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Narración
Parte I

—Hey. Aquí Draco. Draco al habla. ¿Me escuchas?

—Draco Malfoy, estás al teléfono, no es un intercomunicador.

Draco bufó de mala gana.

—Le quitas lo divertido a la vida.

—¿Para qué me llamas si estamos a un par de pasos? Desde aquí puedo verte, y si pongo un poco más de atención, puedo detallar el pequeño bulto entre tus pantalones.

—¿Crees que soy un pervertido? —inquirió Draco sonriente y fingiendo que mantenía una conversación por teléfono de lo más interesante con algún amorío—. Sólo voy a conocer a un desconocido buenorro con pinta de niño bueno.

—Ajá —se burló Pansy recargándose de su silla y echándola para atrás—. ¿El "ternurita" que te dijo Harry anoche ni siquiera te hizo cosquillas?

—¿Quién mierda crees que soy? —le espetó Draco fingiendo enojo—. ¿La tabla del uno?

Pansy se rió fuertemente, con burla y diversión en su amplia sonrisa. Draco decidió ignorar eso.

—Me enviarás un mensaje cuando llegue una camioneta extorsionadores de rubias francesas. Ese es tu trabajo. Es para lo único que estás aquí.

—¿Eres rubia francesa, acaso? Que yo sepa tu rubio es más rubio gracias a la agua oxigenada. —Pansy alzó una ceja echando miradas hacia distintas direcciones.

—Vuelve a repetirlo y te quedas sin greñas —advirtió Draco.

—No sé porqué tanto drama, Jesús. —La chica se colocó los lentes oscuros con suma elegancia fingiendo que era un poli encubierto como en las pelis, ignorando deliberadamente lo dicho por Draco, haciéndolo enfadar más.

—¿Drama? ¿Será porque no lo conozco? —ironizó Draco—. Si estoy aquí es prácticamente por tu culpa.

—¿Mía?

—Sí. Tuya —respondió alzando una ceja y sonriendo a pesar de que no se estaban viendo pues Pansy estaba casi adentro del local, y Draco, bueno, no estaba dentro ni cerca—. Tienes que vigilarlo todo. Si me está amenazando te mandaré un mensaje de S. O. S.

Pansy suspiró aparentemente fastidiada.

—Lo que tengo que hacer por ti.

—Eres mi mejor amiga. Sé que quieres hacerlo —sugirió con suficiencia.

—¿Y si me tomo yo el helado con él? —se preguntó Pansy en voz alta. Draco se mordió el labio inferior—. No seria mala idea, ¿verdad que no? —Draco no respondió—. ¿O te gusta?

—Tendremos que verlo. Ahora, cállate y ve —dictaminó Draco.

Bufó adentrándose a la heladería en la que Draco y Harry habían acordado aquel día esperado por Harry. Pansy miró por encima de sus lentes y luego lo ajustó en el puente de su nariz a la vez que se sentó en la mesa número cinco que daba una excelente vista a la mesa siete. Aquella que por los momentos se encontraba vacía pues Harry no había llegado y Draco no se animaba a entrar. Decir que no estaba nervioso sería mentir, hacía mucho tiempo que Draco no frecuentaba mucho con nadie desde que se graduó del bachillerato con la femenina. No frecuentaba nada en realidad, actualmente no conocía a mucha gente y no le importaba conservar amistades del colegio que eran en su mayoría personas hipócritas y oportunistas.

Harry le habló una noche infame donde su compañía era las películas de detectives y macarrones recalentados, y lo más emocionante de todo: por pura casualidad. Sentía algo de curiosidad y emoción, pero no debía confundir curiosidad con algo que lo iba a conducir a poner en peligro su propio bienestar, después de todo, "Harry" seguía era un completo desconocido para él. Sin mencionar que había visto muchas pelis donde el protagonista es víctima de un secuestro por casos así como aquel.

Aunque, ¿qué es la vida sin un poco de riesgo?

—El que tenga miedo de morir, que no nazca —se dijo Draco como cada vez que hacía alguna pendejada. *No lo intenten en casa.

Harry no había llegado.

Era lógico, repitió Draco en su mente, eran las 02:30, Harry no llegaba hasta media hora después. Mientras Draco esperaba de pie en un lugar cercano al lugar acordado y Pansy le avisaría cuando debía llegar; acomodó su pantalón gris, la chaqueta negro que le daba mala pinta (pero eso era sexy, ¿no?) y se miró en un vidrio, nada más observando su reflejo.

Cinco minutos después:

DRAMA QUEEN: Todavía no ha llegado. Tal vez se haya arrepentido y no venga.

Pansy respondió rápidamente.

Pancha: No vas a saberlo si sigues escondido detrás de esa cartelera.

Draco le respondió:

DRAMA QUEEN: Es qué tú no eres rubia y no corres peligro. No es a ti a quien van a secuestrar.

Y no me estoy escondiendo, sólo me cuido de que los rayos de luz no alcancen mi sensible piel

Pancha: Maldito. A que me voy ahora mismo.

DRAMA QUEEN: No, no. No nos volvamos locos. Ve a ese servidor, está guapo para ti. Puedes hablar con él para distraerte.

Pancha: Uh. No más guapo que el chico que está entrando. Por los dioses... definitivamente voy a acercarme.

Hoy follo.

Draco salió por impulso de su disimulado escondite para reflejar en su rostro el asombro de como quien ve a alguien que no ha veía desde hace años. Su pequeña boca rosada se abrió en una perfecta expresión de asombro e incluso parpadeó un par de veces.

El tal Harry, porque estaba seguro de que era el, llevaba una camisa de vestir color verde bosque, un pantalón negro muy formal y unos zapatos elegantes del mismo color. Cualquiera con un poco de conocimiento por la moda y la clase sabía de cosas buenas en cuanto la veía. A Draco le dieron ganas de reír y lo hizo, cambiando su expresión a una totalmente divertida. Estaba demasiado elegante y formal para una hora de comer helados. De hecho tenía pinta de que iba a una reunión ejecutiva y no a una cita para coger.

«Creo que quiso sorprenderme» pensó divertido negando con la cabeza aunque los nervios se lo estaban comiendo vivo. No se sentía menos por su vestimenta, era sexy con todo lo que llevara puesto.

DRAMA QUEEN: Pansy, ¿me acerco o espero diez minutos más para no verme desesperado?

Pasaron segundos largos y el mensaje no había sido respondido. Draco alzó su mirada para ver a Pansy quien se encontraba viendo perpleja a Harry. Por dios, debía haberlo supuesto. Pansy podía ser evidente muchas veces.

Tragó saliva y carraspeó. Por suerte, Harry estaba de espaldas y no podía ver como Draco luchaba por crear vínculos con el exterior. Sólo rogaba internamente que Harry no saliera corriendo cuando escupiera todo su veneno acumulado. Debía de comportarse de acuerdo a las pautas que le había dado Pansy para sorprender a un ligue. Y es que si Draco estaba solo, era porque era más insoportable que Pansy borracha, ácido cual cítrico, molesto como tener diarrea con gripe, impertinente y más grosero que paredes de baño público. Insufrible y presumido (aunque no debería de serlo, pues no tenía mucho que presumir) como nadie en la vida.

Aunque habían personas que lo soportaban (Pansy y Blaise, nada más). Personas que valoraban la bondad que residía en su interior. En su (muy profundo y muy interno) interior. Y Draco estaba consciente que tal vez Harry no sería una de esas afortunadas personas que lo amaban por lo que era.

Se pasó la mano por el cabello rubio y salió a su encuentro.

Antes se fijó en el reloj que tenía en su celular para darse cuenta que eran las tres y dieciocho. Había pasado mucho tiempo viéndole la espalda, por ninguna razón en particular, sus muslos bien cubiertos por aquella apretada tela nada tenía que ver. Ahora iba a ver que era lo que tenía en frente.

Dulce limón (RESUBIENDO... 💛) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora