Capítulo 2: Yako

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Kagome sentía una mezcla de sensaciones, estaba feliz, eufórica, asombrada pero también tenía miedo de que él sólo la estuviese besando sólo para pasar un rato con ella y después dejarla.

Poco a poco ambos se fueron separando, ella avergonzada no fue capaz de mirarlo a los ojos. Él al separarse estaba feliz, no recordaba cuando fue la última vez que se sintió así, la miro y al momento olio miedo en ella, instantáneamente se tenso, ¿qué había hecho mal?

-¿Kagome?- preguntó tratando de cerciorarse de que ella estaba bien.

-Es la primera vez que dices mi nombre- hablo Kagome con una pequeña sonrisa que no pasó desapercibida por el demonio.

Sesshomaru se acercó un poco más a la miko y la abrazó. Ella sólo se dejo abrazar, siempre había soñado con ese momento y aunque sólo sea por unos segundos lo iba a disfrutar.

-Sesshomaru yo…- Fue interrumpida por él.

-Kagome, sé mi mujer- musito seguro, aunque no fuera una pregunta tenía miedo de que ella se negara.

-¿No estas disgustado con mi confesión? – la miko sólo quería saber que pasaba por la mente de su amor.

-¿Disgustado?- repitió en voz alta más para si mismo que para ella.

*-Ella piensa que no correspondes a sus sentimientos, dile algo animal.

-Si te callaras ya le hubiera respondido, estúpida bestia- espetó Sesshomaru a Yako*

Kagome al ver que el demonio no respondía decidió hablar ella.

-Si, a ti no te gustan los humanos, piensas que somos las peores criaturas del mundo, por eso pensé que estarías disgustado con lo que dije, que me dirías que soy tonta por pensar que alguien tan magnífico como tu se podría enamorar de alguien tan insignificante como yo.

Y ahí fue cuando él reaccionó, no le importó que Sesshomaru le diera permiso para tomar control de sus acciones.

Yako la miro a los ojos, esos ojos marrones que lo hacían sentir como un cachorro de nuevo, esa mirada que desprendía cariño, amor y felicidad.

-Eso no es cierto Kagome, este idiota puede que no te lo diga, pero tanto él como yo estamos completamente enamorados de ti desde la primera vez que te vimos.

La miko se dio cuenta de que no era Sesshomaru, la voz era muy parecida con la de él, sólo que esta era un poco más grave, además de que este “Sesshomaru” habla de si mismo en tercera persona, pero a pesar de eso ella no tuvo miedo, sino que siguió hablando con normalidad.

-¿Quién eres?- ignoro completamente la, por así decirlo, “declaración de amor”

Yako sonrió complacido de que su hembra tuviera ese increíble poder de percepción.

-Soy Yako, la bestia de Sesshomaru, Kagome- era la segunda vez que él decía su nombre y le encantaba.

-Pero eres igual a él, las veces que te vi eras un perro gigante blanco o como ahora pero con los ojos completamente rojos- Kagome quería una explicación, el por qué de que ahora era tan diferente a las otras veces.

- Kagome, me siento honrado de que me hayas prestado tanta atención- esta vez Yako sonrió de felicidad- voy a responder tu duda- Kagome le sonrió en forma de agradecimiento- Vas a volverme loco con esa sonrisa mujer- Esto hizo sonrojar a la miko, nunca pensó que Sesshomaru le diría algo como eso, pero este no era Sesshomaru, era Yako, él no tenía miedo de expresar sus sentimientos y eso a Kagome le gustaba- Eso sólo pasa cuando me enojo y Sesshomaru me permite tomar el control, sino soy muy tranquilo, como ves- Yako sonrió de nuevo y hay que admitir que a Kagome le encantaba esa sonrisa- Ahora que ya me conoces me despido, alguien está impaciente de estar contigo- Yako sonrió por última vez dándole paso a Sesshomaru.

Al darse cuenta de que Sesshomaru había regresado se armó de valor e hizo la pregunta que nunca imagino hacerle.

-¿Me amas, Sesshomaru?- aunque Yako se había declarado por los dos ella quería escuchar que él se lo dijera.

-Desde el primer momento en que te vi- le respondió con su típica frialdad, pero transmitiendo todo el amor que sentía a través de su mirada.

-Intentaste matarme la primera vez que nos vimos Sesshomaru- le replicó molesta.

-Lo se y te pido disculpas por eso- su mirada se puso dura en ese momento, recordando como ella gritaba al ver como las piedras caían sobre si- y le doy gracias a todos los dioses de que eso no haya pasado porque ahora me sentiría vacío sin ti.

-¿Y si me amas desde hace mucho tiempo porque siempre que me veías me ignorabas? – ella ya había aceptado que la amaba pero era divertido ver como el gran Lord frío del Oeste expresaba sus sentimientos, cosa que no pasaba muy seguido y ella no iba a desaprovechar esa oportunidad.

- Siempre estabas con Inuyasha- en su mirada se reflejó odio- estaba molesto, no entendía como  podías estar con esa bestia inútil cuando podrías estar conmigo, quería matarlo por estar siempre tan cerca de ti.

Kagome satisfecha con lo que había escuchando decidió responder a su pregunta.

-Si Sesshomaru, lo acepto- le respondió con una sonrisa, la sonrisa más hermosa de todas las que había visto el Lord.

-¿Aceptas?- repitió para estar seguro si escucho bien.

-Si, aceptó ser tu mujer Sesshomaru.

Mía, siempre mía. Sesshomaru y Kagome  (Sesshome)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora