Capítulo 3: La Aldea

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La noche ya había cubierto la tierra y las bestias comenzaban a cambiar su actitud: unas comenzaban a esconderse en la espesura de los campos. Otros empezaban a gruñir y a silbar en la noche alertando su presencia y los más activos comenzaban a moverse cautelosamente evitando ser descubiertos para así sorprender a un alma incauta que servirá de alimento. En un claro en el bosque bajo las montañas otros sonidos comienzan a irrumpir el ambiente común de aquella zona junto a un punto fulgurante: Un grupo de 52 hombres sentados alrededor de una hoguera charlando y riendo a carcajadas.

¡...Entonces Alphonse tiró del arco y se reventó la cuerda disparando la flecha justo sobre la trufa que traía en el hocico el jabalí! –Exclamó un hombre de piel bronceada y barba ligeramente crecida con cierto tono de burla intentando contener las carcajadas – y el jaba... y el ja... ¡ja el jabalí estaba enfurecido y lo persiguió por 15 minutos!

Jeje... Entonces, Alphonse ¿Fuiste atacado violentamente por un jabalí? –Preguntó Farion sonriente– ¿No presumiste aquella noche que el año pasado habías cazado un Jerdríl sin ayuda?

¡Pero Señor, ésa vez tenía mi arco y una flecha! ¿Cómo me defendería desarmado? ¡Pero ese no es el caso! –Gritó Alphonse señalando a los dos hombres sentados junto a él– ¡Estos dos sólo miraron y no ayudaron! Se supone que somos equipo, una tropa valiente que se apoya y avanzamos juntos, pero en su lugar se la pasaron riendo de su hermano de batalla... ¡Si no fuera por Guzam seguiría corriendo como imbécil por el bosque!

Disfruto como todos verte sufrir... –Guzam pronunció con una sonrisa en su rostro mientras se aproximaba al fuego a verificar la carne empalada cerca de las flamas– Pero ya tenía hambre y ese cerdo era de buen tamaño... Es más, ya está bien cocido.

Todos se alegraron tras saber que el plato principal estaba listo. Entre los presentes, el más robusto y además Verur: Guzam, era el indicado para cocinar, pues por alguna razón él sabía mezclar de la mejor forma ingredientes y otros alimentos para saciar el hambre de todos. Nunca se negó, pues su gusto por servir a sus hermanos en armas era genuino. Todos tomaron hojas carnosas de algunas plantas cercanas, le retiraron la tierra y sobre ellas colocaron sus porciones de carne y algunas frutas silvestres recolectadas.
Entre lo servido, Alphonse recibió –además de su carne y fruta– una trufa cocida, la misma que le fue arrebatada al cerdo que tenía en sus manos. No pudo evitar soltarse a reír a carcajadas tras aquel detalle, y al percatarse el resto de esto, rieron juntos sin contenerse.

Tras cenar, agradecieron a su Dios y comenzó la reunión de ésa noche, la seriedad dominaba el lugar, el silencio era solamente interrumpido por el crujir de la madera en el fuego y el rastro de las carcajadas y bromas de momentos atrás se esfumaron en su totalidad.

Como sabrán, hoy hablé con aquél Mensajero... Me enseñó las bases para algo especial...

¿Tiene que ver con aquélla Torre de Fuego? –Interrumpió uno de los soldados.

Así es, ésa Torre de fuego es Magia. Algo que podremos lograr dominar de alguna forma, ésta magia se logra entendiendo su origen, algo llamado Ánima, una fuerza poderosa que todos tienen... Hmmm... –Farion pasó unos momentos mientras acarició su mentón- No sé cómo pero nace del alma... Según Irena debemos imaginar esa energía recorriendo nuestro cuerpo hacia donde la queramos dirigir... Debemos desarrollar esto... Otra cosa más, Fundaremos una aldea cerca de aquí. Pueden traer a sus familias, padres o empezar de cero, pero debemos primero trabajar en el planeamiento y la construcción.

Todos aceptaron la encomienda de asentarse en la región, entre todos comenzaron las tala de árboles mientras se trazaban los límites del pueblo, se comenzó a juntar suficiente madera para empezar las primeras construcciones.
Lo primero en elevarse fue una capilla de madera y arcilla mezclada con rocas, donde se reunían cada atardecer para reportar las labores del día justo después de cenar. Las primeras casas fueron levantadas a los pocos días después de la capilla, de igual modo troncos y arcilla con rocas, sólo que más amplias, cada choza que se erguía era designada pero por un sentimiento de unidad, nadie descansaba en ellas. Así se practicó por más de dos meses hasta que la última de ellas fue tomada: La de Farion. Ésta ultima construida de forma más amplia y con un muro siendo la única en ese momento con dos habitaciones, detalle de todos los soldados hacia su líder en señal de fidelidad y gratitud.

Transcurridos un par de días, los nuevos aldeanos se estaban acostumbrando a la recién aldea. Grupos de cacería traían carne fresca, un grupo de recolección proveía algunos frutos secos y bayas silvestres y algunos más hábiles trabajaban los recursos traídos para preparar alimento, prendas algo burdas para vestir y otros más tallaban madera para crear algunos bancos, mesas y muebles simples.
Ya habiendo transcurrido tres meses después de haber bajado Farion de la montaña, se habían marcados los caminos de cada casa y junto a la capilla se había establecido un salón de juntas. Cierto día se estaba planteando el futuro de la aldea, aun se encontraban únicamente los hombres de Farion, y las herramientas de trabajo ya escaseaban, necesitaban mantenimiento, ser reemplazadas y hacían falta nuevas para hacer crecer más el asentamiento.

Su trabajo y esfuerzo ha sido glorioso –Farion se encontraba en el salón, acompañado por todos sus aldeanos– si bien hemos logrado mucho, nos falta mucho más, ésta nueva etapa es crucial para seguir adelante: Debemos regresar a nuestros antiguos hogares y volver con quienes nos seguirán: esposas, hijos, maestros artesanos, manitas, guerreros, eruditos y si es posible algunos animales para criar: traeremos todo lo necesario y para ello necesitamos dividirnos, serán tres grupos cada uno partirá y una vez estén de vuelta el siguiente grupo irá en marcha. Los que quedemos en la ciudad estaremos trabajando para construir algunas casas nuevas y alguna posada. No olviden llevar pieles y recursos para vender, hemos subsistido del intercambio pero ya es hora de hacer circular las Lendras de plata. Bien es todo por hoy, sigan con sus actividades, busquen quienes viven cerca de las rutas a sus hogares, deleguen un representante y presenten quienes serán, mañana planearé con los representantes que grupo irá primero y cuales después.

Ésa tarde el salón de reuniones se encontraba sumergido en alboroto y charlas, algunos se reunían según los pueblos de donde habían venido, otros eran vecinos de aldeas o pertenecían a alguna hermandad de tribu. Una vez agrupados todos Farion colocó un mapa sobre una pared y cada uno fue marcando sus destinos y de ahí se trazarían las tres rutas para seguir el plan. El primer grupo fue representado por Alphonse quién se dirigiría al sur, hacia la región de Markhil, Guzam se encargaría del segundo viaje hacia el noreste por las cordilleras heladas de la tribu verur de los Garan, el tercer grupo sería representado por Froilán, que viajaría al noroeste al reino de Theris.
La noche había acabado y a las primeras horas de luz diurna se presentaron los representantes en la sala de reuniones. Las tres figuras se encontraban en silencio esperando. El robusto y escamado Guzam con su siempre calva cabeza gris; el delgado y ágil rubio que parece no pertenecer al campo de batalla: Alphonse; y Froilán, el pelirrojo de piel blanca como la leche y de espalda ancha.
Disculpen la demora mis hermanos –Entró Farion irrumpiendo los pensamientos de los presentes– He de imaginar que anoche ya pudieron trazar las rutas más optimas, sé que incluso sin esta reunión ya deben tener, al menos en mente, los preparativos para marchar, pero necesito ver sus rutas. Pienso viajar con alguna de las caravanas...

¿Hacia donde tiene previsto ir, Capitán? –Cuestionó Guzam con firmeza y curiosidad.
Tengo previsto llegar a la Capital, a Drunea... –Se mantuvo el silencio por un minuto, y la tensión envolvía el lugar, las expresiones de los tres eran de descontento y asombro –Como saben, era solo un soldado para el Rey, y mi raíz es en la ciudadela principal... Debo recoger mis pertenencias y de ser posible traer a uno de los mejores soldados quién me acompañó en algunas batallas y salvó mi vida en una ocasión... Así qué necesito saber quien se dirigirá a Theris.

[Pausada Indefinidamente]El Réquiem de la Luz: La Alquimia DivinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora