-Me pasé la mañana viendo doramas en mi habitación para no tener que desayunar con ellos -les dijo Jennie a Jisoo e Irene, sus dos mejores amigas y compañeras del colegio Constance Billiard-. Mi madre le hizo una tortilla francesa. No tenía ni idea de que supiese cocinar.
Jennie se enganchó el largo pelo castaño tras las orejas y le dio un sorbo al vaso de cristal tallado con whisky añejo de su madre. Ya iba por la segunda copa.
-¿Qué programas viste? -le preguntó Irene, quitándole un pelo que le había caído en la chaqueta de punto de cashmere negra.
-¿Qué más da? -dijo Jennie, pateando el suelo con impaciencia.
Llevaba sus nuevas bailarinas negras, serias y pijas, pero ella se lo podía permitir, porque en cualquier momento podía cambiar de opinión y ponerse sus largas botas baratas de punta y aquella sexy falda metalizada que su madre no podía ver ni en pintura. ¡Pof. Convertida en un instante en una sexy gatita rockera. ¡Miau!
-El tema es que me pasé la mañana atrapada en mi habitación porque a ellos les apetecía un burdo desayuno romántico. ¡Los dos en bata de seda roja a juego y ni siquiera se ducharon! -Volvió a tomar un sorbo de whisky. La única forma de soportar la idea de que su madre se acostara con aquel hombre era cogerse una cogorza, una buena cogorza.
Por suerte, Jennie y sus amigos pertenecían al tipo de familias que consideran que beber es tan común como sonarse la nariz. Sus padres tenían la idea semieuropea de que cuanto más acceso tengan los chicos al alcohol, menos probabilidades tendrán de abusar de él. Por lo tanto, Jennie y sus amigos podían beber lo que les apeteciera cuando quisieran, siempre que sacaran buenas notas, conserven el tipo y no hagan el ridículo de vomitar en público, mearse en los pantalones o dar voces en la calle. La misma regla se aplicaba a todo lo demás, como el sexo o las drogas: mientas guardasen las apariencias, todo iba bien.
Pero no perdamos los papeles, que eso viene más tarde.
El hombre que alteraba tanto a Jennie era Shin Hyo Hwa, el nuevo novio de su madre. En aquel preciso instante, Shin Hyo Hwa estaba en el otro extremo del salón, saludando a los invitados a la cena. Tenía el aspecto de alguien que te ayudaría a elegir un par de zapatos: calvo, con un pequeño y poblado bigote y una tripa apenas disimulada por el brillante traje cruzado azul. Hacía tintinear las monedas del bolsillo incesantemente y, cuando se quitó la chaqueta, tenía unas desagradables manchas de sudor en los sobacos. Daba grandes risotadas y era muy tierno con la madre de Jennie. Pero no era el padre de Jennie. El año anterior, el padre de Jennie se había marchado a Francia con otro hombre.
Es verdad, no bromeo, viven en un castillo y se dedican a los viñedos juntos, lo cual, en realidad, si se piensa, esta super cool.
Por supuesto nada de eso era culpa de Shin Hyo Hwa, pero a Jenny eso la traía sin cuidado. Consideraba a Hyo Hwa un gordo inútil y totalmente insoportable. Pero esta noche Jennie tendría que tolerar a Shin Hyo Hwa porque la cena de su madre era en honor a él, y todos los amigos de los Kim estaban allí para conocerle: los Min, con sus hijos Yoongi y Jun Ki; el señor Byeong-hwa y su hija, Soyeon; el conocido actor Yoo Shi-jin, su esposa Moyeon y sus hijas, Irene y Rosé; el Capitán Lee Tae sun, su esposa y su hijo Taemin. Los únicos que faltaban todavía eran el señor y la señora Park, cuya hija, Dara, y su hijo, Taehyung, se encontraban estudiando fuera.
Las cenas de la madre de Jennie eran famosas y aquélla era la primera desde su tristemente célebre divorcio. Aquel verano habían decorado el lujoso ático de los Kim de rojo oscuro y marrón chocolate, y estaba lleno de antigüedades y cuadros que habrían impresionado a cualquiera con conocimientos básicos de arte. En el centro de la mesa del comedor había una enorme ensaladera de plata llena de orquídeas blancas, flores de sauce y ramas de castaño, un arreglo moderno de Takashimaya, la tienda de artículos de lujo de la Quinta Avenida. Tarjetas doradas en los platos de porcelana indicaban a cada uno su sitio. En la cocina, la cocinera Myrtle le entonaba canciones de Bob Marley al suflé y Esther, la desaliñada criada irlandesa, todavía no le había volcado el whisky a nadie encima, gracias a Dios.
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GOSSIPGIRL1:Cosas De Chicas
FanfictionJennie Kim, una niña rica de Seúl, es la chica que todos copian, critican y envidian en el colegio desde que su íntima amiga Sandara Park mas conocida como Dara está interna fuera de la ciudad. Cuando a Dara la echan del internado y vuelve al coleg...