- ÇîNcö -

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[ Yo puedo... ]


El azabache y la rosada se mantuvieron en silencio durante momentos, que para cualquiera hubiesen sido segundos.

La rosada fue la primera en espabilar, quitó su mano bruscamente de la del azabache, rompiendo la mirada que mantenían.

Lo siento... No soy de aquí y no acostumbro al contacto físico tan seguido... – Se excusó la eriza.

El erizo la mira con comprensión, ya suponía que no era de por aquí.

De todos modos me tengo que ir. – Respondió emprendiendo viaje.

Una mirada indecisa se encontraba en los ojos jade de parte de la rosada. Planeaba pedirle un favor al azabache.

¡Espera! Yo... Me preguntaba si me podías decir donde hay hospedaje... – Preguntó apenada.

El erizo paró para luego voltearse y encontrarse con la rosada mirando al suelo.

No creo que tenga tiempo, lo siento. – Dicho esto se retiró de los ojos de la rosada.

Una vez más, la rosada no sabía donde ir ni tenía idea alguna de el donde se encontraba. Caminó algunas calles después de la despedida con el azabache.

Se arrepentia de la decisión que tomó, pero ya no había vuelta atrás. Caminó hasta un club nocturno donde anteriormente se hallaba un local de helados.
Unos recuerdos inundaron la mente de la rosada, haciendo que para en seco.

Una coneja color crema.
Su madre del mismo color y tipo de animal.
Heladería.

Vainilla.

Cream.

...Muerte...

La rosada volvió a la realidad cuándo vío a una persona salir de aquél lugar. Anticipó sus pasos y la siguió.

Aquella zorra que seguía. No mal entiendan, si era una zorra.

¡Hey! – Llamó la atención de la zorra la eriza.

¿Hummh? ¿Qué quieres linda? – Preguntó la zorra volteandose para encontrar los ojos jade de la eriza.

Era de noche, pero los faroles ayudaban a distinguir a las personas con sus pocas luces. La eriza se acercó a ella, estaban cerca de un callejón. La rosada toma de uno de los brazos a la zorra, llevándola al callejón mientras ésta se quejaba.

¡Hey! ¡¿Qué es lo que haces?! ¡Sueltame! – Gritaba desesperadamente la zorra.

Ahora dime... – Tiró a la zorra contra el piso. ¿Qué pasó con la heladería de aquí?

La zorra la mira confundida.

¡¡Dime!! – Exigió la rosada golpeandola.

La zorra hace lo que puede por escapar de los puñetazos que le proporciona la eriza, sin algún éxito. Se despojó de una de sus grandes botas y la utilizó cómo arma.

¡Alejate de mí! ¡Maldita loca! – Exclamó con susto tratando de pararse, pero la eriza la volvió a tumbar contra el suelo con tan sólo un empujón.

Maldita imbécil. No eres más que sólo cuero sexual. – Escupió con rabia y molestia la eriza.

¡Ése es mi trabajo! ¡¿Cuál es tu problema?! – Gritaba sin parar la zorra.

°{Insanity Love}°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora