Capitulo 4.

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La mañana siguiente pasó bastante rápida, me levanté a las once y media, hice un par de tareas y después de comer llamé a Sonia por si se quería quedar a dormir a casa esa noche. Me dijo que no había ningún problema y empecé a prepararlo todo. A las cinco me duché tranquilamente, me tomé mi tiempo, tardé más que de costumbre. Hacía tiempo que no salía de noche y había perdido la práctica en arreglarme. A las seis llegó Sonia, y empezamos a decidir lo que teníamos que ponernos. Queríamos arreglarnos, pero tampoco pasarnos mucho. Al final acabé optando por un vestido sencillo y mis tacones favoritos, y Sonia escogió una falda y una camisa palabra de honor que se había comprado recientemente. Me maquillé un poco, haciendo que quedara bastante natural. No me gustaba maquillarme, nunca me había gustado.

A las ocho y media salimos de mi casa, listas para empezar lo que parecía una gran noche. Cogimos un taxi hasta el restaurante que me había dicho Iván esa mañana, y llegamos ahí a las nueve, ya que nos habíamos encontrado con un pequeño problema sin importancia por la calle.

Allí estaban esperándonos, los dos, guapísimos. Me acordé de Hugo y de que esa noche no podría hablar con él, pero tuve que obligarme a no pensar más en él, al menos durante esa noche. Tenía que disfrutar, tenía que pasarlo bien, sin preocupaciones ni problemas, sin distancias que me entristecieran.

Los saludamos y entramos al restaurante de comida italiana. Me encantaba ese tipo de comida, era mi favorita. Cenamos conversando tranquilamente, y sin darnos cuenta se hicieron las once de la noche. Eran y media cuando salimos del restaurante, y a las doce llegamos en el sitio donde se celebraba la fiesta.

- ¿Vamos a la barra? – me pidió Sonia, nada más entrar.

- Claro. – la seguí entre la multitud de gente. – Sé que tienes algún plan para esta noche, e Iván está involucrado en él. Anda, cuenta. – vi como se sonrojaba y mientras se bebía su copa, me iba contando detalladamente.

- Hombre, pues no es mal plan. – dije, dándole el último trago a mi bebida.

En ese mismo instante, empezó a sonar mi canción favorita en los altavoces de la discoteca. Cogí de la mano a Sonia y me la llevé hacia la pista, donde estaban Iván y Dani. Cerré los ojos y me dejé llevar por la música. Me movía al ritmo que marcaba el bajo, mientras miles de recuerdos pasaban por mi mente. Hubiera dado lo que fuera para parar el tiempo en ese preciso instante. Me sentía la capaz de todo, me sentía yo.

Al terminarse la canción fui con Dani a la barra a coger algo para beber, así dejábamos a Sonia y a Iván un rato solos. Esa noche estaba mucho más guapo que las otras dos veces que lo había visto. Era un chico muy atractivo, tenía que reconocerlo. Al principio parecía tímido, pero no, era todo lo contrario.

Al volver con ellos, una canción lenta empezó a sonar. La gente que estaba en la pista empezó a buscarse pareja. Miré a mi alrededor, solo quedábamos Dani y yo. Al encontrarme con sus ojos del color del cielo, me cogió de la mano y me acercó a él. Me abrazó y yo hice lo mismo, apoyando mi cabeza en su pecho. Durante esos tres minutos y medio que duraba la canción, me sentí segura entre sus brazos. Era una sensación diferente, muy agradable.

- Estas preciosa esta noche. – me susurró en el oído.

- Gracias, tu también estas muy guapo. – dije. Me sonrojé un poco por el cumplido que me acababa de hacer Dani.

Terminó la canción y vi como Iván y Sonia desaparecían de la multitud que se encontraba en medio de la discoteca. Dani me avisó de que ahora volvía, así que me quedé sola. La música inundaba mis oídos y no podía evitar bailar. Hacía  mucho que no experimentaba algo así, y me gustaba, me gustaba mucho.  

Poco rato después noté como alguien rozaba mi brazo, vi que era Dani. Me ofreció una de las dos copas que llevaba a las manos y acepté. Me lo bebí de un trago. Fuera lo que fuera eso, era bastante fuerte. Soy de esas personas a las que se le sube bastante rápido el alcohol a la cabeza. Esa era la tercera copa que bebía, y al no estar acostumbrada a beber mucho, empezaba a notar los efectos del alcohol.

Continué bailando con Dani, ya que Sonia e Iván no aparecían por ningún sitio. Hubo un momento que me pareció ver a mi mejor amiga, pero no, resultó no ser ella.

Decidimos salir de la pista por un rato, estaba muy llena de gente y empezaba a agobiarnos. Volvimos a dirigirnos a la barra, y nos bebimos lo que para mí sería la última bebida de la noche, tenía que controlarme. Dani y yo fuimos hacia un lugar más apartado, donde había unas mesas y unos sofás. Nos sentamos en uno de ellos y empezamos a tener una conversación no muy lógica.

Dani soltó alguna cosa que me hizo gracia y empecé a reír. No podía parar, y él se sumó a mis carcajadas. En un preciso instante, observé como reía. Se veía tan diferente. Mostraba una sonrisa preciosa, envidiable. Se dio cuenta de que lo observaba, y paró, dejando una leve sonrisa en sus labios. Lo miré atentamente a los ojos, me perdí en ellos. Me dejé llevar por el momento, poco a poco fui acercándome a él. Estaba a tan solo unos milímetros de mí. Notaba su respiración, y él la mía. Recorrí la poca distancia que nos separaba, y le besé. No me importaba nada ni nadie más. Ese era nuestro momento y nadie nos lo iba a quitar.

- Esperaba esto desde el momento que te vi en la playa. – dijo él, cuando nos separamos.

Sonreí y él me sonrió. Nos levantamos y me llevó hacia la pista otra vez. Allí nos encontramos con Sonia e Iván, los dos se veían bastante contentos. Sonia me dijo con la mirada que ya me lo contaría después, pude entender que su “plan” había funcionado a la perfección, me alegré por ella. Desde que terminó con Carlos no lo había pasado muy bien.

Sonia estuvo saliendo con Carlos durante un año, hasta que ella se enteró que en el sitio que él iba de vacaciones tenía un rollo. Le costó aceptarlo, pero acabó dejándole. Además él no lo admitía, y eso fue lo que más le dolió a Sonia. Vamos, que era  un cabrón. Pero de eso ya hacía como unos seis meses, ella había pasado página.

- Carla, ¿vamos para casa? – me dijo Sonia, cuando la fiesta empezaba a decaer. – Son las cinco y media.

- Vale, vamos. – dije, sin entender muy bien lo que me había dicho.

Los chicos nos acompañaron hasta la puerta de mi casa, no se fiaban de dejarnos solas. Nos despedimos de ellos, les agradecimos todo lo de esa noche, y subimos hasta mi habitación. Nos dormimos al instante.

El día siguiente nos levantamos a las dos del mediodía. Me costó despertarme, estaba muy cansada y me dolía un poco la cabeza. Cogí mi móvil y vi que tenía un mensaje, de Hugo. “¿Cómo ha ido la noche? :)” decidí contestarle más tarde.

Desperté a Sonia, me tenía que contar lo que había pasado entre Iván y ella con pelos y señales.

- ¿Qué quieres pesada? – me dijo, con voz de dormida.

- Que me cuentes lo que ha pasado con Iván. Venga. Rápido.

- Nos besamos y… ¡QUEDAMOS PARA HOY! – dijo, alarmada. - ¿QUÉ HORA ES? – estaba desesperada.

- Las dos, tranquila, tienes tiempo. – cuando oyó la hora, se relajó un poco.

- Y con Dani, ¿pasó algo? – me preguntó mientras buscaba la ropa que había traído. Mi cara cambió por completo.

- Si, bueno… le besé. Pero no sentí nada, no quiero que lo interprete mal, no quiero que piense que hay algo entre nosotros. – dije, preocupada.

No quería hacerle daño a Dani, le había cogido cariño y era una persona genial.

- Llámale, y dile que quieres hablar con él. – me comentó Sonia. – Pero díselo tranquilamente, que no se piense que hay algo mal. Es capaz de no aparecer. 

- Es lo mejor que puedo hacer, ¿no? Así evito malentendidos, supongo… - dije, en un suspiro. - Quedaré con él para esta tarde. No queiro esperar más. Voy a llamarle.

Sonia asintió con la cabeza. Me levanté de mi cama y fui a coger mi móvil, tenía una llamada por hacer. 

Welcome to my life. [PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora