D y T

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Dara le sujetaba la mano a Taemin y la mecía a un lado y al otro.

—¿Te acuerdas de El Macho Desnudo? —le preguntó, riendo suavemente.

Taemin lanzó una risa ahogada. Le seguía dando vergüenza después de tantos años. El Macho Desnudo era el alter ego de Taemin, que inventaron durante una fiesta en octavo, cuando la mayoría de ellos se había emborrachado por primera vez. Después de tomarse seis cervezas, Taemin se quitó la camisa y Dara y Jennie le dibujaron con rotulador negro una cara graciosa de dientes protuberantes. Por algún motivo, el dibujo le sacó a Taemin el diablo que llevaba dentro y comenzó un juego: todos se sentaron en círculo y él se puso de pie en el centro con un libro de latín. Comenzó a lanzarles verbos para que conjugaran. El primero que se confundiera tenía que beber y besar al Macho Desnudo. Todos se equivocaron, tanto los chicos como las chicas, así que el Macho tuvo mucha acción aquella noche. A la mañana siguiente, Taemin intentó simular que no había sucedido, pero la prueba estaba allí, en tinta sobre su piel. Le llevó semanas quitárselo en la ducha.

—¿Y el Mar Rojo? —dijo Dara. Se quedó mirándole el rostro. Ninguno de los dos sonreía.

—El Mar Rojo —repitió Taemin, ahogándose en los lagos profundos de los ojos femeninos. Por supuesto que se acordaba, ¿cómo iba a olvidarlo?

Un caluroso fin de semana de agosto, el verano después

de décimo curso, Taemin había ido a la ciudad con su padre, mientras el resto de los Lee seguía en Yeongheung. Dara estaba en su casa de campo en la isla Nodeulseom,  tan aburrida que se había pintado las uñas de las manos y de los pies todas de diferentes colores. Jennie estaba en el castillo Kim, en Glengales, Escocia, en la boda de su tía, pero ello no había impedido que sus dos mejores amigos se divirtieran sin ella. Cuando Taemin la llamó, Dara zarpó inmediatamente. 

Taemin la esperaba en el andén. Cuando se bajó del barco con aquel vestido recto azul pálido y chanclas de color rosa, el pelo pintado de rubio fresa suelto apenas llegándole a los hombros desnudos, sin nada en las manos, ni siquiera un bolso o una cartera, le pareció un ángel. Qué suerte tenía. Había sido lo mejor que le había pasado en la vida: Dara anduvo por el andén con sus chanclas, le echó los brazos al cuello y lo besó en los labios. Aquel beso maravilloso y sorprendente.

Primero tomaron makgeolli en el pequeño bar del segundo piso de la Estación Central, junto a la entrada por la Calle de Insadong. Luego cogieron un taxi en el camino hasta la casa de Taemin, en la calle Ochenta y Dos. Su padre tenía una reunión con unos banqueros extranjeros y no volvería hasta muy tarde, así que Dara y Taemin estarían solos. Qué curioso, era la primera vez que estaban solos y eran conscientes de ello. No les llevó mucho hacerlo.

Se sentaron en el jardín y tomaron cerveza y fumaron. Taemin llevaba un polo de manga larga y hacía mucho calor, así que se lo quitó. Tras pasarse horas en el puerto trabajando en el barco que construía con su padre en Yeongheung, tenía el torso musculoso y bronceado.

Dara también tenía calor y se metió en la fuente.

Se sentó en el regazo de la Venus de Milo y se salpicó con agua hasta que se le empapó el vestido.

No resultaba difícil ver cuál de las dos era la verdadera diosa. Venus parecía una pila de mármol amorfa comparada con Dara. Taemin se metió en la fuente también y pronto se hallaron los dos arrancándose la ropa. Después de todo, era agosto. La única forma de soportar el calor en agosto es desnudarse.

A Taemin le preocupaban las cámaras de seguridad que constantemente vigilaban la casa de sus padres por delante y por detrás, de modo que llevó a Dara adentro, a la habitación de sus padres. El resto ya se sabe.

GOSSIPGIRL1:Cosas De ChicasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora