Chapter 2

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La pregunta asaltó su mente como si nunca antes la hubiese formulado ¿La extrañaba? ¿De verdad lo hacía? Cuatro horas y casi trescientos cincuenta kilómetros separaban a Londres de Liverpool. Sin embargo, la distancia no era lo suficientemente grande para evitar las extrañas ocasiones en que su madre dejaba atrás su antiguo hogar para hacerle una de sus incómodas, inesperadas y desagradables visitas.

Cinco años habían transcurrido desde que tomo la decisión de marcharse de casa, sin dinero para pagar una plaza y terminar una carrera universitaria sin el apoyo moral o económico de su madre cuyo único propósito en la vida parecía ser tenerla subyugada a su voluntad.

—Hola Madre...

Marines Williamson era una mujer hermosa, quien aun con el pasar de los años mantenía un rostro casi intacto. A Angie no dejaba de sorprenderse por el increíble parecido físico que compartía con ella, aunque físicamente eran como dos gotas de agua, no podía ser más diferente la una de la otra. Era una mujer hermética y fría, poco dada a los sentimentalismos.

— ¿Qué te parece si tomamos una taza de té y charlamos un poco, querida?

¿Té? Angie odiaba el té, le repugnaba.

—Claro.

Maia apareció en la habitación con esa máscara de seriedad que solo era visible cuando la madre de Angie estaba cerca. Ambas se habían convertido en mejores amigas en aquel tormentoso periodo de lo que fue su adolescencia, cuando eran dos jóvenes idealizando una vida completamente distinta a la que estaban viviendo. Aun así todo era un paraíso siempre y cuando Marines no se encontrara cerca para socavar la autoestima de su propia hija.

—Marines querida... ¿Qué tal Liverpool?— preguntó Maia sonriendo con picardía, tras propinarle un largo sorbo a su cerveza de una manera poco femenina.

— No me apetece quedarme en este lugar durante mucho tiempo, si es lo que realmente deseas saber, pero agradezco la amabilidad de tu hipocresía. — Respondió mordaz— ¿Qué hay sobre ti? ¿Aún sigues desempleada?

—Se llama residencia médica—Marines ignoró a la morena dirigiendo toda su atención a su hija menor.

— Quería saber cómo estabas, ahora que casi no llamas a casa o visitas a tu madre, tuve que venir personalmente para saber el porqué has estado evitándome.

» ¿Por qué me asfixias? « Gritó en su fuero interno.

—No es así, madre. Lo siento mucho, el trabajo, la universidad. Todo esto es demasiado para mí, es absorbente aunque satisfactorio.

— ¿Encuentras satisfacción en ello? ¡Por favor! Si es demasiado para ti entonces déjalo— replicó con escudriñando su aspecto físico con desdén—Solo mírate, estás pálida y huesuda. Pareces enferma ¿Para eso querías venir a Londres?

Angie inhaló con todas sus fuerzas intentando que las palabras que salían de su boca no llegasen a lastimarla. A estas alturas ya debía estar acostumbrada a las palabras hirientes de Marines pero no lo hacía, estaba a punto de terminar sus estudios y aun así su madre se negaba a perdonarle el haberse marchado de casa.

—En fin...no vine hablar sobre eso —súbitamente el rostro de la mujer se iluminó con una sonrisa— tengo una magnífica noticia que darte.

— ¿SI? Te escucho

—Daphne... nuestra adorada Daphne se casará muy pronto ¿No es maravilloso?

— Fantástico — musitó poco convencida.

No veía el matrimonio o los hijos como un anhelo para su vida, y quizás esa era otras de las razones por las que era una completa decepción para su madre.

La Máscara de Ian HannoverDonde viven las historias. Descúbrelo ahora