parece un maldito cuento de hadas y dragones en el que nada puede salir mal. Un sueño del que nadie desea despertar. Eso siempre resulta ser menos doloroso que vivir de una fantasía idílica, aferrarse a ella con uñas y dientes hasta el día que la realidad toca la puerta, y nos ponga contra las cuerdas para golpearnos sin clemencia.

Al parecer ese día había llegado para mí, nunca pensé que mi "Gran oportunidad" "El sueño de cualquier becaria de periodismo" sería el motivo por el cual terminaría: despedida, sin carrera y sin futuro... todo a causa de un maldito aristócrata con ansias por demostrar su poder..

No, no y no. No era ni un poco justo.

Mi vida nunca fue color de rosas, vivía en un pequeño departamento de dos por dos que compartía con mi mejor amiga. Había sacrificado mucho para conseguir mi puesto de trabajo como pasante en uno de los periódicos tradicionales más respetados del país. Pagué el derecho a piso sirviendo café para juntas, llevé ropa a la tintorería,soportando el desesperante y tóxico ambiente laborar, era la primera en llegar y la última en marcharse.

Hubo una época en la que quise rendirme, abandonar todo y volver a casa con el rabo entre las piernas. Pero justo en ese momento de efímera debilidad, las palabras de mi madre resonaban en mi cabeza: "No eres lo suficientemente buena" "Pusiste la vara muy alta ¿De verdad crees que eres capaz" "Ya volverás suplicando mi ayuda, soberbia malagradecida"

Aunque lo quisiera, aunque quisiera cambiar de rumbo que habia tomado mi vida era prácticamente imposible. En este punto no podía abandonar la carrera que estaba a punto de terminar, no podía irme del Herald y mucho menos podía retroceder el tiempo hasta aquella tarde donde yo misma había arruinado mi vida por completo.

En ese momento unas enormes ganas de maldecir a los cuatro vientos ardieron en mi garganta como fuego. No podía creer que las cosas estuvieran saliendo tan mal después de todo lo que tuve que sacrificar para llegar a donde estaba.

 Lo ha conseguido, me arruinó la vida.

Un largo bostezo se escuchó al otro lado del teléfono y las puertas de un ascensor vacío se abrieron ante mí.

 ¿De qué rayos estás hablando? ¿Quién te arruinó la vida?

No hice caso a sus preguntas y continúe con mi letanía, mientras las puertas del ascensor se abrían en el décimo piso y salí a toda velocidad por el pasillo hacia la oficina de presidencia.

 Yo... Ian... Yo... me preparélloriqueé  me esforcé mucho para no perder esta oportunidad, para hacerlo bien... y él simplemente... Lo arruinó todo, dijo que "lo había insultado, que era joven y poco profesional"

Pero es cierto

 ¡Basta, no es gracioso! Yo... yo investigué su estúpido árbol genealógico, para que ese cretino... ¡Bastardo hijo de perra!

Súbitamente, como un efecto de mi vista nublada por la ira, mi cuerpo chocó contra una figura que parecía haber salido de la nada, provocando que mi celular cayera al piso, destartalado e inconsciente.

Lo que me faltaba, maldita sea.

Mientras recogía mi celular abatido y algunas de sus piezas, la figura del hombre frente a mí hizo que se me sacudieran las entrañas. Con torpeza y manos temblorosas me puse de pie, y fue entonces cuando un par de ojos celestes me observaron con frialdad, hizo un gesto de desagrado con la boca y me miró con el entrecejo fruncido.

»Maldito Petulante«

 Le dije que nos volveríamos a encontrar.

Declaró esbozando una sonrisita cínica.

Señor Hannover.





DERECHOS DE AUTOR RESERVADOS

La obra a continuación es una historia Original de mi autoría, por lo tanto prohibida la reproducción, el almacenamiento en memoria electrónica, mecánico o fotocopiado, grabación o adaptación sin la autorización previa de la autora.

ADVERTENCIA:

Esta historia no es un romance Dulce (lo que algunos llaman vainilla) y algunos de los acontecimientos y pensamientos que en esta se relatan NO LOS APRUEBO.

Te encontrarás con personajes cambiantes, escenas de sexo explicito(+21) menciones de temas delicados como: trafico de personas, asesinatos y crímenes humanitarios.

Favor ¡No romantizar las conductas toxicas!

Publicación Original: 30 De Noviembre del 2018

TODOS LOS DE AUTOR RESERVADOS
181130919171

¡Bienvenidos! Espero que la disfruten

Con amor
Han ❤️

La Máscara de Ian HannoverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora