9. Vae victis.

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[Ilustración: https://twitter.com/stjepansejic/status/1053737137819058181]

No hay nadie en el estudio... o, mejor dicho, no hay nadie que trabaje con vosotras ahora mismo. Tal y como predijo Hana, el tráfico se ha vuelto más lento y peligroso.

—Me han enviado un e-mail —te dice tu amiga. Miras tu teléfono (también ha sonado) y lees el mismo mensaje que ella a la par. Resulta que se cancela la prueba de rodaje en el exterior porque no cuentan con equipo apropiado para la tormenta—. Dicen que, sin embargo, la escena final se ensayará igualmente.

—Bien... —Debes reconocer que estás muy emocionada y nerviosa porque la escena final será la más intensa, la de más acción y la que más esfuerzo requerirá por tu parte.

(O, quizá, estás nerviosa porque no sabes qué es lo que dijo Hana cuando arrancó el motor).

Os sentáis a esperar. No os habéis acomodado aún en los pufs cuando comienzan a llegar más mensajes: la mayoría del equipo está en un atasco y tardará en llegar al ensayo.

—Podríamos... —Hana te muestra el guion. Tú asientes. Te pones en pie, buscas tu guion y lo abres por la escena del final.

Hacéis una primera lectura y vais intercambiando impresiones de forma superficial. En realidad ya has leído escena (con gran avidez, dicho sea de paso, pues querías asegurarte de que el final estaba bien adaptado), pero todavía no has mirado cómo interpretarla. Teniendo en cuenta que es la primera vez que participas en una superproducción de Hollywood, necesitas que Fanny y los demás asistentes te guíen.

—Ivnosse —lees de un modo más o menos plano—, diles a tus amigos con quién están tus lealtades ahora. Hm, se ríe perversamente... Vae victis, héroes. ¡Me encanta cuando Nossyrth dice esto dentro del juego! Lo descargué y lo tuve de tono en el teléfono para cuando me llegaban mensajes.

—Ah, sí —recuerda Hana—. Es uno de los combates más difíciles porque las habilidades de Ivnosse prácticamente te hacen instakill, pero es un momento que me emociona muchísimo... ¡Ay! Antes de borrarlo todo, tenía un fanart del hechizo de Nossyrth increíble —recuerda de golpe. Te entristece que D.Va haya renunciado a toda su colección de imágenes creyendo que le ayudaría a deshacerse de Sombra. Tú también coleccionas imágenes que te gustan; memes, relatos, fotografías... ¿quién no lo hace?—. Claro que no podría trasladarse a la película...

—¿No? —preguntas distraídamente. Te estás acordando de una imagen que te hizo muchísima gracia pero nadie más entendió.

—No. Era... ya sabes.

—¿Hm?

—Es que Ivnosse tenía una venda en los ojos, y Nossyrth le había comenzado a desabrochar las cintas del corpiño. Tenía una mano metida debajo de los cierres, de hecho... por dentro de la tela. No se veía nada, pero era tan evidente... y tan bonita... De Sakimichan, por cierto. Era de pago, de Patreon. La acababa de comprar, apenas la pude disfrutar unas horas.

Abres la boca sin saber qué decir ni cómo. Quizá podrías hacer una broma, afirmar que la escena que te describe no podría trasladarse a la película... Pero no te decides a tiempo, y Hana se sitúa entre tus brazos. Puedes ver de refilón el intenso tono rosa que colorea sus pómulos y escuchas su respiración entrecortada por encima del rítmico chapaleteo de la tormenta. De repente, sus manos están guiando las tuyas y te descubres tapándole los ojos. Ella echa hacia atrás la cabeza, su nuca se apoya delicadamente contra tu cuello y notas su melena (¡el aroma a cerezas!) derramándose sobre tu escote con un tacto sedoso que te lleva de vuelta a la noche que has pasado durmiendo a su lado.

No has querido pensar en ello en todo el día...

... Tampoco has querido analizar el momento en la moto, las palabras ocultas por el rugido del motor que parecían una súplica de su corazón hacia el tuyo...

Pero ahora lo estás pensando, y tiemblas. Temes realizar algún movimiento de forma voluntaria porque no sabes exactamente qué hacer. Los dedos de tu mano izquierda siguen sobre su rostro, sus pestañas te hacen cosquillas. Escuchas su risita nerviosa y notas que tira de tu otra mano para posicionarla como si le desabrochases la chaqueta.

Es como si, de repente, algo hubiese extraído todo el aire de tus pulmones.

—Algo así —murmura.

—¿Hana? —Quieres preguntarle mil cosas, pero sólo logras lanzar su nombre como si no tuvieses claro con quién hablas.

—Había otra más, en esa Nossyrth le daba azotes... La película no podría emitirse en ningún lado —agrega en tono divertido. No dejas de percatarte de que ha bromeado sobre aquello que tú te habías planteado comentar para quitarle hierro a la situación.

Entonces hace descender tu mano y... por un momento crees que va a situarla frente a sus nalgas.

—¡Hana!

Se gira hacia ti. Ves que en su rostro no hay el menor atisbo de diversión. Está nerviosa, perdida... sostiene tu mirada como si se hubiese propuesto ser valiente pero en realidad estuviese aterrada. Sientes que ofreces un aspecto similar, aunque tú no tratas de mostrar ningún arrojo... sólo quieres... bueno, no lo sabes. ¿Qué es lo que quieres? Tus manos sudan, el corazón te late de un modo tan doloroso que jurarías que está dejando una pequeña muesca en tu esternón (¡es como volver a la competición de Dungeonslaughter!). Cada una de tus frenéticas pulsaciones te reverbera en los tímpanos. El golpeteo es tan fuerte que crees que Hana lo debe estar oyendo.

—Lo siento... te he mentido —dice por fin. Baja los párpados con la misma expresión que si se hubiese resignado a saltar por un trampolín alto y terrorífico (o un acantilado) y sus labios chocan con los tuyos. Abres los ojos de par en par y ves en los suyos cerrados una entrega total... La imitas. Los latidos te están enloqueciendo y necesitas agarrarte a algo, así que envuelves la espalda de Hana y te aferras a ella. Sus brazos envuelven tu cintura. Tus dedos se enroscan en esa melena caoba que huele a cerezas frescas... La besas, y te besa. Es un acto increíblemente torpe, pero no es eso lo que estás juzgando; sólo puedes sentir su presencia y dejarte llevar, sumergirte en el momento y dejarte abrumar por la dulzura que compartís.

* * * * *

Ignoras cuánto tiempo ha pasado. Sólo sabes que tus labios están ligeramente inflamados por la cantidad de besos que habéis intercambiado Hana y tú.

Sin separar las manos, pero accediendo por fin a tomaros un descanso, se os escapa una risa de pura felicidad. Ella ya no parece tan nerviosa y a ti ha dejado de dolerte el pecho.

—La de tonterías que he dicho... —comenta como avergonzada.

—Me habría gustado ver esos fanarts, Hana —le dices cálidamente. No quieres que se sienta tonta, quieres que sepa que compartes sus gustos y que no la juzgas por las palabras que ha dicho en un momento tan delicado. Es decir... tú ni siquiera has logrado decir una frase completa. Sólo has repetido su nombre varias veces sin añadir nada más—. Aunque no he entendido lo que dijiste sobre que me habías mentido.

—Oh... eso... —Entrelaza sus dedos en los tuyos—. Es que no quiero salir del armario.

—¿No? —Sientes una punzada de aprensión. Una derrota para la comunidad LGTB gamer.

—No... bueno, no exactamente. Verás: quiero decirle al mundo que tú eres... que somos... y tú eres mi...

—¿Tu Poison Ivy? —sugieres con picardía.

—Mi novia. —Te sonríe con absoluta complicidad—. ¿Te gustaría?

Hana Song y tú [D.VaxLectora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora