Capítulo 5: Los mercaderes de Theris

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La última caravana, liderada por Froilán, ya había recorrido gran parte del trayecto, habían pasado 23 días del viaje y el camino se proyectaba hacia el norte donde se percibía ligeramente una torre con banderas doradas con detalles en rojo, se mecían al ritmo del viento y el sol daba aun sus últimos rayos de luz. Tras ver el inminente ocaso se instalaron todos cerca del camino para compartir el alimento y descansar la noche.

Iniciado el fuego empezaron a cobijarse en su calor, las risas empezaron a notarse, charlas y canciones comenzaron a armonizar el rojizo ocaso. Todos expresaban su emoción y felicidad de estar cerca de las murallas de Theris, sabían que una vez pasando los dinteles estarían más cerca de las aldeas y estarían en casa.
Ya caída la noche, tres viajeros pasaban por el camino junto a una mula cargada y fueron atraídos por la luz de la fogata, acercándose preguntaron por algún espacio junto a alguno de los fuegos para poder descansar, y recibiéndoles se les ofreció un poco de comida.

No es necesario, con el simple calor es más que suficiente –Expresó uno de ellos con humildad– Pensábamos dirigirnos a Theris, pero un descanso nos vendrá de maravilla, alimento tenemos suficiente, pues somos comerciantes viajeros

¡Sí, sí! Es más solo por su generosidad podemos pagarles de un modo muy particular... –Expresó el más joven frotando su mentón ligeramente barbado. Chasqueando sus dedos, una mujer de cabello corto acercó un poco más la bestia de carga y empezó a hurgar en uno de los bolsos.

Hmmm... ¡Creo que esto será perfecto! –Exclamó la joven mostrando un par de botellas de algunos 50 centímetros de largo y de un cristal verdoso– Este es un nuevo licor que buscamos comercializar, es muy bueno realmente, y por su ayuda lo menos que podemos hacer es darles un par de botellas y un descuento por las que gusten, cada botella se las venderíamos a solo 7 lendras –Todos sorprendidos sonrieron, ya tenían mucho sin beber alguna gota de alcohol y sin dudar aceptaron las botellas y entre todos compraron 10 botellas más.
Las estrellas ya estaban en su punto más brillante sobre el cielo, el fuego crujía en las fogatas hechas, y las botellas se rondaban entre los presentes, incluyendo los comerciantes. El calor en sus cuerpos empezaba a notarse en sus rostros enrojecidos por el licor, y comenzaron los relatos de hazañas de guerra y de viaje entre todos. Los comerciantes –Quienes se presentaron como Gardel: El más grande y con una cicatriz en la barbilla, Felipe: el joven barbado y por último la mujer que pareciera de algunos 30 años: Aneel– se sorprendieron al saber que ellos participaron en las batallas del fin de la guerra, pero aun más se impresionaron al saber que aquella llamarada que surcó los cielos fuese hecho por una criatura. La charla fue avanzando y algunos ya habían caído rendidos ante las botellas, pero los comerciantes seguían atentos a los relatos lo cuales ya estaban narrando los pocos encuentros que sucedieron en el camino hacia ahí.

Pues bien, esto pasó hace una semana, cerca del bosque de Gardelon –Froilán ahora era el centro de atención de los tres viajeros– Acampamos cerca de ahí una noche y fuertes aullidos y rechinidos se escucharon, y justo cuando la luna alcanzó su máximo punto en el cielo una criatura comenzó a acecharnos, se robó algo de nuestro alimento pero logramos verlo, era un jerdríl macho adulto, sin exagerar su tamaño era por encima del promedio pues al pararse sobre sus patas traseras alcanzó el metro y medio, y sus garras delanteras sobresalían hasta los 30 centímetros, sus ojos estaban teñidos de un verde inusual y todas su coraza escamada se encontraba cubierta de hongos y musgo. Farion acertó algunos cortes con su espada pero éste no parecía afectado por el daño recibido, recibió incluso tres flechas, dos en el pecho y una en la frente, incluso mi espada cortaba su carne pero aún así se mantenía de pie atacando, seguía aún recibiendo ataques hasta qué emitiendo un sonido diferente al de su especie pereció sin recibir algún otro daño...

Pero... ¿Cómo puede un jerdríl medir así de pie? Si 150 centímetros es el tamaño desde el hocico a la cola y en sus dos patas no pasa de 130 centímetros... –cuestionó Gardel– Según algunas personas de la región, ése bosque fue maldecido hace no mucho, las criaturas comenzaron a volverse violentas y se han desarrollado aún más de lo normal...

No debemos preocuparnos por ello –alentó Farion– Lo único que debemos hacer es evitar acampar cerca así de regreso nada malo pasará, además un jerdríl o dos no son rival para nosotros

Todos rieron y comenzó nuevamente el buen ambiente, comenzaron las canciones de la región, aquellas de nobles guerreros y doncellas con alma de hierro, los más lúcidos coreaban y algunos casi al límite del alcohol solo se limitaban a balbucear al ritmo hasta caer dormidos. Una hora después solo quedaban despiertos Farion y Froilán junto a Felipe.

Bien, Felipe. Sus bebidas fueron bien recibidas, les agradezco de corazón. Me gustaría invitarlos que en un futuro viajen al sureste. A unas tres semanas verán un pico, donde encontré a aquel ser de nombre Irena, a las faldas esta mi asentamiento... Ustedes como comerciantes ambulantes pueden ir a intercambiar, comprar o vender con nosotros, es necesario activar la economía del pueblo y serán más que bienvenidas sus bebidas y materiales que puedan ofrecer, en cambio nosotros tenemos muchas pieles y buen cuero tratado, para abrigos o calzado que puede serles de utilidad...

Interesante Propuesta señor Farion... Lo tomaré en cuenta. Le daré al viejo la idea de visitarlos pero... Muéstreme bien donde está ubicada su aldea...
Felipe sacó de su bolso un pergamino, al extenderlo se reveló un mapa del continente, de papiro claro y muy buena calidad; en él había marcas en varios puntos a lo largo de todo el territorio trazado: ciudades visitadas y aldeas donde encontrarían proveedores y clientes potenciales. Tras observar bien, Farion colocó su dedo sobre un punto casi al centro indicando el lugar de su aldea. Felipe sacó un trozo delgado de carbón de un bolsillo en su camisa, con él marcó el lugar señalado, agregando la leyenda "Aldea Farion".

[Pausada Indefinidamente]El Réquiem de la Luz: La Alquimia DivinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora