Hasta aquí llegamos.

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—No —sentenció la rubia—. Tu prenda es... es contestar sólo que sí —repitió mientras tomaba aire; ahora solo faltaba arrodillarse.

El cuerpo de la rubia comenzó a inclinarse cuando—

— ¡Feliz cumpleaños a ti, feliz cumpleaños a ti!

Lisa se incorporó rápidamente, volviendo a apretar la cajita entre sus manos. En cuanto se reincorporó del todo, observó a Jisoo y a Rosé entrar con un enorme pastel entres sus manos. Cerca de ellas estaban Junmyeon y Liam. Las velas del pastel estaban encendidas y detrás de ellos venían gran parte de los amigos de Jennie y un montón de gente más a quienes la rubia no conocía.

— ¡Feliz cumpleaños, querida Jennie, feliz cumpleaños a ti!

La rubia se hizo para atrás de inmediato, dando lugar a que Jisoo y Rosé se acercaran para que Jennie soplara las velas.

La pelinegra tenía una sensación rara, sus ojos iban de Lisa a sus amigos y viceversa.

— ¿Tú sabías de esto? —preguntó a la rubia, tomando su mano. Lisa negó rápidamente; eso no le gustaba nada, pero si su novia estaba feliz no había nada que hacer.

— ¡Es una sorpresa! ¡Sopla ya, pelinegra culona, que me estoy cansando de tener este estúpido pastel!

Por la música, ninguna de las tres chicas alcanzó a escuchar a Lisa murmurar lo perfecto que es el trasero de Jennie.

—Yerim llamó a Rosé para pedirle tu teléfono y nos contó de la reserva de la rari en este lugar —dijo la latina, mirando de costado a Lisa—. Tan solo un llamado y organicé todo. ¿Kim Jisoo puede o no con todo? —Jisoo se sentía orgullosa mientras que Lisa planeaba una forma de comunicarse con su empleada para despedirla.

— ¡Pide tres deseos, Jendeuk! —la animó Rosé para que soplara las velas.

Jennie sonrió y tomó aire para apagar las veintiséis velitas. Todo el mundo en la sala aplaudió y Lisa tuvo que soltar a su novia para que pudiera recibir los saludos de todas las personas que querían felicitarla.

Poco le molestaba todo eso mientras la sonrisa gomosa de la empresaria siguiera en su lugar, el problema comenzó cuando Lisa vio al estúpido chico de peinado extraño acercarse con una sonrisa seductora y caminando como si se llevara todas las miradas del lugar. Lisa detestaba a ese chico más que a ninguno, bueno, el otro alto tampoco le caía bien; Peter, pero al menos no se trataba de comer a Jennie cada vez que la veía

— ¡Jennie! —la saludó Sehun, abriendo sus brazos para abrazar a la ex morena—. Que bueno verte y especialmente en tanto detalle —los ojos del chico se fueron hacia el escote de la empresaria y Lisa tuvo que obligarse a clavar sus pies en el piso.

La rubia odió que la sonrisa de Jennie siguiera allí aunque estuviera ese chico allí diciéndole esas cosas que Lisa no aprobaba.

— ¡Sehun! —la pelinegra lo correspondió el saludo y se dejó abrazar por el muchacho. Lisa pudo ver que el chico quiso besar en la boca a Jennie, pero ella lo esquivó con facilidad y le puso la mejilla. El chico se dio cuenta y rio en voz alta.

Lisa pensó que el chico se veía bien. Era alto y tenía su físico marcado. Vestía con ropa costosa y moderna, y tanto su color de piel como su peinado hacían a la perfección el look de chico malo que atraía a casi todas las chicas. La rubia veía a su novia interactuar con el muchacho y veía a la pareja perfecta; pensó que ella no le llegaba ni a los talones a Sehun.

— ¿Cómo estás, Sehun? —la voz de Jennie la sacó de sus pensamientos.

—Muy bien, Jen, aunque no tan bien como tú —dijo, mirando a la rubia que estaba oculta detrás de Jennie.

No soy para ti → jenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora