FELICES POR SIEMPRE

2.5K 160 21
                                    




CAPÍTULO XV

—Hola Joaquín ¿cómo sigue tu papá? —pregunta, según interesado. Si estuviera interesado no se habría ido con doña modelo de shampoo.

—Esta igual, no ha habido cambios.

—Que bueno. Mira, ella es Diana una amiga que vive aquí, decidió pasar a saludarme.

—Hola un gusto —dice mi hermano y conforme estamos sentados Alejandro la viene presentando.

Al llegar a mi altura ella se pega más a su cuerpo, tengo idea de sus motivos, aunque prefiero ignorar. Quiero pensar que la muy put...ritana quiere molestar o darme celos, pero no le voy a permitir.

Cuando las presentaciones han terminado ellos se sientan en un lugar alejado y se ponen a platicar.

Diana shampoo parece ladilla, no se separa ni un milímetro de mi Alejandro.

Sí, mío, no soporto verlos juntos.

Estoy tan concentrada en ellos que no sé en qué momento salen mis hermanos con sus respectivas parejas a desayunar, y mi madre para no quedarse sola se acerca a mí para hablarme sacándome de mi trance.

—Cariño disimula un poco que se ve los quieres matar.

—¿Cómo dices mamá?

—Que eres muy obvia mi niña y te ves mal.

—Mamá si los estoy observando es porque...

—¡Shh! Entiendo, no me tienes que decir nada.

—Pero no es por celos —le digo con la cara más ofendida que puedo—. Es porque están tan juntos y felices, deberían estar en otro lugar y no aquí. Es más los voy a correr de mi vista.

—Reichell ¿qué piensas hacer?

—Ahora lo veras mamá —me levanto del sillón pensando en todo lo que les gritaré por ser tan estúpidos como para no respetar un hospital y estar tan pegados el uno al otro.

Casi casi lo besa y eso no se lo permitiré, si quiere que lo haga en otra parte no delante de mí.

Cuando estoy cerca de ellos mi valentía desaparece y me arrepiento, decido hablar solo con Alejandro.

—Alejandro me permites hablar un momento.

—Está bien, ya regreso —Diana shampoo solo asiente—. ¿Qué pasa? —pregunta el muy cínico porque no pregunto ¿necesitas algo? O ¿sabes algo de tu papá qué deba saber?, no, pregunto ¿qué pasa?, porque sabe que me pasa algo.

—Mira no me gusta que estemos todos aquí preocupados por mi padre mientras tú estés todo pegado a Diana shampoo, insinuando su necesidad... ya sabes de algo más.

—¿Pegado a quién? —pregunta con una sonrisa en los labios.

—A tu «amiga» —ya saben, poniendo un poco de énfasis en la palabra.

—¡Oh! Ya entendí, estás celosa.

—Celosa desde luego que no —juro que ahora estoy roja como una sandía.

—Mira, sí, estás celosa. No fue una pregunta fue una afirmación, pero te recuerdo que entre nosotros no hay nada y como veras es bonita. Aprovechando que estoy aquí sin compromisos he decidido probar algo con ella, una vez que vea a tu padre nos iremos —susurrando cerca de mi oído añade—, ya sabes, a un lugar más cómodo —diciendo esto se intenta marchar, pero por un impulso que desconozco no quiero que lo haga y lo retengo, aunque no sé qué decirle.

—Alejandro yo...no quiero que...

—No es decisión tuya Reichell como bien me dijiste ayer con «él doctorcito» ese cuando te reclame, si no te gusta pues no puedo hacer nada por ti. Ahora sí no te importa me está esperando... Ah y deja de vernos tanto porque ella se está incomodando.

Se regresa a su lado, esta vez más pegado a su oreja, creo que le dice algo, pero no alcanzó a escuchar, Diana shampoo solo se ríe a carcajadas.

Mi madre nos observa. Cuando regresó a su lado me reclama.

—Te lo dije hija solo perdías tu tiempo.

—Gracias mamá.

—Eso fue lo que él sintió cuando estuviste platicando con el doctor, que aunque no hiciste nada malo como ellos, su amor los ciega y les hace pensar locuras como él en su momento y tú ahora.

—No te preocupes mamá trataré de reprimir mis locuras como tú dices —me quedo sentada viendo de reojo a la feliz pareja. Cada que les prestó atención se agarran de la mano, el hábil de Alejandro poco a poco toca más piel de la que debe y la muy lagarta solo se deja querer.

Cuando llega la hora del almuerzo, nos juntamos para comer todos en la sala porque después del desayuno separado decidimos comer todos en familia. Para esto sigue aquí la nueva conquista de mi ex jefe.

Como no quiero estar sola decido invitar al otro Alejandro o sea al doctor, porque no pienso ser la única solitaria sin pareja, aparte de mi madre, aunque ella está sola por otras razones.

GRUÑÓN PARTICULARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora