A que no se esperaban esta actualización D: La hacemos para celebrar las 100,000 lecturas y por el grupo de facebook Tatiana M. Alonzo - Libros cumplió un reto ♥
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12. Trátala bien.
—Lucalicious —susurra Ivanna complacida de ver lo que provoca.
El roce de su tacto es generoso, trepidante, es como ser llevado a través de un viaje astral; quiero que el mundo se detenga justo ahora y vivir en este momento para siempre. ¡Mátenme por piedad! No obstante es ella, Ivanna, la que se detiene arrebatándome de golpe las llaves del paraíso.
—¡No! —quiero llorar.
—Vamos a jugar —dice ella en mi oído.
—¿Qué? —La miro como un perro cuyo hueso le fue arrebatado.
—Te haré preguntas y por cada cosa que respondas seguiré —promete. Sus ojos son dos cuencas llenas de deseo. No me engaña, también lo estaba disfrutando.
—¿Qué-Qué tipo de preguntas?
¿Y si no contesto? Peor aún, ¡¿y si despierto?! No quiero despertar. Sin embargo, pensar en ello me lleva a tomar en cuenta:
—Pero si es mi sueño puedo hacer lo que quiera —Mi corazón palpita fuerte, aún respiro por la boca.
Ivanna me mira pensativa, no parece saber qué contestar, dubitativa abre y cierra su boca... decidiendo; y por ello soy yo el que tira de su mano para que termine de apoyarse en mí.
Mi nariz termina entre sus pechos.
«Bouquet».
Recuerdo que Ciro utilizó esa palabra para describir el aroma de un buen vino, y el escote de Ivanna lo es.
Enloquezco....
—Luca —escucho susurrar a Ivanna con un tono que se asemeja al temor.
Acaricio sus hombros, su espalda, su cintura... pero no parece saber cómo reaccionar, lo que me confirma que esto es un sueño; la Ivanna de la vida real jamás me hubiera permitido hacer esto.
Pero soy paciente y cuidadoso con mis movimientos, primero hago que mis labios dejen un camino de besos alrededor de su escote, y después yo mismo levanto la blusa de chifón hasta llegar al sujetador, una maravilla de encaje negro. También dejo un camino de besos ahí.
Mi jefa no parece saber cómo reaccionar; deja escapar aire, sujeta con fuerza mi cabello, no dice otra cosa que no sea mi nombre.
«Quiero estar arriba»
Me apoyo sobre mis codos para sentarme y ella, jadeante, con la superficie del busto humedecido, termina contra el respaldo del sillón. En esa posición, niega con la cabeza e intenta huir de vuelta al asiento del copiloto, se acobardó; pero tiro de ella consiguiendo que termine sentada sobre mi... «herramienta», lo que la hace exclamar «¡Oh, Dios mío!».
No hay suficiente espacio; de no estar sentados como se debe, uno debe estar arriba y el otro abajo, pero me niego a volver a mi posición inicial; beso su mejilla, su oreja y su cuello y, sujetándola de la cintura, la hago girar y recostar mientras yo me quedo encima a horcajadas.
Ahora ella está abajo.
—Luca... —Esta vez lo dice con desesperación.
—Es solo un sueño —la calmo y suelta una risa, demostrando una vez más que no es la Ivanna real. De modo que, ya listo, me apoyo entre sus piernas obligándola a liberar una ráfaga de aire.
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El asistente ©
RomanceLos apodos: Bruja, Víbora, Suripanta, Casquivana, Cruella de Vil, Vampiresa, Maléfica, Anaconda, Reina roja, Medusa y Loba, se quedan cortos a la hora de describir a Ivanna Rojo; y es que pese a tratarse de una mujer increíblemente atractiv...