1. No me gusta, no me gusta, no me gusta [Izuocha]

#9: Anotación

Uraraka veía por la ventana inmersa en sus pensamientos. Solo le faltaban dos razones más y terminaría su lista.

—Uraraka-san, la clase terminó —La sacó de sus pensamientos Ashido.

—Lo siento. Estaba perdida en mí misma, Ashido-san—Se excusó.

—Tsuyu te está esperando para almorzar. Nos veremos allí —Se despidió agitando su mano.

Uraraka vio a Deku escribiendo en su cuaderno de héroes con entusiasmo.

—¿Deku-kun, por qué escribes tanto en ese cuaderno?—Se animó a preguntarle.

Los dos estaban solos en el salón de clase.

—Porque me gusta estudiar a los demás héroes con quirks. Mira—Le enseñaba cada página de aquel cuaderno que era tan importante para él.

—¿Por qué? Sospecho que esa no es la única razón.

—Sí, Uraraka-san—Bajó la voz—. Te voy a contar esto porque eres una de las personas en las que más confío. Yo no tenía un quirk y me molestaban constantemente por esto.

Uraraka se sorprendió. Alguien con un quirk tan increíble como Deku había sufrido algo como aquello.

—Pero conocí a una persona que hizo una parte de mi sueño realidad. Tuve que esforzarme mucho para entrar a U. A y llegar hasta el día de hoy —Le reveló —. Me alegro que haya sucedido porque nunca habría podido conocerte, Uraraka-san—Le sonrió.

Su corazón comenzó a salirse de control. Sus pies comenzaban a levitar, alejándose del suelo. Al percatarse de esto, se tranquilizó.

—Me alegra haberte conocido también, Deku-kun. Eres muy importante para mí—Juntó sus manos con las del peliverde.

—Uraraka-san.

Ella posó sus ojos marrones en los verdes del chico, prestando absoluta atención a sus palabras.

—¿No debías ir con Tsuyu-san y las demás?—Le recordó.

—Es cierto—Separó sus manos de las de Deku—. Nos vemos más tarde, Deku-kun.

Al volver a su habitación, abrió su ventana para que la brisa ingresará a su solitaria habitación. Las flores se mecían con el viento.

Inspirada anotó la novena razón en su cuaderno.

#9: Persigues tu sueño a pesar de las adversidades.

Pobre Uraraka. No notaba que una rubia la observaba con unos prismáticos, escondida en una de las ramas de un árbol.