¡D ha vuelto!

25 3 0
                                    


—¡Hola, hola, hola! —cloqueó la madre de Jennie, a la vez que besaba las delgadas y suaves mejillas de cada uno de los Park.

¡Beso, beso, beso, beso, beso, beso!

—Sé que Dara no estaba contada entre los invitados, querida! —susurró la señora Park con tono preocupado y confidencial—. Espero que no te moleste.

—Por supuesto que no —dijo la señora Kim—. ¿Has venido a pasar el fin de semana, Dara?

Sandara Park sacudió la cabeza y le entregó su clásico abrigo Burberry a Jan Di, la criada. Se acomodó un mechón tras la oreja y sonrió a su anfitriona. Cuando Dara sonreía, usaba sus ojos, aquellos ojos oscuros, tan resplandecientes. Era un tipo de sonrisa que uno se sentía tentado a imitar, mirándose en el espejo del cuarto de baño como un imbécil. La sonrisa magnética, deliciosa, de "no puedes quitarme los ojos de encima, ¿verdad?" que la mayoría de las supermodelos se pasaban la vida intentando perfeccionar, a Dara le salía de aquella manera sin siquiera intentarlo.

—No, estoy aquí para... —comenzó ésta a decir.

—Dara ha decidido que el internado no es para ella —interrumpió la madre de Dara apresuradamente, arreglándose el pelo como si no pasase nada. Era la versión entrada en años de la calma inalterable.

La familia Park al completo era así. Todos eran altos,  delgados y con una ecuanimidad pasmosa. Todo lo que hacían: jugar al tenis, llamar a un taxi, comer espaguetis, ir al cuarto de baño, lo hacían de aquella forma ecuánime. Dara en particular. Ella tenía el don de ese tipo de calma que no se puede lograr con sólo comprar el bolso ideal o los vaqueros perfectos. Era la chica que todos los chicos desean y que todas las chicas desean ser.

—Dara volverá al Constance mañana —-dijo el señor Park, lanzándole a su hija una mirada, y en sus ojos  se reflejó una mezcla de orgullo y desaprobación que le daba un aspecto más amenazador de lo que era realmente.

—Pues, Dara, estás preciosa, cielo. Jennie estará encantada de verte —trinó la madre de Jennie.

—Mira quién habla —dijo Dara, abrazándola—. ¡Estás delgadísima! Y la casa es una preciosidad. ¡Cielos, tienes unas obras de arte fantásticas!

La señora Kim sonrió, obviamente satisfecha, y rodeó con sus brazos la delgada cintura de Dara.

—Cariño, quiero que conozcas a un amigo muy especial, Shin Hyo Hwa —dijo—.Hyo, ésta es Dara.

—Una preciosidad —dijo Hyo Hwa con su vozarrón. Besó a Dara en ambas mejillas y la apretó un poco exagerado—. Además, abraza bien —añadió, dándole una palmadita en la cadera.

Dara lanzó una risita, pero no se alteró. Había pasado mucho tiempo en Europa en los últimos dos años y estaba acostumbrada a que la manoseasen inofensivos europeos salidos que la encontraban totalmente irresistible. Era un imán para los manoseadores.

—Dara y Jennie son amigas íntimas—le explicó Sun  Hee Kim a Hyo Hwa—, pero Dara se marchó a la Hanover Academy en undécimo curso y ha estado viajando este verano. Fue muy duro para Jennie no tenerte el año pasado, Dara —dijo Sun Hee, con los ojos llenos de lágrimas—. Especialmente con el divorcio. Pero ya estás de vuelta. ¡Qué contenta se pondrá Jennie!

—¿Dónde está? —preguntó Dara ansiosa, su piel perfecta y clara enrojeciendo ante la idea de volver a ver a su vieja amiga. Se puso de puntillas y estiró el cuello para buscar a Jennie, pero pronto se encontró rodeada de padres: los Lee, los Yoo, los Min y el señor Byeong-hwa, que se turnaron en besarla y darle la bienvenida.

GOSSIPGIRL1:Cosas De ChicasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora