YAOI - Amado Militar [Completo]

Cap. 6 >Una piedra en el camino<

Narra Williams.

Estaba sentado en el patio de la escuela con mis amigos bajo un árbol.
Todos estaban alborotados, las mujeres estaban ingresando a la academia, yo estaba en otro mundo, no podía dejar de pensar en el cuerpo de Erick. En el tumulto de mujeres, una joven me miró al pasar y me hizo una sonrisa dulce.

Yo la saludé algo serio asintiendo con la cabeza.

—Oh Wills, sabía que eras un picaflor. —Dijo Federico pasando su mano por mi cuello y con una sonrisa.

—Picaflor, el director te llama. —Dijo una voz conocida. Era Erick, me levanté limpiando mi ropa y lamenté el apodo.

—Gracias por avisarme. Salí caminando a su lado. —Por cierto, te queda bien esa ropa. —Dije algo avergonzado, llevaba una remera blanca y un jean celeste cielo que le marcaba su trasero.

—Si, claro. —Rió irónicamente.

Fui a la oficina del director, es decir, mi padre, solo mis amigos lo saben, nadie sospecha ya que llevo el apellido de mi madre. Me tuvieron cuando se divorciaron, mi madre no quería que me apellide como él, sin embargo la relación entre mis padres siempre fue buena.

—Hijo, pasa y siéntate.

—¿Que pasó padre?

—Me comentaron que estás en forma, así que felicitaciones.

—Gracias.

—Bueno, te he llamado por tu enlace matrimonial. Como has visto se aceptaron a las chicas y no quiero que termines con cualquiera. —Respiró profundo y continuó. —Quiero que te fijes en la joven que logró ingresar a tu clase, fue la más talentosa y además me gusta para vos.

—De acuerdo, no voy a contradecirte pero no te aseguro nada. —Le dije en tono serio.

—Bien, no quiero presionarte, pero sabes que sino tu abuelo lo hará por vos, puedes retirarte. Que tengas un buen día.

—Gracias, igualmente. Me fui pensando en los sentimientos creados hacia Erick.

—Bueno clase, ella es Ángela Broweni Déleron. —Decía la profesora mientras a los chicos se les caía la baba ante tal figura angelical. Era la chica que me sonrió antes, yo quería ver que expresión tenía Erick, pero estaba en los bancos de atrás y era muy obvio girar a mirarlo.

—Pueden llamarme Ángela o Ányi. —Dijo ella.

—Bien, te sentarás con Williams. —Afirmó la profesora. Yo abrí mis ojos, digamos que siempre me senté solo y ahora me asignaban a alguien, seguro fue orden de mi padre.

Los chicos hacían bulla por estar junto a ella.

—¡Cálmense! —Gritó la profesora.

Ángela demostró ser inteligente en clases, hasta podría dar cátedra si quisiera, mi padre tenía razón en ese sentido.