Tengo las manos llenas de sangre, otra vez. Un terrible sollozo inunda la sala, proviene de mi madre y aunque siento que estoy igual de desgarrada que ella ningún sonido sale de mi garganta mientras las lágrimas escapan de mis ojos.

Las sirenas de las ambulancias se oyen acercarse, hasta que aparcan debajo de nuestro piso.

Entran unos hombres y se lo llevan dentro de una bolsa mientras un policia me sujeta para que no le siga.

- ¡Déjenme ir! ¡Quiero estar con él! por favor no te lo lleves.

Aunque estoy gritando no me sueltan.

Se acaban yendo todos y me quedo sola, mi madre también se ha ido.

Me muevo a una esquina de la habitación. Una vez he empezado a llorar no puedo parar. Me mezo con las rodillas pegadas al pecho y rodeando las piernas con mis brazos.

- Porfavor, porfavor no te vayas - susurro,  si alzo la voz voy creo que voy a romperme -, papá te necesito, no me abandones. Por favor.

Por mucho que ruego sigo sola en la misma esquina, nadie viene a consolarme ni a secar mis lágrimas.

- Hye

Una voz me está llamando, parece preocupado.

- No te vayas...

- Hye despierta, ¿estás bien?

Una mano toca mi hombro y abro mis ojos mientras cojo aire.

Estoy hiperventilando y tengo la cara mojada por mis lágrimas. La habitación está oscura, si no fuera por la luz de la luna no vería nada. Pero las cortinas están abiertas y puedo ver cómo Yoongi me mira preocupado. Cuando le veo me lanzo hacia él para abrazarle.

Al principio parece sorprendido, pero rápidamente me estrecha entre sus brazos y empieza a acariciar mi espalda esperando a que me tranquilice.

~~~

No sé cuánto tiempo pasamos abrazados, pero empiezo a separarme lentamente.

- ¿Estás bien?

- S-Sí, lo siento.

- ¿Estabas teniendo una pesadilla?

Más bien un recuerdo, pero no puedo decirle eso.

- Sí, algo así.

- ¿Quieres hablar de ello?

Dudo.

- La verdad es que no...

- Vale, no te preocupes, si necesitas hablar sabes que puedes contar conmigo.

Me sonríe y le intento devolver la sonrisa.

- Gracias, de verdad.

Se levanta de la cama para volver a su habitación pero antes de que se vaya le cojo de la mano. Me mira.

- Sé que suena raro, pero podrías quedarte conmigo el resto de la noche por favor, no me apetece estar sola...

Cuando digo tengo los ojos fijos en la cama, me da vergüenza mirarle a la cara, pero cuando aprieta mi mano subo la mirada hasta su rostro y veo que tiene una sonrisa dibujada en el.

- Claro, no te preocupes.

Me muevo a un lado de la cama y él se pone en el otro. Extiende un brazo hacia mi dirección y me mira expectante. Entiendo a quien se refiere y me acerco a su lado, me abraza y escondo mi cara en su cuello.

Nunca me había dado cuenta de lo bien que huele. La verdad es que nunca me había fijado mucho en él, al menos no de esta forma. Ahora puedo notar su definido cuerpo y su cálida piel sobre la mía.

- Gracias por estar aquí, de verdad.

Me da un beso en la cabeza.

- De nada, ahora descansa pequeña, ya es tarde.

Y con esas últimas palabras cierro los ojos y noto como el cansancio se va apoderando de cada parte de mi cuerpo hasta que ya no siento nada.









Los límites de la amistad {Suga}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora