Maratón 1/3
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Fuimos con Martin hasta su casa, estaban todas las luces apagadas y gracias a Dios, Lynn no estaba allí.
Él se miraba muy pálido, me comenzaba a preocupar por lo que lo ayudé a sentarse en el sillón-cama que había en el living y le alcancé un vaso de agua.
¿Seguro no quieres ir al hospital? —él se negó rotundamente- ¿Por qué no?
Prefiero no salir de casa por un rato. Ni siquiera quiero prender la televisión.
Sabía que le avergonzaría salir pero él era Martin Garrix, no puede vivir siempre oculto.
Decidí no hablar del tema hasta que al menos su tono piel tomara un poco de color.
Lo dejé allí y revisé en la cocina que podría hacerle. Para ser una persona importante en el mundo de la música su heladera era una pobreza enorme de acero.
Suspiré y con lo poco que encontré pude prepararle algo para que comiera.
Le alcancé un plato con unos huevos revueltos, jugo de manzana y unas tiras de tocino (para quienes no saben es la carne pero del cerdo)
No debiste.
¿Bromeas? Estás todo paliducho, pareces muerto ahora cállate y come.
Si mami.
Ambos reímos, por unos segundos me sentí su mamá. Su carita terriblemente angelical y de bebé no dice nada sobre su verdadera personalidad. Me senté y mientras comía me puse a acariciarle el cabello de la parte de atrás casi cerca del cuello.
¿Pasa algo? —dijo al verme tan consentrada-
¿Eh? Ah no, no solo...solo acari...umh ¿Está rico?
No me molesta que hagas eso, es lindo.
Le sonreí y él volvió a comer. Martin no era una mala persona, él no podría matar una mosca y luego no sentírse culpable.
Después de que terminara tomé el plato con el vaso a medio terminar y fuí a lavarlos. Mientras lo hacía, se me vino a la cabeza una imagen muy extraña. Estaba imaginándome una vida junto a él, cocinándole todo lo que quisiera, casada y con hijos.
Quería creer que era una visión de un futuro cercano pero apenas sabía si lo nuestro tendría futuro.
¿Lo nuestro?
Sequé mis manos y caminé de vuelta hacia el sillón. Tenía sus ojos cerrados y estaba acurrucado a un lado, se había quedado dormido. No pude evitar sonreír, que tierno se veía. Como pude logré safar las trabas y convertir el sillón en cama. Él abrió un poco sus ojos lo que me permitió poner un almohadón bajo su cabeza.
Descansa, lo necesitas.
Fue lo último que le dije y volvió a quedarse dormido.
Me quedé un rato viéndolo dormir y luego volví a la cocina. Saqué de mi bolso mi celular que había puesto en silencio para evadir llamadas y revisé la cantidad de mensajes de Pía y Jay que tenía.
Al parecer habían publicado las fotos, malditos paparazis sin vida social. Justo en ese momento recibí una llamada de un número privado, salí al patio y contesté.
¿Hola?
Hola _________ —sonaba una voz masculina que realmente no pude reconocer- soy Cody.
Ah Cody —sonreí al saber que era él- disculpa tu voz se oye rara al teléfono.
Me lo han dicho —dijo entre risas- solo quería saber como estaba Martin, vi las fotos de la comisaría.
Oh, em él está bien. Tenía sueño así que recién se durmió —me senté en la banca que se movía como una hamaca blanca y con almohadones rojizos como ladrillos- es muy dulce de tu parte que te preocupes por él después de todo.
Oye él es mi amigo y sé que no quiso lastimarte.
Claro que no, él mismo me lo dijo hoy.
¿Lo ves? Es muy buena persona a pesar de como se muestra. En fin, me alegra saber que esté bien, dile que no hay rencores.
Gracias Cody le diré —sonreí y comencé a hamacarme suavemente. En un momento pude escucharlo gruñir ya que al parecer su guitarra se le había caído- ¿Estás bien?
Si si, es que se me cayó la guitarra en el pie y estoy descalzo —ambos reímos- ¿Y tú que haces?
Estoy sentada en la hamaca de Martin afuera, realmente no tengo ganas de volver a casa para que mi hermano me invada de preguntas.
Debes estar estresada.
De hecho sí, no han sido días tranquilos —mientras le contaba pude oír que alguien le murmuraba cosas a lo que él parecía negarse- Umh...¿Necesitas colgar?
Oh no, te estoy escuchando es solo que —hizo una pequeña pausa y suspiró- sabes, tengo una hermanita de 16, ella dice que te ha visto en presentaciones de tu hermano y adora como luces. Le gustaría conocerte.
Aww ¿Hablas en serio?
Si —dijo riendo- se que suena ridículo pero...
Oh no, ¿Qué dices? , es muy dulce me gustaría conocerla.
¿Si?
Sip —dije remarcando la "p" y ambos reímos-
Tendremos una cena para familiares y amigos esta noche, se que puede sonar apresurado pero si quieres venir estás invitada.
Eso suena genial, claro sí, iré.
Alli se pondrá contenta de verte. ¿Te parece si hablamos luego? Tengo que seguir grabando.
Claro, suerte nos vemos esta noche.
Bien, adiós _________.
Ciao Cody.
Ambos reímos nuevamente y corté la llamada. Me pareció muy tierno que su hermanita quisiera conocerme, me gustaba mucho todo lo relacionado con la moda, aunque odio los tacones punta de aguja, todo lo demás me encanta. Trato de destacarme en las presentaciones de Jay por mi forma de vestir y elegir atuendos, había considerado asistir a una universidad de diseño cuando terminara la secundaría en un año.
Volví adentro y cuando pasaba por el sillón vi que Martin se movía algo inquieto, como si tuviera pesadillas. Se que no hay que despertarlos cuando están así...no esperen, eso es para los sonámbulos. Comencé a sacudirlo suavemente hasta que abrió sus ojos, había una fina capa de sudor en su frente.
¿Pesadillas?
Ya me conoces —dijo con su voz ronca e intento abrazarme pero yo me corrí- oye...
¡Estás sudando! No seas puerco —dije entre risas. Intenté levantarme pero me tomó rápido de la cintura e hizo que me acostara quedando yo debajo de él. Verlo reírse con su carita de nenito recién despierto me dio ternura hasta que una gota de su sudor cayó justo en mi mejilla y me sobresalté- ¡Martin! Oh por Dios, sálte.
No seas malita, es sudor de amor.
Es sudor de sudor, no inventes tonterías. Ya ya quítate que me dio asquito —le hice puchero y él se acercó dandole un pequeño besito-
Tú me haces bien (you got me good) _________.
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Porque cuando el amor no muere, mata {Martin Garrix & tú}
أدب الهواة________ Heiblom es una joven holandesa de 17 años que vive junto a su hermano Jobke, más bien conocido como Jay Hardway, en Los Angeles. Este verano se verá lleno de risas, llantos, alegrías, penas, tragedias y milagros junto a una persona muy esp...