Alianzas de Amor y Desamor

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- Tardaste un poco. Robin ¿Estás bien? - Zoro la miró de pies a cabeza y la notó algo alterada.

- Sí su majestad, estoy bien. -

- ¿Sabías que no se te da bien mentir? Dime ¿Alguien te hizo algo? -

- No, de verdad. Estoy bien. -

No quedó muy conforme con la respuesta, entonces, la sacó a bailar y el tema quedó pendiente. La velada siguió su curso sin mayores inconvenientes.

En el pueblo, Tashigi caminó con el médico hasta su casa. Él abrió la puerta y ella entraba mirando con un tanto de desprecio el lugar. Su escolta quedó afuera vigilando.

- Y bien. Te preguntarás quién soy yo y qué diablos quiero contigo ¿Verdad? - Dijo la chica sentándose en el sillón.

- Ya sé quién eres, acabas de decirme en palacio y ya puedo imaginar lo que quieres de mí. La respuesta es no. - Sacó una jarra de una estantería y un vaso.- ¿Agua? -

- ¿Agua? No querido. ¿No tienes algo más fuerte? - Se puso de pie y avanzó hasta quedar frente al cirujano. - Lo necesitamos. -

- Espera. - Fue por una botella de ron. Sirvió dos copas. - ¿Está bien? -

- Perfecto. Hablemos de tí. - Su dedo índice recorrió el contorno de su rostro y remató en su barbilla. Se bebió el trago de una vez. - ¿Por qué la respuesta es no? ¿Acaso no te parezco sexy? - Él tragó saliva cuando la mujer deslizó la parte superior de su vestido y dejó al descubierto su busto resaltado por un corsé que, al tirar de una de sus amarras, se soltó un poco. - ¿Estás bien, guapo cirujano? - Besó la comisura de los labios del pelinegro.

- No estoy para juegos. Tú no me buscas sólo para eso. Deberías irte. - La sonrisa de la chica se acentuó al advertir el sonrojo del hombre.

- Pues tu cara y tu cuerpo me dicen otra cosa. - Bajó la mano hasta su entrepierna y notó el bulto prominente.

- ¡Basta! - Se alejó un poco de ella. - Dije que no. Debes irte. - La chica aprovechó un tinte de duda en la voz del médico para insistir.

- Me rechazas, bueno, estoy acostumbrada a ello, supongo. - La decepción en su rostro conmovió por un momento a Trafalgar.

- No es eso. Sólo no me gusta ser obligado a nada. - Dejó que ella se acercara otra vez, había servido dos nuevos tragos. - Qué quieres conseguir. Que me una a tí de alguna manera y le joda la vida a quién ¿A Robin? Ni pensarlo ¿Al rey? Quizá, pero no. -

- Nada de eso. - Dejando de lado los vasos ya vacíos, le tomó las manos y las colocó en su cintura. - Sólo quiero, aunque sea por un momento, sentirme querida, deseada, capaz de complacer a un hombre y... - No dejó que continuara.

- Puedes conseguir eso, eres bella, eres deseable. No deberías ofrecerte así. -

- Sólo por una noche Law, hazme sentir esas cosas. Tú me gustaste desde que te ví. Eres muy sexy cirujano. - Besó su cuello, el lóbulo de su oreja y finalmente le estampó un beso apasionado que el pelinegro no pudo evitar.

La rodeó con sus brazos y la llevó a su habitación, al bajarla, ella lo lanzó a la cama y se colocó sobre él besándolo con desenfreno.

- Quítame la ropa... -

- Tashi... - Lo calló con más besos y caricias osadas, los botones de su camisa blanca sucumbieron uno a uno. Sintió el tacto de la chica en su pecho tatuado.

- No me equivoqué, estás derritiéndome Law, mírate, eres exquisito. - Con voz melosa le susurraba. Condujo sus manos sobre su piel, delineando su tatuaje en forma de corazón, lo repasó con su lengua. La respiración de ambos se volvió errática. - Law... Por favor... -

Corazón de JadeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora