Cuando salimos del cine Yoongi no paraba de reír.

- Veo que no era mentira eso de que te asustas con facilidad.

Al final me pasé casi toda la película con la cara escondida en su cuello porque tenía demasiado miedo para mirar la película.

- No te rías, por tu culpa voy a tener pesadillas durante un mes.

- No exageres, no daba tanto miedo.

- Para ti, yo lo he pasado fatal.

Vuelve a reírse y me mira.

- Bueno, ¿dónde vamos a ir a cenar?

- Emm... No estoy segura, había pensado en un lugar pero está muy lejos y hemos venido caminando. Espera, ya sé, una amiga me recomendó un lugar aquí cerca, podemos ir a ver qué tal.

- Perfecto, ¿sabes cómo llegar?

- Sí.

Me adelanto y doy una vuelta delante de él, que se ha quedado parado y ahora me mira.

- ¿Qué pasa?

Sonríe y niega mientras vuelve a caminar.

- Nada.

~~~

Cuando llegamos al restaurante una camarera nos atiende, es muy amable y Yoongi le dedica una sonrisa agradeciéndole cuando se va a retirar. Ella se va sonrojada lo cual hace que a mí se me quite un poco la sonrisa. Que tontería, el peliverde y yo somos solo amigos y es completamente normal que se haya ido sonrojada teniendo en cuenta lo adorable que se ve Yoongi cuando sonrie.

Vale, Hye, cálmate. ¿Porque estás pensando esto precisamente ahora? Centro mi vista en la carta para decidir que quiero tomar y para olvidar mis pensamientos. Hay tantas cosas en la carta que no se que voy a coger, todo tiene muy buena pinta.

- ¿Ya sabes que vas a tomar?

- La verdad es que no -sonrio avergonzada y le miro- hay muchos platos y no sé cuál elegir, ¿qué vas a pedir tú?

- Tampoco, ¿que te parece si pedimos dos platos y los compartimos? Así podemos probar más cosas.

- Me parece fantástico, pero elige tu los platos por favor.

Se ríe y acepta, cuando se vuelve a acercar la camarera le señala dos platos, ella asiente y se va.

- ¿Qué has cogido?

- Sorpresa.

- ¿Qué? Noo, dímelo que tengo curiosidad.

- Mala suerte, tendrás que esperar.

Le miro con cara triste y hago un puchero, pero no consigo el resultado que quería pues solo se ríe.

- No me mires así, no voy a cambiar de opinión.

- Bueno pues al menos puedes dejar de reírte de mí todo el tiempo.

- No me río de ti Hye, esque me pareces adorable. Cuando actuas lindo no puedo evitar sonreír.

Un rubor tiñe mis mejillas y cojo un pan que hay en el centro de la mesa para evitar mirarle.

- Venga, ahora cuéntame algo de ti, casi no sé nada.

- No hay mucho de que saber. Nací en Estados Unidos y cuando tenía 16 años me mudé aquí con mi madre. Estoy en Japón desde entonces. Eso es lo más interesante de mi vida.

- No te creo, seguro que hay algo más, cuéntamelo.

Me reta con la mirada. Yo mantengo la mirada desafiante, apoyo la cabeza en mis manos que estan en la mesa y le respondo.

- No hay nada más, ¿no me crees?

Él imita mi postura antes de responder.

- Ni de lejos, ¿porque viniste a Japón?

- Porque mi padre murió y mi madre no soportaba seguir allí así que nos fuimos.

Ahora el que mira a la mesa es él.

- Oh, lo siento, no lo sabía.

- No te preocupes, pasó hace mucho.

- ¿Y que estás estudiando en la universidad? ¿De que quieres trabajar?

- Quiero ser guionista de cine.

- Uau, impresionante. ¿Te gusta escribir historias?

- Sí, aunque me queda mucho por delante, tengo que mejorar.

- Quiero leer algo de lo que has escrito.

- Ahora ni de broma, alomejor más adelante...

- Estoy deseando leer tus guiones y ver tus películas, seguro que tendrás muchísimo éxito.

- Gracias.

Aparece la camarera con nuestra comida y empezamos a comer. Creo que la camarera cree que somos pareja porque ha dejado de mirarle tanto. La verdad es que lo parece, estamos los dos hablando y cogiendo la comida de los dos platos mientras nos reimos.

Me siento bien, y no sé si eso es bueno.

Los límites de la amistad {Suga}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora