70. Victoria

37.9K 7.3K 3.2K
                                    

c:

No olviden el trato del capítulo anterior: Luca e Ivanna quedaron en que Luca decidirá qué hacer durante todo un día ♥

------

70. Victoria.

IVANNA

Gimo descompuesta al sentirme invadida sin contemplaciones.

Con embates frenéticos los dos buscamos del cuerpo del otro como si fuera la primera vez que lo hacemos.

Beau gosse —digo, con la mitad de una fresa con chocolate en la boca. El ambiente es una mezcla de azúcar y sexo.

El resto de las fresas están desparramadas en el piso, la champaña en la cama y lo que queda crema batida se encuentra sobre su cuerpo y el mío. La persona que venga a hacer limpieza mañana nos va a odiar.

Es un festín. Su calor me alcanza, es un comenzar nuevo y pronto todo mi ser está hecho de espasmos que no puedo detener.

Es la sensación de arder en llamas pese al océano que es nuestra piel; y no querer que este momento, esta dulce agonía termine jamás.

Es el gusto que me proporciona verlo explotar encima de mí y llegar juntos al cielo, y que, enseguida, tras el emocionante frenesí haya tanto silencio que casi puedo oír el sonido de las estrellas. No obstante, según yo, ¿qué sonido tienen las estrellas? Es como si en un principio me jactara de ser consciente de ello por solo saber lo que siente estar en las manos de Luca.

Él sabe descifrarme. Cuando me toca las barreras caen y, extasiada, vuelvo al génesis de mi existencia.

De todos modos, descubrirme de esta manera me aterra.

—¿Qué pasa? —me pregunta Luca con la respiración entrecortada, y, pese a todo, atento. Pero no me sé explicar. Mi garganta se cierra al volver a tener contacto con la realidad. Al saberme vulnerable.

Pero Luca no insiste. Con paciencia recorre otra vez mi cuerpo como si se tratara de un huésped, como quien ya sembró flores en el jardín o metió su ropa en el armario; y tengo que preguntarme en qué momento, entre la primera vez juntos y hoy, dejó de ser un forastero.

Tomo su cara entre mis manos y, de ese modo, con solo la luz de la luna alumbrándonos, lo hago mirarme. Y espero a que otra vez pregunte qué pasa, pero no lo hace; como el caballero que es nada más sonríe y alcanza mis manos para besarlas.

—No te preocupes por nada. Ha sido fantástico —susurra.

Y nos fundimos en un nuevo beso, aunque mis labios entre los suyos esta vez tiemblan, es como si por primera vez comprendiera el significado de un beso y por ello, al no estar acostumbrada a desnudar mi alma, me sintiera afortunada.

De ahí que, cuando Luca me vuelve a estrechar, acaricio con afecto su cara y él me sonríe y ve con ternura en silencio. Al mismo tiempo, de manera consciente sigue buscando mi contacto.

—Oui, c'était merveilleux —digo finalmente, contestando su declaración anterior, y pienso en intentar dormir; pero me detiene verle alcanzar su teléfono.

Wǒ ài nǐ —dice tras una búsqueda rápido, haciendo que frunza el ceño con duda.

—¿Qué...?

—Es chino —aclara, devolviendo a su lugar el teléfono—. De esa forma quedaremos empatados y ya no me sentiré desarmado cuando no entienda lo que dices en francés.

Me hace reír; sin embargo, análogamente, abro mucho mis ojos, me incorporo y recrimino en mi aforo interno el haber considerado quedarme a dormir.

El asistente ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora