Capítulo 1

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Principio del final



No, él no podía estar enamorado de lo que no le pertenece. Pero...

Las constantes mirada y lindas sonrisas lo hacían bajar la vista, era normal caminar y mirar sólo zapatos escolares...

El castaño se recargaba entre el verde, siempre solían juntar sus cabezas.

—Deku-kun. —Pronunciaba el motivo de sus noches privadas del sueño; sólo reía nervioso y negaba con las manos a la razón de su distracción en unas cuantas clases.

Miraba nervioso y por cortos lapsos de tiempo como el cenizo jalaba las mejillas de su mejor amiga en el mundo. Se sentía extraño, aturdido y confundido, algo perdido, esos comportamientos ya se estaban volviendo regulares.

Antes de quitar la vista de encima de ellos, Ochako lo notó: alzó su mano y mostrando una reluciente sonrisa lo saludó, un saltito dió el corazón del joven Midoriya, pero al instante un frío recorrió su espina dorsal al sentir que Katsuki lo miró con desprecio.


—¡Ella sólo es mi mejor amiga Kacchan! Hehehe, jamás... jamás, jamás me enamoraría de mi mejor amiga. —Sus ojos miraban aterrados al feroz Katsuki que lo miraba a los ojos, su cuerpo temblaba ante la presión de la mirada del cenizo, pero decir la palabra "jamás" lo dejaba sin aliento.

—Desaparece, puto nerd. —Se alejó desinteresado y con un gruñido por de bajo.

Su corazón dio un vuelco y él se dejó caer sobre el suelo, dolía, dolía decir que siempre será su mejor amiga, dolía decir que jamás sentiría más que amistad por ella.

¿Pero así era, no?

Falso

Su mirada siempre seguía a la castaña; sus constantes risas y ocurrencias que alegraban a la mayoría siempre las tenía presentes en sus memorias.
Se detenía a mirar la dirección de cada mechón, a observar como ella perdía la mirada calma en los alrededores. Y para gran de sus pesares, sabía que no era el único, Bakugou también miraba atento cada acción de la chica.









—Aún no puedo creer que la dulce Ochako ande con alguien tan, amargo. —Cuchicheó Denki, —estoy orgulloso.

Todos los hombres hablaban a escondidas del cenizo siempre que tenían oportunidad, con riesgo de quemaduras de tercer grado, pero amaban el chisme.

Kirishima podía notar la tristeza en el rostro y movimientos de Izuku y siempre detenía el rumbo de la conversación cuando él estaba ahí, todos lo sabían y miraban con lástima al chico que tenía sentenciada la Friendzone.





—¡¡La próxima vez que te vea con tus mierdas te mataré a patadas, jodido nerd!! —reprendió con un empujón estampando a Midoriya contra los casilleros. Era nuevo en eso de enamorarse así que los celos a Bakugou se le solían ir de las manos. Ver a Izuku muy cerca del rostro de la castaña le hacía doler el estomago.

A lo lejos pudo ver como Uraraka le lanzaba su mochila a Tsuyu para poder correr más rápido y llegar a auxiliar a Izuku.

—Mierda. —Bufó Katsuki, sintiendo la proximidad de la fémina.

—¡Bakugou-kun! —regañó entrelazando sus suaves manos con las de Midoriya, algo ya muy común en su amistad, él se dedicó a mirar el suelo con las mejillas levemente rosadas, aún tenían esa valiosa amistad enterrada como aguja en las suelas del enojo de Katsuki.

—Piérdete, cara redonda. —Miró sus acciones entre dientes, ver esa conexión entre el nerd y la cara de Ángel lo enerva —, tienes cinco minutos si quieres una malteada de fresa. —Se refirió a ella.

El pasillo comenzaba a quedarse vacío y el silencio sólo era llenado por los pasos de Bakugou alejándose.

Midoriya apretó el agarre con fervor. Apreciaba cada detalle de parte de ella, como cuando mira triste su dolor volviéndolo de los dos, sus caricias en sus mejillas buscando hacerlo sentir mejor, lo apreciaba.
Con una risa nerviosa ella se despedió y corrió detrás de su pareja en busca de una malteada de fresa como disculpa.


Él sólo la observó;

Su cobardía le había costado el amor posiblemente de su vida, si tan sólo no fuera un miedoso al amor, él no tuvo valor a pesar de que todo sucedía frente a sus ojos:

Notó cuando Katsuki miraba más a la mujer que estaba a su lado, notó cuando ella regresó abanicando sus mejillas, notó cuando Katsuki se molestaba aún más por los constantes acosos de Minoru, notó cuando Ochako se sonrojaba por los kanjis de explosión y observó el primer beso de ambos.

Un idiota, un completo idiota, eso es, un miserable chico con el corazón roto.


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