Lamento nocturno

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Luego de que Yao se fuera de mi habitación,  logre ponerme de pie con dificultad aún me dolía la espalda pero tenía que mirar con mis propios ojos como ese loco abandonaba mi casa.  Alegando que volvería pronto para visitarme.

-Ojalá te mueras en el camino - murmure asqueado cuando Arthur al verme asomado por la ventana se despidió de mi,   lanzandome un beso.
Sin el aquí por fin podré descansar. Volví a recostarme en mi cama con la ilusión de encontrar la manera adecuada que romper el compromiso de mi hermano.

Al despertar ya era de noche, aún tenía algo de sueño pero fueron sus risas las que me llevaron a volver a la ventana. El cielo nocturno estuvo repleta de estrellas,  sentado cerca de la ventana era testigo como ellos paseaban por los alrededores de la casa acompañados por algunas luciérnagas que volaban a su alrededor,  lucían muy felices juntos ahora.  Deben disfrutar mucho jugar el papel de pareja perfecta.

-Iván,  sólo esta confundido aun- susurre sonriendo mientras con mis dedos acaricia el cristal de la ventana- Pronto será sólo mío,  seremos muy felices juntos, yo lo se-  dije mientras los miró desde mi cuarto.

Quisiera ser yo a quien Iván  estuviera abrazando mientras daban vueltas sobre si mismo,  riendo juntos y pasando un buen momento en pareja.  Ardía en rabia al ver que Yao estaba ahí con el,  sonriendo como si nada.

Lastima que no dudaría demasiado.

Cuando el sol vuelva aparecer por el horizonte ¿podré encontrar una manera de evitar la cena de mañana en la  noche?  Mis hermanos vendrían para conocer a Iván y darles sus bendiciones para la futura boda,  si eso ocurria no habria manera para parar los preparativos y mis esfuerzos serán en vano, sumando que adelantaron la noche de bodas,  las cosas se acelerarian.  

-Ellos no deberían importarme,  pero son mis hermanos también - dirijo mi mirada al cuadro familiar que esta en mi mesa de noche.

Vagos recuerdo inundaron mi mente,   cuando todos vivamos juntos éramos una familia feliz,  cuando mis demás hermanos se fueron a la ciudad dejándonos a Yao y a mi aquí en esta tranquila villa.  Ya casi no nos vemos por el largo camino que nos separaba,  además ellos estaban muy metidos e sus asuntos como para seguramente perder su tiempo para siquiera llamarnos por teléfono.  No puedo reprocharles nada pero quisiera hacerlo.

- Todos a mi alrededor...  son tan falsos-  murmurre molesto con todo esta situación.

Este dolor de mi espalda ya no podía hacerle competencia al inmenso dolor que sufre mi pecho ante la frialdad de mis seres queridos,  mi hermano se atreve a darme latigazos en toda la espalda y robarse  a mi amado,  Iván  sigue negando que siente algo por mi,  y como olvidarme de mis demás hermanos que por fin se dignan a darnos una visita siquiera.

Quizá fue obra de mi enojo y de mis súplicas pero,  el cielo nocturno empezaba a cubrirse de nubes lentamente.  Era seguro que lloveria en algunas horas.

-Los dioses escucharon mis súplicas - dije contento.

Al parecer sólo puedo contar conmigo mismo, incluso si se conoce con todos ellos mañana siempre podré pensar en algo para que Iván no siga despreciandome. Debo atarlo a mi ser para siempre.  Aunque eso me obligue a tomar medidas drásticas.

Busque entre mis cosas el celular que me regalaron hace un año mis hermanos,  pero como no tenía tan interés en el casi no lo utilizaba.  Tenía pocos contactos pero cuando encontré su número no dude en marcarle,  era el único en quien podría confiar ahora. Atendió a mi llamado.

-Hola...  ¿Kiku?  - escuche su voz al otro lado.

-Heracles necesito que hagas algo por mi- 

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⏰ Última actualización: Dec 03, 2018 ⏰

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