Capitulo 2.

127 5 0
                                    

Cuando Sonia se fue a su casa, aproveché por ducharme y hacer un resumen mental del día. Al fin y al cabo, no había salido tan mal como me esperaba. Al terminar de la ducha, calenté en el microondas lo que mi madre me había dejado para cenar, ya que ella y mi padre habían ido a cenar por la ciudad con unos amigos suyos. Salían más mis padres que yo. Y no era por que no me dejaran, ellos querían que saliera más, pero a mi no me gustaba mucho. Prefería quedarme en casa, disfrutar de una buena película o estar hablando con mis amigos por Internet. Ellos ya se esforzaban en hacerme salir, por eso creo que me enviaron a ese campamento, pero no lo consiguieron. No sabían que al vivir tan lejos de las personas que les había cogido cariño en ese campamento, me pasaría más horas delante del ordenador. No lo sabían, pero se lo podían imaginar.

Cuando terminé de cenar me encerré en mi habitación otra vez. Me senté en la cama y cogí el ordenador. Me puse música, y antes de conectarme volví a mirar las fotos que hice en Francia. ¿Cuántas veces las había visto ya? Apoyé mi cabeza en la pared, cerré los ojos, y me  viajé por unos instantes a esos maravillosos días. Oía las voces, que hablaban animadamente, oía el chasquido de la leña al consumirse poco a poco por el fuego. Un escalofrío recurrió todo mi cuerpo al oír la voz de Hugo dirigirse a mí, al sentir su abrazo. Abrí los ojos y todo se desvaneció, volví a mi habitación y a la realidad.

Me conecté y empecé a hablar con Sonia, que como habíamos acordado, se conectaría esta noche. Al cabo de un rato vi que parpadeaba una ventana en la barra de inicio. “Skype”. Me acordé de que lo había instalado para hablar con la gente del campamento, así nos sería más cómodo. Abrí la ventana.

- ¡Carla! :) – Si, era él.

- ¡Hola Hugo! – No pude evitar sonreír.

- ¿Qué tal?

- Bien, ¿y tu?

- También, os echo de menos a todos. – me quedé mirando esas palabras. Ese chico era una monada.

- Y yo... Lo que daría por volver.

Y así pasamos el rato hasta las 3 de la mañana. Recordamos momentos, reímos, pero lo más importante; por unos momentos, volví a ser feliz. Como lo era esos días. Sentí que esa conversación me ayudaría a pasar al menos tres días sin llorar, sin volver a estar triste.

- Bueno Carla, me voy a dormir que mañana me levanto temprano…

- ¿Y eso? ¿No decías que estabas de vacaciones y dormías hasta más no poder? JAJAJA

- Ahora no me dejan… Que le vamos a hacer. JAJAJA Por cierto, antes de irme a dormir, me tienes que pasar tu número de móvil, que no lo tengo. ;)

- Ah, pues yo tengo el tuyo, te hago una perdida y te lo guardas, ¿ok?

- Perfecto. Buenas noches bonita. :)

- Buenas noches Hugo. :)

Se desconectó. Cogí mi móvil y le hice una perdida, como le había dicho. ¿Para qué lo querría? Me daba igual. Había hablado con él y ahora era feliz. No tardé mucho en irme a dormir, el día siguiente mi madre me despertaría temprano, y tenía que espabilarme. Apagué la luz e intenté dormirme. Hacía mucho calor, era insoportable. Se hicieron las cuatro de la mañana, que yo aún seguía despierta. Escuché llegar a mis padres a casa, y mientras mi padre atacaba lo primero que encontrara en la nevera, mi madre venía a mi habitación a ver si dormía. Al comprobar que al menos tenía la luz apagada, cerró la puerta de inmediato. Tardé unos veinte minutos aún en dormirme, pensaba en la conversación que había tenido con Hugo, y que quería que todas las noches terminasen de esa manera, hablando con él.

El día siguiente me desperté a las nueve, me vestí y salí a correr. Normalmente no lo solía hacer, pero me apetecía. Y además, a esa hora no podía hacer gran cosa. Al volver a casa me duché tranquilamente, ya que no había nadie que me metiera presión por salir del baño, mis padres se habían ido a trabajar mientras yo había salido a correr. Me preparé un vaso de leche y me senté delante de la tele. Al cabo de un rato, me arreglé el cuarto e hice un par de tareas para que mi madre no pudiera decir que no hacía nada. Llamé a Sonia para saber que hacía esa tarde, y quedamos que iría a su casa a las cinco. Cogí el portátil y me conecté un rato, hasta las cuatro y media, que me empecé a arreglar. Me puse lo que encontré primero en el armario, ya que iba con la ropa de ir por casa, me peiné y fui hasta la casa de Sonia. Nos pasamos la tarde comiendo palomitas y viendo películas, típico de nosotras. A las ocho y media volví a casa y ayudé a mi madre a preparar la cena. Tenía ganas de ayudar. O a lo mejor, tenía ganas de cenar lo antes posible para que después pudiera conectarme y hablar con Hugo. Y así lo hice, cené y me encerré a mi cuarto. Ahí estaba, conectado, como el día anterior. Sonreí. Le abrí conversación y estuvimos hablando durante unas cuantas horas. Me encantaba poder hablar con él, me sentía diferente. Esa noche no tardé en dormirme.

Los siguientes tres días fueron iguales, hasta que el cuarto día Sonia me propuso de ir a la playa. A penas había ido ese verano, así que acepté. A las cuatro y media estábamos tumbadas en la arena tomando el sol.  

- Eh Carla, ¿has visto a esos de ahí? – me dijo, señalándome con la mirada a un par de chicos que estaban jugando a pelota.

- Sí, que quieres que te diga, no están mal.

- ¿Qué no están mal? Por favor. Vamos a preguntarles si podemos jugar con ellos, así los conocemos. – contestó con una mirada pícara. No tenía ganas de ir, pero lo hice por ella. Nos levantamos y nos dirigimos a ellos, que habían visto que nos acercábamos. – Hola chicos, hemos visto que estabais jugando a pelota y nos han entrado ganas de jugar a nosotras. ¿Podemos?

- Claro que sí. – nos dijo el más moreno de los dos, con una sonrisa en la cara. – Yo soy Iván, y él es Dani.

- Ella es Sonia, yo me llamo Carla. – los saludamos con dos besos en la mejilla.

La verdad es que nos lo pasamos muy bien, y ellos dos eran simpáticos y bastante monos. Iván era alto, moreno, con los ojos verdes y muy divertido. En cambio, Dani, era rubio, con los ojos color miel y una sonrisa preciosa. Al principio era un poco tímido, pero después se fue soltando. Eran de Valencia y estaban en Barcelona pasando las vacaciones en casa de los tíos de Iván, y aún se quedarían durante todo lo que quedaba de agosto y una semana de setiembre.

Se nos pasó la tarde volando con esos dos chicos, la verdad es que eran muy agradables. Cuando nos dimos cuenta, eran las ocho.

- Chicos, nosotras nos vamos ya… - dijo Sonia, con una expresión de tristeza.

- ¿Ya? Bueno, pasadnos vuestros móviles y algún día de estos quedamos, si os parece bien. – comentó Dani, mientras Iván asentía con la cabeza.

Nos intercambiamos los números de móvil y nos despedimos de ellos. Al llegar a casa, me duché y cené sola, mis padres habían vuelto a salir. Al volver a mi habitación, como de costumbre, me conecté. De repente oí una música, y me di cuenta de que era mi tono de mensajes. No estaba acostumbrada a escucharlo, ya que apenas recibía alguno, así que me puse como una loca a buscar mi móvil. Lo encontré en el fondo de la mochila que había llevado esa tarde en la playa. Al desbloquearlo y ver de quien era, sonreí sin darme cuenta.

----------------------------------------

¡Hoooooooooola!

Bueno, aquí teneis el segundo capitulo. Espero que os haya gustado :)

Solo deciros que intentaré subir semanalmente y me gustaría que me fuerais comentando que os parece por twitter. ¡Muchas gracias por leer!

Welcome to my life. [PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora