EPÍLOGO

3.1K 211 74
                                    

EPÍLOGO

Una vez que todos en mi casa y en la de él supieron que Alejandro y yo nos reconciliamos se volvieron locos de felicidad.

Han transcurrido dos años de una relación donde todo es perfecto. En todos los aspectos. Dónde lo único que importa es que estamos felices él y yo, amándonos sin ninguna restricción.
Disfrutando de todo aquello que por tontos y testarudos nos perdimos por un tiempo, pero que también hemos sabido recompensar con una total confianza y felicidad.

Alejandro me sorprendió el día menos pensado muy temprano en mi casa. Recuerdo que llego por mí antes de que salieran los primeros rayos de sol. Se veía que apenas su avión había tocado tierra firme él solo salto y se vino conmigo.

Claro, aquel día ameritaba eso y más porque estábamos celebrando nuestro segundo aniversario de novios.

Su idea era irnos por un viaje en velero, recorriendo las costas de Baja California, completamente solos, disfrutando del mar y nuestra compañía.

Aquella oferta tan tentadora era imposible de ignorar.

Estábamos en la orilla del mar sobre el velero, ya era entrada la noche cuando Alejandro se pegó más a mí cuerpo brindándome todo su calor. Llego un momento donde me giro para que lo viera a la cara.

Recuerdo que mi pensamiento fue «eres tan guapo que debería ser un delito mirar».

Me beso de forma tierna y casta, le conteste su afectivo beso de la misma forma, con el mismo amor.

—Eres muy hermosa Reichell y, no sé si sepas, que te amo con locura y quiero preguntarte algo.

—¿Cuál es tu duda cariño? —aunque le pregunte con inocencia en el fondo de mi corazón creía saber a dónde se dirigía todo ese misterio.

—¿Me amas? —uf pienso en sus palabras y aun siento miedo, pensé que preguntaría algo más, la verdad estaba un poco temerosa. Miré sus ojos para responder con todo mi amor.

—Más que a mi vida, te amo como una loca, no necesitas preguntarlo.

—Claro que sí, porque también te quiero preguntar otra cosa —con los nervios a flor de piel le conteste.

—¿Así? Sabes que puedes preguntar lo que quieras.

—Mira a la orilla por favor. Dónde está ese grupo de gente —antes de que pudiera moverme tomó mi mano, cuando gire para mirar en la dirección que había señalado levantó nuestros brazos.

En ese momento un escalofrío me subió y bajo de pies a cabeza, incluso sentí aquella chispa eléctrica que recorrió mi cuerpo cuando nos tocamos por primera vez en su oficina

Pude ver cómo las personas del grupo se iban moviendo en una pequeña alineación que hasta parecía ensayada. De repente se iluminaron aquellas caras de los desconocidos, poco a poco, primero una para después darle paso a otra.

Esas personas eran los seres que más amo en mi vida, primero mi padre con mi madre, después los papás de Alejandro, Joaquín junto a Marta, Pablo con Vanesa y al final Daniela y Samuel.

Cada pareja tenía una palabra que juntas iban formando aquella pregunta que tanto quería escuchar, aquella con la que toda mujer sueña algún día responder afirmativamente y que para mí suerte fue formulada por el hombre que más amo en la vida.

REICHELL ¿TE QUIERES CASAR CONMIGO?

Alejandro de la nada se separó un poco, se arrodilló delante de mí sacándome un poco de mi sorpresa.

—Hermosa mujer, después de estos años este hombre terco que tienes delante te quiere preguntar ¿quieres hacer a este ser el más feliz del mundo siendo su esposa?

GRUÑÓN PARTICULARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora