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[ ¿Que te pasó? ]

Se sentía algo cansada, las bolsas que guardaban los vestidos y accesorios no pesaban, se extraño por eso, pero siguió en su camino.

— Que mal que no me volví a topar con mi Sonikku... – Dijo algo triste, sin parar de caminar. — Pero con el poco tiempo que tuve para verlo... Esta más guapo que antes. – Una sonrisa embobada y pícara permaneció en sus labios hasta llegar a un cruce.

Las luces del semáforo se volvieron rojas apenas llegó. Bufó, puesto tenía prisa en llegar al apartamento del azabache.

— Estúpido... Se... Sema-

Sintió una terrible punzada en su estómago, se dejó caer de rodillas en el pavimento logrando atrapar las miradas sorprendidas y confusas de los caminantes que estaban al lado suya, "preocupación actuada" según la eriza.
Metió su mano dentro del gran poleron y acarició la zona, logrando solamente un gruñido de molestia al simple tacto allí. Sacó su temblorosa mano del poleron y vio un hermoso tono carmesí en ésta, tiñendo su mano al instante.

— ¿Y de donde demonios me hice esto? – Preguntó al aire, se incorporó nuevamente no sin antes limpiar su mano en el poleron negro y retomó su camino con las bolsas en mano, claro que le dolía la herida pero tenía que aparentar.

— ¿Y de donde demonios me hice esto? – Preguntó al aire, se incorporó nuevamente no sin antes limpiar su mano en el poleron negro y retomó su camino con las bolsas en mano, claro que le dolía la herida pero tenía que aparentar

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La caminata se le hacia un infierno por el dolor punzante en su costado, pero de nada servía quejarse ahora que era reconocida por “la loca demente que escapó del manicomio” no, no, se tendría que aguantar.

Llegó hasta su destino con una pesadez horrible, pasó de largo de las preguntas que el recepcionista le hacia constantemente y caminó todo lo que restaba de pasillo hasta el ascensor. Tocó el botón con desespero y se abrieron las puertas, dejando ver un interior libre que cualquier otro ser dentro de éste aparato.
Tiró las bolsas, sin importarle por donde caigan y entró con paso tembloroso. Apretó el número tres y se dispuso a esperar al aparato mintras jadeaba de manera dolorosa y sonora, apoyándose en el cristal que tenía detrás.

Se escuchó el pitido que espabiló a la rosada, tomando con rapidez y con gruñidos dolorosos las bolsas para que las puertas no se cerrarán antes de que ella logrará salir. Sintió como su cuerpo se desmoronaba al momento de llagar a la puerta número veintiocho y sacó las llaves del azabache para poder abrirla, pero sus manos temblororsas se lo impedían.

— Me lleva la... ¡Agh! – Tomó su costado afectado al sentir la fuerte punzada repentina que se originó ahí. — Mierda...

Miró con frialdad a la puerta, como si con eso la amenazara de abrirse mágicamente, cosa que no se realizará así. Miró su mano derecha llena de ese líquido carmesí y sus movimientos temblorosos la molestan, la cerró con furia y golpeó la puerta unas cuantas veces, esperanzada de que el azabache la escuchará.

— ¡Shadow, abre la puerta! – Gritó como pudo, su voz sonó temblorosa y desafinada. — ¡Shadow!

Insistió en tocar la puerta, con las pocas fuerzas que le quedaban. Desvanecia a cada grito que saltaban sus, ahora desafinadas cuerdas vocales y sus golpes finalmente cesaron, se dejó caer al suelo quedando frente a frente a la puerta y su pestillo. Miró desafiante éste último y volvió a intentar atinarle con las llaves, llevándose un estruendoso golpe al estar apoyada en la puerta.

— ¿Amy? – La voz ronca del azabache inundó sus oídos, haciéndola sonar angelical. — ¿Que haces en el suelo? Parate patética.

— Shadow... Lo haría pedazo... De... De inútil pero... – Suspiró para dejarse llevar por el cansancio que llevaba en su anatomía.

El erizo oscuro la miraba con disgusto, ¿enserio tan infantil? ¿Cómo podría ser tan patética?

— Amy levantate, eres una infantil patética. – Gruñó para asustarla pero no hubo caso, ella seguía plácida en el suelo y su respiración eran jadeos. — Amy ya te dije que te ¡levantes!

Miró con frialdad el cuerpo agotado de la eriza, no planeaba ayudarla sabiendo muy bien que ella puede hacerlo por su cuenta. Estuvo a punto de estallar cuando vió lo que traía puesto, su poleron negro.

— ¡A-! Grrrrrrrr – No gritó su nombre por que sabía que se la llevarían lejos de su lado, ella se parecía a su amada fallecida. — ¡Levanta!

Tomó de la capucha de la prenda y la arrastró dentro de su apartamento mientras ella gemia del dolor, pero seguía inconsciente. La dejó a un lado de la puerta viendo cómo su respiración se volvía cada vez más pesada, vió fuera de su apartamento y distinguió las bolsas que llevaba la rosada con sus compras.

— Exagerada, sólo son-

Admiró el líquido carmesí que estaba en la puerta y entrada de su hogar, siguió el rastro hasta la eriza boca bajo. Su respiración la movía de arriba a bajo con pesadez y de vez en cuando unos jadeos dolorosos.

— ¿Pero donde mierda te metiste? – Preguntó al cuerpo de la eriza y entró las bolsas sin importancia, donde vivía robaban hasta lo que se movía.

— ¿Pero donde mierda te metiste? – Preguntó al cuerpo de la eriza y entró las bolsas sin importancia, donde vivía robaban hasta lo que se movía

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Sintió la sensación más horrible y molesta de su vida, le habían tirado agua helada en su rostro.

— ¡Ah, idiota! – Gritó y se incorporó mientras tocia un poco del líquido carmesí que tenía en sus pulmones. Miró con desdén al azabache quién tenía un vaso vacío en su mano.

— ¿Donde te metiste? – Preguntó seco y frío a la eriza.

— A comprar, duh-¡ay! – Se retorció por un estirón que sintió en su costado, se examinó ella misma y entró en la realidad al ver que estaba semi-desnuda y con una herida larga llena de puntos. — ¿Tú hiciste esto, sólo?

El azabache descendió una mano haciendo que la eriza se recostada nuevamente.

— Si. Tenías una cortadura, no tan profunda pero perdiste una gran cantidad de sangre. Resumen: estabas por morir. – Respondió obvio y orgulloso. — Estuviste en coma durante dos días, una persona normal con tu condición hubiera pasado mínimo cinco.

— Soy una chica especial. La mente controla al cuerpo, por lo que nosotros, “los locos”, somos controladores de nuestra mente, haciendo que nuestro cuerpo crea que es lo que imaginamos ser. Resumen: somos poderosos y especiales. – Respondió de la misma forma la eriza, logrando un gruñido molesto del azabache.

— ¿Cómo sabes tanto de eso? – Preguntó el azabache mientras se cruzaba de brazos.

— Estar en un manicomio encerrada durante tres años tiene sus beneficios, más si eres una chica que sabe controlar al resto. – Giñó su ojo jade con orgullo y picardía.
El erizo rodó los ojos.

— Vas a tener que estar en reposo durante algunas semanas, descansarás en el sillón. – Terminada la oración se dirigió a su habitación.

La eriza sonríe triunfante y orgullosa por ganar la indirecta pelea de “quién sabe más ” con el azabache. Se acomodó en el sillón y cerró sus ojos pensativa.

¿Qué pensé ser? – Se preguntó a ella misma.








--------------> Discusión de Amy Rose y Shadow the hedgehog.

~° Insanity love °~

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⏰ Última actualización: Jan 04, 2019 ⏰

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