Seis

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A pesar de haber dormido más de 12 horas, Natsuo se sentía aun cansado al levantarse

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A pesar de haber dormido más de 12 horas, Natsuo se sentía aun cansado al levantarse. No había soñado nada, no había sentido nada, estaba seguro que una banda pudo haber tocado en su oído que él no habría ni movido un músculo.

Fuyumi, la que lo había ido a levantar, le miraba con ojos grises preocupados.

—Te ves mal —le dijo su hermana. Natsuo negó con la cabeza y quitó la mano de Fuyu de su hombro para poder levantarse de la cama.

—Estoy bien —comentó, pero aun así los ojos preocupados de su hermana— . Solo no había dormido bien, pero ya lo hice. Voy a ducharme —Fuyumi asintió y salió de la habitación. Natsuo suspiró, su cuerpo se sentía pesado, cansado, estaba seguro que aun le faltaba descansar mucho pero no sabía si podría hacerlo nuevamente sin la ayuda de esa pastilla para dormir que le dio su primo.

Se estiró, tensando sus músculos y se dirigió al baño para ducharse.

Fuyumi tocó la puerta de la habitación de Shoto y éste, en vez de responderle, abrió la puerta para mirarla con ojos grises y azules cansados.

—El desayuno ya está, Shōto —comentó la albina, el niño asintió y bajó junto a su hermana. Ya tenía el uniforme de la primaria colocado.

—¿Por qué no vino la niñera a despertarme como siempre lo hace? —preguntó el niño y Fuyumi sonrió para sus adentros.

—Padre la despidió —comentó la chica recordando la mirada furiosa que la horrible mujer le había lanzado mientras ella estaba en la cocina, dado que Enji le había informado que Fuyumi se encargaría de Shōto, que ya no necesitaban su servicio. Shōto, el cual nunca se sorprende, solamente levantó una ceja.

—¿Y eso?

—Ya no necesitamos sus servicios, yo te cuidaré. Cómo hace dos años... —le comentó ella. Shōto miró hacia otro lado, bajando la mirada. Shōto no se veía entusiasmado, todo rastro de felicidad había sido absorbido por su padre.

—¿El curso de héroes de la UA no es muy pesado? —preguntó. Llegaron a la mesa, en donde su padre ya estaba sentado esperándolos.

—No quedé en el curso de héroes —contestó Fuyumi—. Estaré en estudios generales.

—Igual es pesado —gruñó Enji tomando su plato de arroz y comenzando a desayunar. A Shōto le sorprendió un poco, aunque no lo demostró, lo calmado que estaba su padre ante la noticia que su hija perdió el examen de héroes.

Natsuo bajó a los veinte minutos, cuando todos ya estaban terminando de desayunar y se sentó sin siquiera saludar al lado de Fuyumi, la chica miró a su hermano preocupada. Shōto también notaba que Natsuo se veía bastante pálido.

Apenas iba a comenzar a comer, cuando su padre abrió la boca y Shōto supo que comenzaría una pelea.

—Te vas a ir a vivir a donde tu abuela, Natsuo —comentó su padre. Fuyumi lo miró sorprendida, se suponía que ella era la que iba a comentarle tal cosa a su hermano. Natsuo no levantó la mirada, pero Fuyumi pudo sentir la escarcha expandiéndose en su taza.

Los hijos del inviernoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora