Capítulo 30

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Mina lo había notado, Mina tenía sospechas y sabía por todo lo que estaban pasando

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Mina lo había notado, Mina tenía sospechas y sabía por todo lo que estaban pasando.

Sabía que Eijiro fue tan estúpido como para cerrarle las puertas a Katsuki poniéndole un alto a las sospechas del cenizo, dejándolo sin la oportunidad de desahogar un poco su mente. Sabía que Momo y Tsuyu habían cerrado esa puerta también para Ochako. Y ahora los únicos que podían tener una conversación más o menos fluyente con ellos: eran nada más que Kaminari Denki y Mina Ashido.

El ambiente era tenso, nadie preguntaba a la castaña que había pasado exactamente, aunque querían lanzarse sobre ella y obligarla a que dijera quién, cómo, cuándo, dónde, y por qué, querían acabar con toda la incertidumbre de una buena vez. Los maestros hablaban a diario con ella y Bakugou, dándoles consejos y apoyándolos a ir lento y seguro con recuerdos horribles.

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El día esta nublado, frío y confortable, todos estaban de acuerdo en descansar merecedoramente.

Ochako entró corriendo a la sala.

Todoroki, Yaoyorozu, Minoru, Hagakure y Tokoyami miraron asustados.

La castaña miró rápido a todas partes.

—Fue en mi cuarto, yo fui a dormir un rato en mi habitación... y.… no sé... Yo no recuerdo más. —Dijo agitada, todos la miraron con lástima y profunda tristeza.

Shoto miró las escaleras, podían ir a ver qué había fuera de lo normal, pues nadie ha entrado a ahí.

Minoru ya no era capaz de mirar a la chica, él no había sido en lo absoluto, pero sabía que parte de las sospechas caían sobre él, se sentía culpable por haber sido un asqueroso pervertido.

Tokoyami se acercó a la castaña y le dio una palmada en la cabeza.
—Bien, ahora no te sobre esfuerces. — La chica asintió.

Hagakure la sentó en el sillón y le llevó un vaso de agua, parecía haber corrido mucho para decir aquél hecho.

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Momo y Shoto subieron al cuarto; miedosos abrieron la puerta y echaron un vistazo a todo, levantaron las sábanas que estaban hechas un desastre, había cosas tiradas obviamente.

Yaoyorozu abrió el ropero de la chica y le extrañó que no hubiera tanta ropa ¿Estara en el cuarto de Bakugou?
Miró arriba del mueble y no había nada de maquillaje.
—Ella siempre guardaba todo aquí, — mormuró para sí misma.
Cómo dama sabía que ninguna mujer se maquillaba frente a un caballero y menos si era el pesado de Bakugou.

No encontraron nada, nada.

Bajaron rendidos para ver a la castaña recostada en las piernas invisibles de Tooru. Suspiraron pues la chica se veía agotada miéntras dormía.

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Bakugou estaba decidido, con o sin Kirishima ¡Iría a revisar la habitación del puto pecoso!

Cruzaría esa línea que todos habían trazado frente a Izuku.

Aunque Kaminari se negaba a la idea de creer que había sido el amable Midoriya, no quería que Bakugou se sintiera solo o abandonado.

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Izuku había terminado de darse un baño, subió a su habitación y comenzó a cambiarse. Buscó entre su mueble la ropa y sin querer dejó caer toda una cajita de maquillaje.
Bufó por su estupidez y recogió las cosas.

¿Para qué querría Midoriya el maquillaje de Ochako?

Lo mismo se preguntó él y comenzó a reírse de sí mismo cuando estaba frente a un espejo probándose todos los labiales que la castaña poseía.

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