Capítulo 9: Negociación

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Avanzaron pocos metros hacia el mostrador, las mulas estaban afuera amarradas en una estaca especial para animales erguida cerca de la entrada. Tras reconocer a uno de los hombres la mujer sonrío entusiasta.

¡Si es el joven Diamante! –Exclamó con alegría haciendo un gesto con sus palmas, semejante a un aplauso, más sin emitir sonido alguno– Y que tenemos aquí, ¡si viene acompañado de un Zafiro y Mithril! Adelante, adelante pueden mostrarme esas pieles.

La mirada de Farion y Kenneth se cruzó, mostrando un sentido de incomodidad. Ambos tenían tiempo que no eran reconocidos por su casta, pero al ser una mujer de edad avanzada es normal, pues ellos son más tradicionalistas en ciertos casos, como lo es éste.

Mi nombre es Kenneth, este hombre de aquí es a quien sirvo: Sir Farion.

¿Farion, dijiste? ¡Pero qué personajes me ha traído el viento hoy! Si es todo un honor recibirle en migran tienda. A ésta aviam pueden llamarle Elanne Kryan

Bien, Aviam Elanne –respondió Farion por su compañero– Un gusto negociar con usted. Cuál es el precio que está dispuesta a pagar por nuestra mercancía

Sí que vas directo a la fragua, joven Mithril –expresó sonriente la mujer– Eso me agrada, entonces a lo que vamos. Ahora mismo mi nieto de pacotilla debe estar viendo algunas de las pieles que traen en sus animales... ¿Qué? Es necesario observar todo, hay mucha gente ladrona y peligrosa para esta anciana indefensa...

Los tres hombres sintieron indignación: mientras ellos veían y charlaban, sus cosas eran hurgadas por un desconocido. Luis no esperó y comenzó a correr a la puerta para detenerlo, pero antes de llegar al umbral, un hombrecillo con un yelmo en la cabeza y varias pieles en brazos estaba por entrar, chocando violentamente el intrépido joven con aquella figura familiar.

Aviam ­–exclamó adolorido, había caído de espaldas, para su fortuna el yelmo le protegió de una grave contusión pues la fuerza del muchacho era abrumadora, incluso con el casco puesto. Levantándose continúo– ya no debe hacer eso... Siempre, siempre que le traigo la mercancía me miente y me dice que los aventureros saben que iré por ella y siempre termino golpeado

No lloriquees y dime que tal es el material

Ah... Si, el cuero... –Una vez incorporado, tenido su mano a Luis para ayudarle, con un gesto de mala gana inclinó su cabeza ofreciendo una disculpa y continúo hacia una mesa junto al mostrador refunfuñando en voz baja las malas decisiones que lo llevaron a trabajar con su Abuela (quien él, en su corazón, sabía terminaría matándolo por alguna mala indicación o de tanto rabiar) –Aquí están, mírelas bien a mi me sorprendieron pero al final usted juzgue.

Muy bien entonces veamos... –Elanne tomo con una de sus manos una de las pieles mientras que con la mano izquierda acercaba un extraño artefacto de metal y cristal sobre su ojo, una correa de piel se extendía sobre el contorno metálico y pasaba por su nuca, haciendo que éste peculiar objeto se mantuviera sobre su ojo derecho, con ésa cosa puesta comenzó a ver cada detalle del cuero, el tratado y textura, comenzó a palpar cada contorno y toda la superficie fue acariciada por sus arrugadas, pero firmes, manos– normalmente pagaría sólo dos lendras por piel, pero éste acabado y corte demuestra una gran calidad... les pagaré tres lendras por cada una.

¿Sólo tres? –Exclamó Kenneth. Él sabía que necesitaban juntar 150Lendras, tenían treinta pieles en total, y para que esto fuese posible deben ser vendidas al menos en 5Lendras cada piel. Sus artes mercantiles debían relucir en estos momentos, pensó antes de tomar cartas en el asunto– ¡Eso es muy poco! Aviam, se ve que la edad ya le ha afectado un poco. Usted lo acaba de ver ésta piel es excepcional como su armería, mejore el precio ¿Qué tal le parecen Siete Lendras por cada una?

[Pausada Indefinidamente]El Réquiem de la Luz: La Alquimia DivinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora