4. Vergüenza.

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Hoy te toca ensayar por primera vez una escena (aunque, para tu sorpresa, no pertenece al principio de la película), así que preparas tu desayuno consciente de que vas a necesitar mucha energía. Le escribes un mensaje a Hana para preguntarle si quiere que vayáis juntas al estudio.

Lee tu mensaje, pero no responde.

Te aseas, apuras el desayuno y vuelves a revisar tu teléfono: sigue ignorándote. Te toca ir sola.

Cuando llegas al estudio saludas a tus compañeros, intercambias algunas palabras con Zarya (un experto en armas llamado Reinhardt lleva unas semanas tratando de enseñarla a blandir la enorme maza que usa su personaje; dirías que parece satisfecho con el resultado) y luego buscas a Hana... No sabes por qué no te ha respondido, pero las dudas que has albergado sobre que estuviese enferma o le hubiesen robado el teléfono quedan despejadas cuando la descubres charlando con la directora.

Le lanzas una mirada ceñuda... y ella baja la vista. Te elude como con vergüenza. Hm... Ahora que lo piensas no te volvió a hablar tras la sesión de fotos del cuarto de baño del restaurante... ¿Por qué?, ¿qué le pasa? ¿La ofendiste de alguna manera...? Desde luego, a ti no se te ocurre en qué momento pudo ser. Se te hace un nudo en el estómago. ¿Sus seguidores de las redes sociales la pusieron en tu contra, quizá? Coges tu teléfono para mirar si hay comentarios negativos, pero en lo que carga Instagram te reclaman para comenzar los ensayos.

Trabajáis en el desarrollo de la escena. Fanny, la directora ómnica, te va dando instrucciones: estáis en las ruinas de una ciudad donde tú localizas a Ivnosse y le ofreces una alianza que ella rechaza.

Los diálogos ya los has memorizado y has recibido un montón de indicaciones sobre cómo debes pronunciarlos.

—¿No te inquieta la insistencia que muestra el destino en unir nuestros caminos? —le preguntas a Hana. Te explicaron que debías alzar la voz sin gritar, sin que te ocasionase picor en la garganta... y que debías sonar lo más grave y serena posible. El efecto es bastante creíble.

—Esa insistencia no es cosa del destino, es cosa tuya... Nossyrth —replica Hana.

La directora os interrumpe.

—¡No! Mal, mal... así no —(y, cuando crees que vas a oír tu nombre, te llevas una sorpresa)—, Hana. No puedes mantener los brazos cruzados... parece que estás a la defensiva, pero Ivnosse está alerta y lista para defenderse, ¡nada la intimida! Y esa mirada no funciona, parece que sientas vergüenza. Tienes que mostrarte valiente, resuelta. Probemos otra vez.

El ensayo se retoma con las nuevas directrices. Hana está mostrándose torpe y poco acertada. Llega un punto en que incluso tú comienzas a desconcentrarte por su falta de implicación.

La directora pide una pausa de diez minutos. Regaña a Hana. A ti se te acercan varios miembros del equipo para darte su enhorabuena, tu debut les ha sorprendido para bien... ¡No olvidemos que eres una novata! Incluso Lúcio dice que le has inspirado para comenzar a trabajar en la canción de Nossyrth.

—Probemos de nuevo.

Hana logra hacer una representación moderadamente mediocre de la primera parte de la escena esta vez. Por fin comenzáis a avanzar en su desarrollo, y llega un momento en que la acorralas contra el altar mágico de las runas y la amenazas para que colabore contigo. Antes de nada, Satya (la arquitécnica hindú que diseña los decorados) os examina para comprobar si las proporciones entre el altar y vosotras son apropiadas. Toma algunas notas y hace modificaciones en el aire.

Ha creado buena parte de los elementos mágicos del atrezzo con luz sólida, y eso en las cámaras resulta espectacular.

—No eres consciente de lo que obtendríamos —gruñes. Tienes que hablar mostrando los dientes pero sin apenas separarlos. El efecto funciona. A continuación agarras a Hana por el cabello y la empujas. Tienes que obligarla a recitar el texto de un grimorio antiquísimo porque no se une a ti por las buenas y, lógicamente, se resiste—. Lee.

—¡Hana, esa cara no funciona! Por el amor de... —La directora se interpone entre vosotras y os separa—. Si pones esa mueca parece que disfrutas —le explica mientras se masajea sus sienes plateadas.

—¿No podemos dejarlo por hoy? Tengo agujetas y malestar del entrenamiento con la jabalina —se defiende la coreana.

—Vamos a suspender el ensayo de esta escena. ¡Chicos, diez minutos de descanso y luego adelantaremos el montaje de la escena número seis! —declara la directora por la red de walkie-talkies. El equipo se pone en marcha, pero a vosotras no os permite marcharos—. Chicas, tenéis potencial pero hoy no estáis funcionando como lo hacíais en las lecturas previas. Necesito complicidad y compenetración en vuestras acciones para sacar adelante la película. Sé que podéis hacerlo mejor.

»Hablad. Leed juntas. Ensayaremos mañana por la noche y quiero notar un cambio a mejor. Trabajad en ello.

—De acuerdo —respondes. Miras a Hana... ella asiente a regañadientes. No te ha mirado a los ojos ni una sola vez y eso ha hecho que pareciera asustada durante toda la escena.

Suspiras.

La directora se marcha y Hana hace ademán de salir corriendo.

—¿Qué te pasa? —le preguntas alzando la voz—. ¿Por qué no me has respondido esta mañana? ¿Te he ofendido de alguna forma?

Se detiene.

—Tú no lo entenderías.

—Pues ayúdame a hacerlo, Hana. Sé que no somos íntimas y no pretendo fingir que te conozco mejor que nadie, pero sé una cosa: me has agradado mucho hasta ahora. He sentido que nos llevábamos bien desde el principio, y ahora... estás rarísima. ¿Hay... algo que pueda hacer por ti?

—Vale... vamos a una cafetería. Tomaremos un café... de todas formas no he desayunado.

Hana Song y tú [D.VaxLectora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora