Una de tantas noches juntos.

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Narrado en primera persona por la protagonista femenina Ye-Jin.


Sehun me miraba desde el otro lado de la barra mientras preparaba unas lechugas y partía otras verduras. Me sonreí un par de veces sonrojada y evité cruzar miradas, pero me era inevitable buscarlo y querer verlo, su camisa blanca lucía tan bien en él y aquel mandil negro en su cintura le daba un aspecto tan seductor.

Detestaba ver su medio flequillo que se había posado sobre su frente a falta de fijador, y aquellos anteojos sólo me debilitaban poco a poco.

Mientras acomodaba los cojines escuché su cuchillo afilado enterrarse contra la tabla de madera, levanté la mirada y le vi quitándose el delantal. Pasé saliva nerviosa y me di la vuelta, comencé a tararear canciones infantiles en mi mente mientras golpeaba los cojines pequeños para darles forma y me repetía una y otra vez: "No pierdas la razón".

Sin embargo, cuando menos lo pensé sus brazos me rodearon. Mi cintura quedó aprisionada por sus manos y mi temperatura se elevó al instante.

Sehun suspiró causando cosquillas en mi cuello y le miré sobre el hombro.

Sus ojos penetraron hasta lo más profundo de los míos e indagaron en mis pensamientos, Sehun lo supo de inmediato. Una sonrisa pícara se asomó y cuando intenté morderme los labios aguantando un deseo los suyos se apresuraron a besarme con el tacto más cálido, agradable y dulce.

Un sonido después del beso, me sonrojó.

Sehun me giró y me pegó contra su cuerpo sujetando firme mi cintura y volvió a besarme causando un cosquilleo que era la combinación entre timidez, deseo y emoción.

Sus manos subieron a mi primer botón y viéndome fijo a los ojos lo quitó.

-¿Estás lista?

Las palabras no podían salir, sólo asentí.

Sus palmas subieron a mi cuello y rostro, enmarcándome para una sesión de besos más atractiva y sexy.

Aun besándonos Sehun me llevó a la habitación de primer piso. Las luces estaban apagadas y ya sobre la cama encendió la lámpara a un lado. La casa era en completo silencio, sólo podía escuchar el grillo que molestaba desde temprano, las sábanas moviéndose y nuestras respiraciones.

Tuve que detenerme para quitarle sus anteojos.

Su camisa desapareció en pocos segundos y la mía comenzaba a hacerlo también.

Sus besos iban de los labios al cuello y desesperadamente buscaban otras partes que besar causándome cosquillas y ternura.

Sentía su piel desnuda y eso me ponía nerviosa pero cuando me detuve a observarlo me sonrojé, lanzándolo a un lado.

-¿Estás bien? –Preguntó intentando jalar de la sábana que cubría mi rostro.

-¿Podrías ponerte la camisa?

-¿Qué dices? –Preguntó gracioso.

-Me pone nerviosa tu cuerpo, realmente nerviosa.

-¿De qué hablas?, ¿A caso no está bien? –Preguntó serio.

-¿Bromeas? –Salté mostrando mi rostro.

Sehun de nuevo usaba los anteojos y se comenzaba a colocar la camisa.

-Está bien, yo... Puedo dejarme la camisa puesta si no te gusta que yo...

Estaba perdiendo la cabeza, de alguna forma tomé el valor para tomar su camisa y jalarlo hacia mí. Sehun se sonrió observando lo torpe que lucía ante él.

-Me gustas mucho. –Expresé mirándolo a los ojos.

-Entonces disfrútame. –Bromeó besándome.

Los besos eran distintos, más lentos y excitantes. Jamás había sido besada de esta forma. Su mano se paseó por mi cabello haciéndolo hacia atrás con ternura, y sus enternecedores labios comenzaron a besar mis mejillas y rostro.

Descubrió como abrir el sujetador y con mi piel erizada paseaba sus labios sobre mis hombros provocándome sentir timidez.

Un beso en el cuello me desbarató.

Su mirada directa en la mía me armó de nuevo.

Y su sonrisa me remató.

-Quiero hacerte mía. –Susurró.

-Ya soy tuya. –Bromeé acariciando su rostro.

-Completamente mía. –Arqueó su ceja.

-Hombre, me estás enloqueciendo. –Exclamé replegándolo contra mí.

-Te haré sufrir como tú a mí. –Bromeó echándose en las cobijas.

Aquello que debía culminar en una escena de adultos terminaba en juegos infantiles hasta que Sehun volvió a la jugada escondiéndose entre las cobijas para hacer travesuras que no podía ver.

Mi pantalón comenzó a deslizarse y sus labios comenzaron a besar mis piernas.

-Seré un poco rudo. –Susurró.

Su rostro apareció de nuevo frente al mío y mientras me miraba directo a los ojos comenzaba a moverse allá abajo.

Mis ojos se cerraron con fuerza y apreté los puños, Sehun se apresuró a besarme con ternura. Sus embestidas comenzaron en un ritmo lento mientras acariciaba con sus manos mi cuerpo.

-¿Estás bien?

-Te odio. –Exageré en tono bajo mientras apretaba la boca.

-Te amo. –Contratacó besando.

Su aroma, sus susurros, su flequillo golpeteándose contra su frente en cada movimiento y la manera en que remojaba sus labios secos me provocaba más.

Sehun me guiaba en cada movimiento y posición y aunque caíamos en las risas por los nervios, todo se sentía realmente bien.

Ambos hacíamos todo por disfrutarnos, cada beso y caricia era perfecto.

La habitación se llenó de nuestro calor y terminamos envolviéndonos entre las cobijas, cuando nuestra calma regresó, el frío se sentía de nuevo, así que regresamos a un abrazo sensual y tierno donde el besaba mi frente y yo sus labios, compitiendo por dar más besos mientras nos observábamos con eterna dulzura.

-¿Crees que la vecina se ponga celosa de nuestro escándalo? –Preguntó Sehun observándome desde arriba.

Le miré con gracia y lo abracé más fuerte.

-Tal vez ella no, pero los vecinos del al lado sí. –Respondí colocándole sus gafas de nuevo. –Que sexy. –Agregué.

-Cielos, ¿hablas del señor y la señora Wang? –Exclamó quitándose los lentes.

-No te los quites. –Levanté la voz enderezándome.

-Cielos, ya... -Rió acomodándose los lentes.

Sehun me había colocado contra la cama y él me miraba desde a un lado y un poco sobre mí. Sus labios de nuevo comenzaban a besarme con ternura y siendo un poco ruidosos. Mis manos no desaprovechaban el bajar desde su hombro hasta su abdomen intentando hacerle cosquillas.

Sehun con risa mientras sus labios seguían en los míos detenía mis manos y las llevaba más debajo de su cuerpo.

Parecía que esa noche no terminaría sólo así, a veces podía ser muy insistente.

Oh, vecino | SehunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora