¿El último regaño?

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En algún centro de estética de Los Ángeles.


— ¿Pueden creerlo? ¿Pueden creerlo? —Jennie repetía la misma pregunta una y otra vez tratando de llamar la atención de alguna de las mujeres que estaban junto a ella—. ¿Pueden creerlo? —repitió esta vez con un tono de burla.

La empresaria tenía su cabeza empapelada en aluminio y la habían puesto bajo varios focos de color rojo que emitían calor. Jennie tenía una revista en sus manos cuyas hojas estaban sufriendo la furia de una Kim porque Jennie las pasaba de un lado al otro sin importarle su contenido y mucho menos si su mano se quedaba con una página suelta.

Casandra estaba a su lado con la revista People en sus manos y tenía su cabeza en las mismas condiciones que su hija, la mujer parecía no prestarle atención a las quejas de Jennie y, por el contrario, se había quedado muy entusiasmada leyendo la noticia del nacimiento de la hija de Kim y Kanye.

Del otro lado de Jennie, estaba Jisoo. La surcoreana era la otra mujer que la acompañaba en la misma fila de lámparas de calor, pero, al contrario de las mujeres Kim, Jisoo solo tenía algunos mechones de cabello envueltos en aluminio y no estaba disfrutando de ningún chisme, sino que en una de sus manos tenía el contrato de compra y venta de la parte que pensaban adueñarse de Tiffany & Co y en otra un resaltador amarillo con el que resaltaba las partes más interesantes de lo que leía. Al parecer, la surcoreana estaba repasando punto por punto el escrito para que nada se les pasara por alto.

— ¡UGH!

Jennie ahogó un grito de furia en la revista que tenía en sus manos, que para nada les movió un pelo a las dos personas que tenía a su lado, pero sí lo hizo con la rubia bailarina que tenía enfrente y que se estaba dejando esculpir sus uñas por una jovencita que estaba concentrada mientras trataba de dejar las uñas de Rosé a la última moda sin que su tarea se viera afectada por lo que hablaban el resto de las mujeres que estaban en el salón, lo que era prácticamente imposible.

—Jendeukie... —Rosé intentó, pero Jennie la interrumpió al sacar su cabeza de la revista.

— ¡Es que ni yo misma puedo creerlo! —afirmó—. Mi novia, la mujer que amo, la mujer con la cual voy a tener un hijo...

— ¡Alabado sea el Señor! —por un segundo Casandra dejó de mirar la revista para hacer una plegaria hacia el cielo.

—...La mujer que me hace el amor de una manera increíble... —siguió Jennie.

— ¡Alabado sea el rarón! —esta vez fue Jisoo la que dejó el contrato para elevar una oración por el miembro de Lisa

—...La mujer que me hace el ser más feliz de este planeta, logra que la deteste con tres estúpidas palabras: "es mi amiga", "es mi amiga" —terminó, haciéndole burla a la forma en que su novia se refería a Joohyun.

—Jennie... —Rosé le reprochó—. Tú no detestas a Liz —le recordó como si Jennie no lo supiera.

—No, no la detesto —le dio la razón—, la amo con todo lo que pensé que nunca podría llegar amar a alguien —afirmó—, pero me desespera. Lalisa Manoban me saca de quicio... ¡UGH! —ahogó otro grito en la revista.

—No le hagas caso, Rosie Rosé —se metió Jisoo—. Jennie solo está celosa porque alguien quiere quitarle su rarón y llenarlo de diamantes —opinó—. Cosa que yo no haría, a mí me gusta así en bruto, con todo su monstruoso tamaño resplandeciendo —agregó.

—Jisoo... —Jennie había hecho un rollo con su revista—. Primero que nada, no estoy celosa y segundo, a ti no tiene por qué gustarte algo que no has visto y que no te pertenece, ¿de acuerdo? —su voz no temblaba.

No soy para ti → jenlisaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora