Capítulo 17

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Por fin he podido destapar estas emociones almacenadas en mí corazón.
Me pego más a Alba queriendo encadenarla  con mis brazos para no dejarla ir nunca.
Me quiere como yo la amo a ella.
Ahora que la tengo tan cerca mío percibo que nunca olvidé sus caricias, aquellas que supieron curarme arropando mi soledad.
Ahora puedo ser valiente dejando atrás mis inseguridades, la suerte está de mi lado recordándome que todo puede ir a mejor.
Escucho el ritmo de mis latidos, en cada latido mi órgano me dice que nunca es tarde para empezar de nuevo amar a otra persona, Alba se ha convertido en mi obsesión, en mis ganas de luchar por su amor.

Camino junto a ella abrazados, nuestras bocas se encuentran para degustar unos exquisitos besos cuando de pronto un flash me alerta que no estamos solos.
Por instinto, rodeo a Alba pegando su cara contra mi pecho. Logro calmarla diciéndole que hay paparazzis que no se preocupe de nada.
Maldita sea, como no había caído que hoy habría algún periodista haciendo guardia para conseguir una foto y poder escribir su columna.

— Alba no te muevas sigue escondiéndote hasta que lleguemos al coche y móntate en la parte de atrás escóndete.
— Alba hace lo que le digo refunfuñando entre dientes.
Al montarme en el auto arranco y meto la marcha para salir cuanto antes de aquel lugar.

Conduzco concentrado mirando de vez en cuando por el espejo retrovisor desconfiado por si algún periodista pueda hacerme fotos.
Al parecer no hay nada raro. Sin embargo, continúo conduciendo en silencio preocupado al mismo tiempo de ver como Alba mira por la ventanilla sin decir nada.
Al llegar a su casa, intento convencerla disculpándome por lo sucedido.
Ella solo me mira callada. Su silencio me parte el corazón, necesito que me diga algo, cualquier cosa, al menos sabré lo que piensa.

— Alba, por favor discúlpame por lo sucedido. Era un momento mágico y se ha estropeado. Tan solo intentaba protegerte no quería hacerte algo que te incomode.

— Héctor, comprendo que eres un personaje famoso y es normal que los medios de comunicación estén detrás tuyo intentando averiguar algo que les haga conservar su trabajo.
En fin, eso forma parte de tí.
Te agradezco el querer haberme protegido, sabes que yo no quiero ser el objetivo de los paparazzi.

— Gracias por entenderme. Y por supuesto haré lo posible por protegerte a tí y Marina. — Nos metemos en el portal fuera del alcance de algunas miradas. Necesito probar el néctar de sus labios pudiendo exprimir todo el sabor de sus besos.
Al ser tan tarde, no quise subir a su casa, quedemos en vernos mañana para ir a un parque acuático para pasar el día junto a nuestra hija.

En el momento que iba a montarme en mi auto, un flash me puso alerta. Maldigo arrancando el auto, acelero todo lo que me permite el auto intentando esquivar algún paparazzi.
Golpeo con fuerza el volante pensando frustado en la posibilidad de que algún periodista haya podido sacar alguna imagen de Alba.
De inmediato llamo a Domingo, mi abogado.

— Héctor estás loco. Mira las horas  que son.

— Lo siento si estabas durmiendo. Era para avisarte que mañana nada más levantarte mira internet, Facebook, revistas del corazón...Al parecer esta noche he tenido un paparazzi detrás mío, temo que hayan podido sacar alguna foto de Alba. Denunciarlos y demandarlos si así fuera necesario.

— Perfecto, te llamo a primera hora cuando tenga noticias. Y ahora haz el favor de dejarme dormir.

— Gracias Domingo.

Me voy directo hacia mi casa, necesito mirar por internet si hay alguna noticia mía.
Mi sorpresa fue mayor al encontrarme sentada en la puerta de mi casa a Tania.
Preocupado me acerqué hasta ella, su cuerpo temblaba y no podía dejar de llorar.
La abracé ayudándola a levantarse mientras pasamos dentro de mí casa.
Dejé que se pusiera cómoda contándome lo sucedido.

La Obligación de Quererte Donde viven las historias. Descúbrelo ahora