Mi verdad [Finalizada]

IV

—Un nuevo akumatizado amenaza las calles de París, pero es solo cuestión de tiempo para que Ladybug y Chat Noir lleguen a liberarlo —dijo la presentadora de televisión.

Marinette se encontraba cenando en su casa cuando vio esa noticia.

—¡Ay! Recordé que debo hacer un... trabajo... para mañana —dijo súbitamente.

—¿No vas a terminar de cenar? —inquirió su madre.

—Quizás más tarde. Es que con el estómago lleno me cuesta más pensar jajaja.

—Bueno cariño, entonces sube y esfuérzate —dijo su padre.

La chica se puso de pie y subió a su habitación. Cerró la puerta de la trampilla con cerrojo para que nadie se diera cuenta que no estaba.

—Tikki, motas —exclamó, transformándose en Ladybug. Salió al balcón y fue volando con ayuda de su yo-yo hacia el centro de la ciudad.

La persona akumatizada era una chica vestida de amarillo con sombrero y corbatín negro que creaba burbujas de colores psicodélicos soplando en sus manos.

—Bien, no creo que nos traiga mayores problemas —pensó Ladybug yendo hacia ella— pero, dónde está el akuma.

—¡Ladybug, entrégame tu miraculous! —dijo la chica de amarillo.

—Claro que no, burbujitas —respondió Ladybug.

—Soy Cipher —gritó la otra con furia, lanzándole grandes burbujas.

Ladybug se dio cuenta que una de las burbujas envolvió una farola, y luego de reventarse, ésta se había convertido en una horrible criatura de cuatro bocas que gemía en tono agudo.

—Así que su poder es transformar las cosas en monstruos. Debo tener cuidado —se dijo la chica.

Aún pensando en cómo contraatacar, Chat Noir llegó por la espalda de Cipher, intentando tomarla por sorpresa, pero la chica se dio cuenta, lo esquivó y le tiró varias burbujas, aunque por la rapidez del chico, ninguna dio en el blanco, pero sí encerraron un banquillo y un árbol, transformándolos en una boca llena de colmillos gigantes y una criatura de un ojo que parecía tirar ácido por sus lagrimales.

—Wow, esto sí que es una pesadilla —dijo Chat observando las horribles creaciones.

—Luego de que me des tu anillo, podrías hacerles compañía—dijo Cipher.

—No, gracias, quiero conservar mi belleza.

Ladybug saltó hasta llegar junto a Chat Noir.

—¿Ya viste dónde está el akuma? —susurró el muchacho sin mirarla.

—Aún no, pero debe ser en sus manos. Quizás en sus guantes —contestó ella también susurrando.

—Entonces vamos a quitárselo—dijo Chat Noir decidido.  Salió corriendo mientras gritaba Cataclismo.

Se acercó a Cipher e intentó tocarle las manos con su poder, pero la chica era mucho más rápida y logró esquivarlo otra vez, lanzándole un par de burbujas, una de las cuáles él impactó con su cataclismo, provocando una pequeña explosión que lo empujó hacia una pared. La otra burbuja lo siguió, pero él logró esquivarla con su bastón. Y ese fue su error. La burbuja envolvió su arma, convirtiéndola en una serpiente de tres cabezas.

—¡Pero qué...! —exclamó Chat Noir soltándola.

Ladybug se acercó a él y, tomándolo de la cintura, se lo llevó del lugar.

—¡No podrán escapar de mí para siempre! —gritó Cipher— ¡Estaré esperándolos!

—Qué haces, Ladybug.

La chica miró extrañada a su compañero. Muy rara vez le decía Ladybug, y nunca lo había hecho con tanta frialdad.

—Te estoy salvando, gato impertinente. Aterrizaron sobre un techo, ya seguros de estar lo suficientemente lejos de Cipher— ahora deben quedarte pocos minutos de transformación. Quédate aquí, yo iré a buscar ayuda.

—No eres mi jefa para darme órdenes —dijo Chat Noir con el ceño fruncido y mirando hacia otro lado.

—No, pero si quieres salir vivo de esto, tendrás que hacer lo que te digo. ¿Viste que ya no tienes arma y que en cualquier momento volverás a ser un chico ordinario? Así que quédate aquí.

Chat Noir hizo rodar los ojos y se sentó.

—¿Feliz?

—Sí —respondió la chica— no te muevas de aquí, volveré con refuerzos.

—Claro, lo que digas.

Ladybug salió corriendo, sintiéndose mal por el cambio de actitud de su amigo, pero no podían pensar mucho en eso por ahora, porque debía ir a buscar a Alya, Nino y Chloe.

Necesitarían toda la ayuda posible.