Corazón de Jade v/s Médico Astuto

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El panorama de Robin, era por decir lo menos, preocupante. La herida en la cabeza del hombre no paraba de sangrar. Ella hizo presión un momento. Comprobó sus signos vitales, al menos el condenado respiraba, sólo estaba inconsciente.

"Quién... Quién puede ayudarme..." En medio de su preocupación, la imagen de sólo una persona apareció en sus pensamientos, él sin duda podría ayudarla. "Trafalgar..."

Improvisó un vendaje para abandonar al príncipe e ir por auxilio. Lo ocultó entre los arbustos rezando para que no despertara o alguien lo encontrara. Corrió al pueblo con todas sus fuerzas. Sintió una puntada al costado pero se obligó a seguir. El doctor despedía a un paciente en su puerta cuando ella llegaba casi sin aliento.

- Nico-ya... - Ella lo tomó de la bata blanca y lo hizo entrar atropelladamente. - ¡Nico-ya! Tranquila ¿¡Que ocurre!? - La tomó con una mano en el hombro y con la otra alzó su barbilla. - ¿¡Estás bien!? -

- Ne... necesito tu... Necesito tu ayuda. - Lo abrazó y él tímidamente correspondió el gesto. Se separó un poco de ella.

- Voy por un vaso con ag... - Ella se aferró a su brazo para detenerlo.

- ¡No! - Le costaba trabajo hablar con la respiración agitada. - Tra... Trafalgar... Estoy en... problemas. Creo que... herí al príncipe - Se dejó caer de rodillas y se puso a llorar con la cara tapada por ambas manos.

- ¿¡Cómo que heriste al príncipe!? - La tomó suavemente para acomodarla en una silla cercana. - Por favor cálmate, necesito que me expliques, Nico-ya... - Sus ojos la miraban fijo.

Como pudo, entre balbuceos, le explicó todo lo sucedido desde que se topó con los guardias reales hasta el momento en que golpeó con la piedra al peliverde.

- No podemos perder más tiempo... - Concluyó secando sus lágrimas. El chico la miró determinado, primero tomó su maletín y luego a ella de la mano para salir.

- Bien Nico-ya, no perdamos tiempo. -

Con pasos apresurados, ella lo guiaba hasta el lugar del incidente. El peliverde todavía estaba tendido en el mismo sitio, pero parecía que empezaba a reaccionar. El doctor sacó algunas cosas de su maletín y comenzó a trabajar. El aturdido se quejaba, y Law le colocó un pañuelo en la nariz con una sustancia que lo silenció. Ante la mirada de Robin, él explicó que se trataba de un sedante.

- Tranquila, por lo que veo es más escandaloso el corte, pero no podré saber los alcances de la lesión hasta que despierte. Debo coser, Nico-ya... -

- ¿Puedo ayudar en algo? -

- Toma su muñeca y ve sintiendo su pulso. Si se acelera dímelo. - La chica obedeció. - Nico-ya ¿Nunca habías visto a este sujeto? - Alzó un poco la cabeza del afectado para acomodarlo pero esperaba la respuesta de la morena, así que se quedó sosteniéndolo.

- La verdad no. Nunca lo había visto. - Confesó algo apenada.

- Lo sospeché, nadie en su sano juicio se atrevería a hacer algo como esto. -

- ¡Me golpeó! Yo sólo me defendí. - El doctor dejó caer la cabeza del príncipe al suelo del asombro.

- ¡Mierda!... ¿¡Que hizo qué Robin!? - Su mirada gris se notaba enfadada.

- Pues eso. - Le señaló el corte en su labio. - Me arrastró del pelo, estaba como poseído y yo me defendí con la roca. -

- Maldito estúpido, me dan ganas de dejarlo tal como está. - Acarició la boca de la chica. Su voz, casi siempre apacible, sonó alterada.

- Mejor apresurémonos antes de que reaccione o alguien venga. -

- Sólo lo haré por tí Nico-ya... - Limpió la zona de la herida, hizo su trabajo rápidamente. Le colocó vendajes. Estaba listo.

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