Capitulo trece: Like a princess.

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Maratón 2/3

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Después de unas horas y cuando él ya estuvo bien decidí regresar a casa, aunque sabía que allí me esperaba Jay, no podía huir siempre y además debía ver que ponerme para la cena de esta noche.

Llegué a casa y pagué el taxi. Me urge dar el exámen de conducción, ya estaba harta de los altos costos de los taxistas.

Entré y me traumé al ver la escena que se estaba armando en el sillón.

¡Pía y Jay estaban a punto de hacerlo! ¿Saben lo traumante que fue eso?

El grito de mi mejor amiga al verme me hizo darme cuenta de lo que sucedía y corrí arriba.

¡Yo no vi nada! —grité y cerré mi puerta rápidamente- Oh por Dios.

No era lo que me esperaba realmente al llegar. Oí la carcajada de Jay, sabía que me habia producido asco ver eso y él se burlaba. Me vengaré Jay.

Cerré con llave mi habitación y me metí a urgar en mi closet. Tanta ropa y aún así no tengo que ponerme. Típico dilema de mujer.

Después de unos 15 minutos probándome atuendos me decidí por un vestido al cuerpo blanco que tenía aberturas atrás cubiertas por una tela como de red de un blanco más claro. Unos tacones de plataforma azules y una chaqueta de cuero.

Recibí al rato un mensaje de Cody:

Hola _______, le conté a mi hermanita que vendrías y se puso como loca. Me está obligando a comprar ropa con ella, te odio por esto. Un coche pasará por ti a las 9 p.m. Te veré luego.

Me halagaba mucho que Alli quisiera conocerme. Me daba ánimos a seguir la carrera de diseño y tal vez en un futuro considerar el anotarme en Pearsons la nueva escuela de diseño en Nueva York.

Miré la hora y apenas eran las 4 así que tomé mi laptop y me eché en la cama. En Facebook tenía un grupo de amigas de la infancia a parte de Pía que vivían en Ámsterdam. Realmente había días en los que extrañaba estar con ellas y en casa pero luego recordaba todas las malas pasadas que viví allí, en el colegio especialmente y amaba cada vez más vivir en Los Ángeles.

Hicimos una vídeo-llamada para contarnos todo, entre ese grupo estaban Sophie, Ariadna, Paiper y Yovanna. Por ellas daba la vida, así como Pía siempre están cuando las necesito a pesar de la distancia.

Sentí un poco de hambre y me preocupaba el hecho de que debía bajar, no quería encontrarme con otra escena perturbadora.

Me armé de coraje y bajé pero por suerte no había "escenas raras". Fuí hasta la cocina y me encontré con Pía y Jay riéndose y comiendo uvas.

¿Calmaron ya sus ansias?

Ow _________ lo siento tanto —dijo mi mejor amiga apenada y me abrazó-

¡Quítate! Ya tienes del gérmen de Jay.

Ambas rompímos en risa mientras Jay hacia gestos.

No fue gracioso.

Claro que sí —dije arrebatándole su uva-

¿Vemos unas películas esta noche?

No puedo —hice una pequeña pausa para tragar la uva y continué- la hermanita de Cody quiere conocerme así que estoy invitada a una cena en su casa.

¿Irás a ver a Cody? Uy uy —hizo un movimiento con sus cejas que me causó mucha gracia-

¿Cody Simpson? ¿No es el chico con el que se junta Martin? —preguntó Jay-

Se juntaba —corrigió Pía- fue él quien se comió el puñetazo de Martin.

¿Él fue? —dijo sorprendido mi hermano y yo simplemente asentí-

Pero él se arrepentió y Cody dijo que no hay rencores.

Ese chico me cae bien, ¿Pero por qué le pegó?

__________.

Rápidamente le pellizqué a Pía y ella dio un saltito en el lugar.

_________...debe saber —continuó Pía tratando de disimular- ¿No?

Ni idea —hice un gesto con mis hombros y tome otra uva- ¿Está bien si voy?

Claro no hay problema, pero cualquier cosa me llamas ¿Sí?

Sip.

Sonreí besando la mejilla de Jay y subí. Miré la hora y se había pasado muy rápido así que me metí al baño y preparé la tina con un baño de sales.

Me quité la ropa, me senté y allí me quedé por alrededor unos veinticinco o treinta minutos.

Me sentía super relajada cuando salí, envolví una toalla en mi cabello y comencé a vestirme.

Pía me ayudo con el peinado que consistía en mi cabello suelto y a medio recoger con dos trenzas pequeñas y onditas al final y un maquillaje super liviano casi nada extravagante.

Umh enana, te enviaron algo.

Jay entró a la habitación mientras Pía le daba los últimos retoques a mi maquillaje. Ambas nos quedamos sorprendidas al ver el enorme ramo de rosas rojas y blancas.

¿Un admirador secreto?

Me levanté y observé el ramo. Era bellísimo, tome la carta que estaba ahí y Pía me pidió que la leyera en voz alta.

Ni siquiera estas rosas se comparan con tu belleza. Gracias por todo lo que haz hecho por mí, y aunque no quieras admitir que entre tu y yo hay algo más que una simple amistad no dejaré de luchar hasta oírte decir que me quieres. El día que la última rosa muera será cuando me de por vencido.

-Martin

No pude evitar que mis ojos lagrimearan. Era la primera vez que un chico me regalaba flores, mejor dicho que me regalaban flores. Cuando noté la forma en que me miraban sequé las lágrimas y sonreí como si nada.

Que lindas —dije colocando la carta nuevamente entre las rosas- ¿Qué hora es? 

8:48 —dijo Pía revisando su reloj- ¿Lo llamarás a Martin?

Si luego lo haré.

En ese instante oí una bocina y me asomé por la ventana. Me quedé muy asombrada al ver la limosina esperando frente a casa.

Bajé seguida de Jay y Pía y al abrir la puerta un hombre de gran edad estába allí parado.

¿Señorita _________ Heiblom?

Soy yo.

Soy Louise, el joven Simpson me pidió llevarla así que seré su chofer esta noche.

Pía ahogó una carcajada y rápidamente supe que era por la forma de hablar del hombre. Hablaba pausadamente, su tono era muy sereno y se le notaba un fino acento Inglés. Mordí mi labio para no reír y me volteé despidiendome de ellos.

Recuerda, cualquier cosa me avisas.

Si.

Rodeé los ojos y salí cerrando la puerta. Louise me abrió amablemente la puerta de la limosina y me ayudó a entrar. Me quedé fascinada con lo bello que era, estaba mejor decorada que mi habitación. De fondo había una linda musica y las luces de Neón me encantaban.

Me sentía toda una celebrity, como una princesa.

Porque cuando el amor no muere, mata {Martin Garrix & tú}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora