CAPÍTULO 8:

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El joven no puede creer lo que está leyendo en ese momento y cuando muestra a Brianna aquello que tanto le ha impactado, ella tiene una reacción parecida a la de él.
En un principio muestra una expresión de sorpresa idéntica a la del chico de pelo rizado, pero dos o tres segundos después le abraza feliz. Ambos se abrazan sonriendo.

Lejos de allí, en Nueva York, Anna, no puede evitar sentirse culpable por estar en compañía de un hombre que no es su esposo, pero ese hombre es aquel que ella ha amado siempre y se merecen unas horas juntos ya que con toda probabilidad sean las últimas que pasen así. El mestizo se va a casar con otra mujer y Anna está casada con otro individuo que aunque comparte nombre con la persona que ella ama, a diferencia de él, su esposo es una mala persona. Algo que no la sorprende teniendo en cuenta de quien desciende su esposo. De un cruel esclavista que en sus tiempos fue apodado, "El Demonio", en referencia a su manera de ser.

Su marido, entre tanto, furioso por lo que acaba de descubrir sobre el futuro marido de su vástaga decide ponerse en contacto con la familia de su futuro yerno para reprocharle su mentira enviándole una misiva en la que de manera muy agresiva, como es él, le dice todo lo que ha descubierto. Alguien como él no merece entrar en su familia y mucho menos casarse con su hija, aunque en realidad Brianna le importe más bien poco. No es que haya sentido mucho amor de padre nunca por ella y además la manera de ser de la chica tampoco ayuda demasiado a que el individuo experimente más afecto por ella.

La madre de la chica llega a una pequeña cabaña, a un titi, que el hombre que ama tiene en un bosque cercano a la ciudad, en un lugar recóndito que nadie conoce. Solo él.

Construyó aquel refugio con sus propios manos poco a poco y allí acude de vez en cuando cuando necesita estar solo y pensar. Le otorgó ese aspecto a hogar típico de los miembros de la tribu nativo americana a la que pertenecía su progenitor. Anna, entra y observa a su alrededor, no es un sitio excesivamente grande, ni lujoso como a lo que ha estado acostumbrada desde que tiene uso de razón y también desde que se casó con aquel detestable individuo pero le da igual. Aquel sitio es pequeño, no tiene excesivos lujos, apenas un camastro de tamaño normal y cosas típicas de la cultura nativo americana, pero resulta acogedor e íntimo. Demasiado íntimo.

Estar allí con él, con el hombre que más ha querido en la vida es algo que la pone muy nerviosa

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Estar allí con él, con el hombre que más ha querido en la vida es algo que la pone muy nerviosa. A pesar de ser una mujer ya casi en el otoño de su vida, cada vez que está cerca de él o le recuerda, su cuerpo reacciona con la misma emoción y los mismos nervios de la adolescente que vive y siente su primer amor aunque la edad y la experiencia le han ayudado a callar, a disimular, al menos delante de la gente.

En ese momento con ese hombre junto a ella vuelve a ser aquella joven mujer, vuelve a sentir igual que antaño cuando le conoció. De nuevo vuelve a ser aquella chica que había dejado tan solo diez años atrás la niñez y la adolescencia. Ese hombre que tiene frente a ella despertó pronto su corazón al amor. Aunque fue poco lo que estuvieron juntos, si fue lo suficiente para dejar huella en ellos durante años.

DESPUÉS DEL TITANIC (COMPLETADA) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora