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— ¿Enserio te mordiste el labio hasta hacerlo sangrar? —frunció el ceño mientras esperábamos el autobús— ¿Ya te vuelves loca con las clases al punto de lastimarte? —bromeó, pero yo no me reí. Miré las nubes grises que amenazaban con llover en unas horas o minutos.

¿Era posible que esa historia que JungKook contó fuera cierta? Bueno, ¿Qué otra explicación había? Además, me parecía convincente, pero...lo malo era que por culpa del jodido destino él seguiría persiguiéndome.

Mi cabeza comenzó a doler por darle tantas vueltas al asunto.

— Hanna, oye—Harley movió mi brazo regresándome a la realidad, el autobús había llegado. Subimos a él pagando nuestro pasaje y tomando asiento, aquello no pudo ser peor. JungKook se había subido al transporte en compañía de otro chico, era Kim TaeHyung—Estás muy distraída, ¿Te sientes bien?

— Es él—susurré bajo. JungKook no se había percatado de nosotras, por suerte se habían sentado varios puestos adelante.

— ¿Quién? —miró con curiosidad.

— Intenta disimular un poco—le reproché—Los chicos que están cuatro puestos adelante están en la universidad con nosotras, pero el que va en la ventana es a quien vi en Corea.

Harley no sabía nada de la presencia del chico en aquel lugar porque yo me mantuve callada el mayor tiempo posible. La chica tardó en entender mirándome sorprendida.

— ¿No se supone que estaba muerto?

— Estaba.

— ¿Qué pasó?

Le expliqué rápidamente lo sucedido y tuve que tomarla del brazo para que no fuera a golpearlo. Harley a veces era muy impulsiva, sé que se preocupa por mí como la hermana que nunca tuve, pero ahora que no sólo yo sería la víctima no me apetecía meterla en la lista.

Si JungKook la lastimaba...

Aunque él ha sido claro, la única que le interesa soy yo.

[...]

Desperté por la mañana más agitada que nunca, miré alrededor y luego debajo de la cama asegurándome que estaba sola. Había tenido una pesadilla con JungKook, él de nuevo estaba en mi habitación y venía a jugar conmigo.

Cuando bajé a la cocina estaba arreglada con el cabello mojado cayendo por mi espalda, estaba considerando la opción de cortarlo hasta mis hombros y cambiar ese color rojizo. Tal vez al salir de la universidad haría eso.

— Buenos días, papá—me pareció extraño verlo allí tomando una taza de café— ¿Mamá ya se fue al trabajo?

— Así es, salió temprano—contestó levantando sus ojos del periódico.

— ¿Y tú no irás a trabajar? —dejé mi bolso en el mesón caminando al refrigerador. Me serví algo de cereal con leche en un tazón acomodándome en una de las sillas del comedor.

— Mi jefe me llamó diciendo que no me necesitaba tan temprano en la oficina—se encogió de hombros mirándome— ¿Ya te vas a clase?

— En cuanto acabe de desayunar.

— ¿Quieres que te lleve con el auto de la empresa?

— Claro, así no tendría problema con las personas en el autobús—asentí sin pensarlo— ¿Podemos recoger a Harley?

— Por supuesto, escríbele y dile que nos espere.

[...]

Durante el camino a la universidad me puse a pensar en la última vez que vi a JungKook, él había dicho que debía irse, ¿Irse a dónde? Tiene sentido la historia que me dijo, el hecho de que nunca me pareció un muerto también tenía sentido, he visto o escuchado casos en los que las personas en coma suelen estar despiertas espiritualmente.

• Sangre Fría • [JEON JUNGKOOK] COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora