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S  T  E  V  E      R  O  G  E  R  S

Disfrutabas   entrenar  sola, podías escuchar  tu música  sin  tener  que escuchar quejas  de  nadie

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Disfrutabas   entrenar  sola, podías escuchar  tu música  sin  tener  que escuchar quejas  de  nadie.  Volteas sin  dejar de   correr  cuando  ya  no escuchas la  voz Steve  Perry en tus oídos.

Miras  a  Brock  y sueltas  un bufido de fastidio."Lo siento, no me gusta esa canción", dijo  mientras subía a la caminadora junto a la tuya.

"Que lástima que no sepas apreciar la buena música",  respondes, soltó
una carcajada y negó con la cabeza.

"¿Buena música?", preguntó burlón. "Todos saben que todo  de los 9O's para  abajo es  basura",  espetó con seriedad aumentando un poco más la velocidad.

Desde el día en que terminaste con él,  siempre  buscaba  una forma de molestarte, habían  pasado más de dos años y no parecía superarlo.

Brock  era  el líder  de  tu equipo, lo que  empeoraba  más  la  situación, nunca estabas  de  acuerdo con sus decisiones y a él parecía molestarle de sobremanera.

"Tienes un pésimo gusto en cuanto a música  se refiere...  por esa razón termine contigo", habló de  nuevo.

Sueltas  una  carcajada y  frunció el ceño  con  molestia."Supongo  que te. gusta  decir  que fuiste tú quien término conmigo, para no sentirte tan patético", dices con desinterés,
Brock te miró lleno de frustración y enojo.  Bajas la  velocidad  antes de detenerte por completo, no podías concentrarte con él a tu alrededor.

"No olvides que mañana  temprano tenemos una reunión  para discutir sobre nuestra nueva misión", gruñó con autoridad.

Asientes  y  sales del gimnasio para ir al  vestidor. Sabías  muy bien que iba  a  pasar  mañana,  estabas más que  segura  que ibas a ser excluida pues  su  última  misión  no fue una de las  mejores,  desobedeciste por completo   las  órdenes  de  Brock y aunque habían  satisfactoriamente, a él le enfurció lo que hiciste.

Bajas al estacionamiento y vas a tu auto,  abres la  cajuela para  arrojar tu  maleta  dentro. Diste un  brinco cuando  dos  manos  cubrieron  tus ojos pero te relajaste de inmediato en el  segundo  que su aroma llenó  tus fosas nasales.

"Alguien puede vernos...", alejas sus manos de ti, giras en  tus talones y lo miras.

"Tienes mucha  razón, lo siento", se disculpó apenado."Te  extrañé... no te  vi  en  toda la  tarde, ¿dónde  te metiste?", preguntó.

CHRIS EVANS | ONE SHOTS (EN EDICIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora