Malversadas las noches oscuras.
El día no se entero de nosotros,
juegos de miradas y perjurios,
nuestros pasos de escaleras en descenso
a los confines del aval y su preludio.
En aquel lugar se echan las palabras.
Motivado recorrido del labriego
cosechando piel, sal y sabanas.
Días artificiales ven sed, no de agua.
Cuántos engaños a la madrugada.
El viejo tacto, cada acierto que guiaba,
y la imaginación del encuentro permitía,
que se ilumine un cuarto por una rendija.
Nos hicimos ríos para calmar la sed
y le di a la primavera la estrella de rosa,
llevas hojas y crepúsculos en tu piel
y das de comer miel a aquel ser que tocas.
El recuerdo se escondió detrás del olvido
alejándose del cuerpo y su favor.
Y el pulso cubierto por tapujos bajo tiempo
engañando con trampas y deudas al corazón.
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Y no recordaré lo que existió
PoesiaUtopia, el lugar que no existe...o el lugar que no puede ser.